Capítulo 10 | Los ebrios no mienten.

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Nos despertamos a los tres de la tarde, porque mis papás querían que comamos algo. Tomo un baño y me visto con un pantalón de mezclilla, una camisa verde agua con los hombros descubiertos y unos zapatos altos.

—Te ves hermosa —se levanta de mi cama y camina hacia a mi.

—Lo sé —río—. Tú estás muy guapo hoy. Bueno, en realidad, tú eres guapo.

Se inclina hacia mí, besándome.

Almorzamos, si a ésta hora, pero moríamos de hambre. Alguien toca el timbre y Clara abre la puerta.

—Hola chicos —nos saluda Debbie.

—Hola Deb, ¿qué te trae por aquí?

—Sólo quería hablar contigo sobre algo —mira a Jason. En sus miradas parece haber complicidad, como si él también supiera de qué se trata lo que ella quiere decirme.

Nos sentamos en el sofá, Jason se va al despacho junto a mis padres.

—¿Qué sucede?

—Es sobre Grace, estoy preocupada por ella.

—¿Le pasó algo?

—No es eso. En estos últimos días ha estado muy extraña, se la pasa con Nathan y se olvida de nosotras. Ayer fui a hablar con ella y descubrí por qué ha estado comportándose así.

—Al grano, Debbie.

—¿Estás preparada?

—Si.

—¿Enserio?

—¡Sí!

—A Grace le gusta Jason —abro mis ojos hasta donde puedo al procesar la información.

—Estás bromeando, Grace está muerta por Nathan. Ha estado tras él desde hace años.

—Lo sé, por eso me costó creerlo, pero ella misma me lo confirmó hace unos días, cuando estaba ebria. Tú sabes que los ebrios no mienten.

—Si, pero...

—Y aquí tengo la prueba —sacude su teléfono en su mano frente a mi.

Grace, ¿qué estás diciendo? —pregunta Debbie en la grabación.

Amo a Jason, me encanta ese chico —se escucha su risa.

A tí te gustaba Nathan, hasta babeabas por él.

Nathan me gustaba, pero ahora el que me hace babear es Jason.

Él está con Shaleen, nuestra mejor amiga. ¿Dónde quedaron tus códigos?

En la mirada de Jason —ríe nuevamente y termina la grabación.

—¡Maldita perra! —exclamo.

—Tranquila, yo estaba igual cuando la escuché decir eso. Grace no tiene respeto alguno, después de todo lo que has hecho por ella.

Cruzo mis brazos, y proceso toda la información. ¿Cómo diablos le puede gustar Jason? La ayudé durante años a conquistar a Nathan, incluso salí con un amigo de él para que podamos salir los cuatro en una cita doble.
La conozco desde hace más de doce años y nunca sucedió algo así.

—¿Luego vamos al centro comercial? —pregunta. Jason aparece en la sala.

—¿Grace irá?

—Si.

—Entonces allí estaré —sonrío maliciosamente.

. . .

Subimos a mi auto y partimos hacia el centro comercial. Veo por el rabillo de mi ojo a mi novio, está con su teléfono, viendo la foto de una chica.

Sólo Una Apuesta © (PE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora