Capítulo 6 - ¿De verdad eres tú?

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Terminamos las dos primeras clases y mientras yo he estado tomando apuntes, Armin ha estado jugando con la consola en secreto.

-Su-chan- me dice Armin dándome un golpecito en la punta de la nariz. 

-Dime, Armin-kun.- le sonrío, siguiendole el juego.

-Mejor llámame Armin-senpai, siempre he soñado con que me llamen así.-

-Eso debería hacerlo tu novia.- digo, recogiendo los libros.

-No tengo, a no ser que tú quieras serlo.- lo último lo susurra, y aún sabiendo que es broma, siento mis mejillas sonrojarse, pero río para disimularlo.- Te iba a invitar a almorzar conmigo. Suelo hacerlo en la azotea, donde nadie suele ir.- me dice, con su habitual sonrisa.

-Lo siento, pero Su va a venir con nosotros.- Kentin responde por mí, arrastrándome con él antes de poder responder a Armin. Él solo se me queda mirando, sonriente como siempre, pero en sus ojos puedo descifrar tristeza. 

-¡Kentin!- me suelto de su agarre y lo miro enfadada. 

-¿Qué? He conseguido que te libres de él, de nada.- me dice, cruzándose de brazos. Yo lo observo sin poder creerme lo que acaba de decir. De repente Debrah se entromete y me agarra del brazo:

-Kentin tiene razón. Mira, si quieres tener buena reputación aquí, deberías empezar dejando de hablar con marginados como Armin. Así que vamos a almorzar juntos.- me lanza una sonrisa de oreja a oreja y me arrastra con ellos a fuera.

Yo me quedo en silencio, sin poder creerme lo que me acaban de decir. Pensaba que Kentin solo había cambiando físicamente, pero me equivocaba. Se ha vuelto igual que ellos, que los chicos que lo molestaban. O igual son imaginaciones mías; no debo sacar conclusiones precipitadas solo por una frase. Su, relajate. 

Nos acercamos los tres a un grupo de gente y Debrah me presenta.

-Chicos, esta es Sucrette, la chica nueva y prima de Kentin.- después me mira a mí.- Su, está de aquí es Iris.- la mencionada me sonríe y saluda amigablemente con la mano.

-Sí, estamos en la misma clase. ¡Encantada!- me dice con una voz aguda y cantarina.  

-Igualmente.- fuerzo una sonrisa.  

-Esta es Melody, la delegada de clase.- ella me sonríe timidamente y yo hago lo mismo.

-Y este es Nathaniel, el delegado del instituto.- giro la cabeza sorprendida y veo al delegado con el que había sido tan maleducada antes. Él aparta la mirada molesto y yo sonrío ligeramente. 

-¿Os conocéis?- pregunta Kentin, extrañado. 

-Más o menos.- soltamos los dos en unísono. Nos miramos sorprendidos y después nos fulminamos con la mirada. 

-Ya veo...- dice Debrah, y se sienta junto a todos, acompañada por Kentin. 

-Yo voy al baño.- me excuso y salgo de allí, incómoda. Esos chicos parecen majos, hasta el delegado. Pero siempre he sido solitaria y estar demasiado rato rodeada de gente me agobia. 

Doy vueltas por el patio, buscando los servicios, hasta que diviso un pequeño edificio, escondido entre la maleza. Miro a mi alrededor, y no veo a nadie cerca, así que decido entrar.

Veo que el edificio es bastante viejo y esta lleno de enredaderas y musgo. A la izquierda hay seis duchas de las que ya no sale agua y a la derecha una zona con bancos y taquillas. Sí, esto parece un vestuario.  

Me siento en uno de los gastados asientos y apoyo mi cabeza sobre mis manos. Aún tengo que acostumbrarme a este gran cambio: nuevo barrio, nueva casa, nuevo instituto, nuevos amigos... nuevos chicos. Aunque todavía no me siento preparada para afrontar una relación. No teniendo en cuenta como acabó la última que tuve...

Cierro los ojos con fuerza, intentando alejar esos recuerdos de mi mente. 

Me levanto para irme, cuando de repente una mano tapa mi boca con fuerza, impidiéndome gritar. Siento el cuerpo de un hombre apegarse al mío, y una voz me susurra en el oído:

-Hola, ¿te acuerdas de mí?-

Corazón de melón: Detrás del videojuego [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora