El olor a tabaco en la ropa y las ojeras delatan el insomnio,
si me veo obligado a decir el porqué, pronunciaría tu nombre,
la curva de tu espalda y todas las palabras que has soltado por la boca,
la boca más capaz de atrapar a alguien sólo riendo,
y que estoy harto de decirte que me has roto,
y que en menos de tres segundos volvería a abrazarte,
porque no existe último abrazo si se trata de tu piel.
No pienses que me he vuelto loco con esta tortura,
porque en el momento en el que tus piernas desnudas atravesaron mi puerta ya me hicieron enloquecer,
y no hay marcha atrás,
porque cala más tu mirada que cualquier otra cosa.
Cuando pronunciaste mi nombre, tragué todo el dolor que llevaba guardando en la garganta,
que me ahogaba,
y no sé,
ahora me duele el corazón,
pero apareces de nuevo y me siento tan en calma,
que prefiero millones de veces la tormenta que traes contigo, que el tormento a estar sin ti,
porque los truenos no suenan cuándo te beso,
sólo latidos que marcan cada segundo que pasa para morir en tus brazos,
y no existe forma más bonita, que morir con tu boca suspirando en mi cuello.
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Costumbres de personas vacías. [En edición...]
Poetry;Y los ojos tristes Como el alma Corazón roto Destrozado Ya no queda nada. Nada de nada.