Sólo Una Apuesta © (PE #1)

Capítulo 07 | No será problema.

Capítulo 7: No será problema.

—Shaleen —me susurra al oído y siento unas manos sacudiendo mi cuerpo—. Despierta.

—¿Qué sucede? —pregunto algo desorbitada.

—Te quedaste dormida y las clases terminaron —miro a mi alrededor y no hay nadie en el salón.

—¿Y Jason?

—Se fue con sus amigos hace unos minutos. ¿Quieres que te lleve a casa?

—Si, por favor.

Salimos de la escuela y me lleva hasta mi casa, antes de bajar, nos quedamos en el auto unos minutos.

—Gracias por traerme.

—Por nada —dice—. Quería preguntarte algo...

—¿Qué quieres saber? —tarda unos segundos antes de hablar.

—¿Por qué eres novia de Jason?

—No lo sé, creo que porque nos gustamos —desvío la mirada, evitando mirarlo a los ojos y que no sepa que le estoy mintiendo.

—¿Qué son esas marcas en tu brazo y cuello? ¿Jason te golpea?
—llevo mi mano hasta mi cuello y recuerdo el chupetón que me dejó ayer.

—No, claro que no —respondo sin más—. Sólo es que en la mañana me caí de las escaleras y creo que me quedó una marca.

Desvío la mirada nuevamente y veo a Jason cruzado de brazos junto a la entrada.

—Nos vemos mañana, adiós —bajo del auto y cierro la puerta, camino hacia mi novio y cuando estoy a punto de abrir la puerta de mi casa, Jason me toma de la muñera y me hace caminar hasta quedar contra la pared.

—Jason, me lastimas —aplica una fuerza mayor y suelto un quejido.

—¡Cállate!

—¿Qué te sucede? En la mañana estábamos bien.

—¡¿Qué demonios hacías con ese nerd en su auto?! —me grita.

—Nada, sólo que cierta persona que dice ser mi novio me dejó sola en el salón y ese "nerd" me despertó y se ofreció a traerme.

—Pudiste haber caminado —río histéricamente.

—¿Sabes? Vivo como a treinta cuadras de la escuela y llevo tacones, a ninguna chica se le ocurriría caminar tanto con tacones.

—Para la próxima caminarás y punto.

—No, para la próxima tú me traerás, ¿o quieres que hable con Bradley? —repito sus palabras.

—Bradley es mi amigo y hará lo que yo diga. En cambio a ti... —presiona mis mejillas con sus dedos—. Harás lo que yo diga o tú vida terminará en un par de segundos.

—¿Puedes soltarme? Me estás lastimando y no quiero tener más moretones.

—¡Yo hago lo que quiera!