Capítulo 15 | Confirmar que no siento absolutamente nada.

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Capítulo 15 (Editado).

—Querida, que extraño no verte tan elegante como siempre —me observa algo desconforme. Sonrío para mis adentros, esperando que Jason opine lo mismo.

—¿Qué dices, mamá? Shaleen así demuestra que aún al natural es la mujer más hermosa de este mundo.

Bien. Debo pensar un plan b.

—¿Cómo estás, Shaleen? —Solenne me abraza—. Tengo algo que contarte sobre Jason —susurra cerca de mi oído.

Comenzamos a cenar. Todos hablan animadamente, excepto Jason y yo. Mis papás y los de Jason hablan de temas empresariales, mientras que mi hermano y Solenne aprovechan para besarse. Daniel juega con el cabello de su novia y ella golpea mi pierna debajo de la mesa. Ahogo un grito cuando comienzo a sentir un fuerte dolor en mi pierna. Creo que no midió la intensidad de su golpe. Me susurra un «lo siento».

¿Qué será lo que tiene que contarme?

* * *

Paso toda la noche mirando el techo y pensando en qué será lo que mi cuñada tiene que decirme. Anoche no pudo contarme nada, Jason no se despegaba de mi ni por un segundo.

Su mano acaricia mi muslo, mientras que con la otra presiona mi trasero contra su masculinidad.

—Buenos días —su voz ligeramente ronce cerca de mi hace que me estremezca.

Me levanto para entrar al baño, coge mi mano y me guía hasta hacerme sentar sobre él. Trazado círculos sobre mi espalda, recorriendo un camino hasta llegar a mi sostén. Lo desabrocha sin mucha complejidad.

—¿Alguna vez te dije lo sexy que te ves en ropa interior? —besa mis las comisuras de mis labios.

—Si, creo.

Besarlo me ayudó a confirmar que ya no siento absolutamente nada por él, más que odio. Cada toque y caricia me hace repudiarlo aún más, y ni siquiera puedo apartarlo porque temo lo que pueda pasarme.

* * *

Ambos subimos a mi auto y cuando espero a que lo ponga en marcha, se voltea hacia mi dispuesto a hablar:

—Podríamos intentar llevarnos mejor.

—Ya lo intentamos una vez y ya sabemos lo que ocurrió —lo miro de soslayo y se me forma un nudo en el estómago cuando algunos recuerdos borrosos pasan por mi mente.

Pasamos por la casa de Grace, tocamos el timbre y su mamá nos abre la puerta.

—Señora Adams —la saludo y nos abre paso para entrar a la casa.

—Shaleen, tiempo sin verte —besa mi mejilla. Se mirada se dirige a Jason, quien está observando la decoración de la sala—. ¿Este muchacho es tú novio?

—Así es señora, soy su novio —dirige su mirada hacia mi y yo tengo que desviarla incómoda—. Soy Jason Scott, mucho gusto.

—¿Grace ya se ha despertado? —cambio de tema.

—Si, bajará en un momento o bien puedes subir a verla —con un asentimiento de cabeza asciendo por las escaleras.

—Voy a matarla, llegaremos tarde —murmuro para mi misma.

Golpeo la puerta de su habitación con mis nudillos, y como no obtengo respuesta, la abro, arrepintiéndome al instante.

Ella está en su cama a horcajadas sobre un chico que desde este lugar no puedo ver su identidad.

—¡Grace! —grito molesta por el panorama. Al percatarse de mi presencia, baja de su regazo y se cubre con sus manos intentando que no vea su cuerpo desnudo—. ¿Para esto hiciste que pase por tí?

—Lo siento, fue una reconciliación sin ser planeada —le lanza un beso a Nathan y este le guiña un ojo en respuesta.

—Entonces, si ya se reconciliaron que te lleve él —giro sobre mis talones y camino hacia la puerta.

—¿Podrías llevarnos a ambos? —formula su mejor cara de perrito abandonado.

—No soy taxista, y no estoy para hacer favores luego de lo que acabo de ver.

—Nada te cuesta —resoplo y apoyo una mano en mi cintura, tratando de mantener a raya las ganas que tengo de mandarla al diablo.

—De acuerdo, pero en cinco minutos los quiero vestidos abajo, si no están listos me iré —salgo de la habitación y camino hacia donde está Jason.

La señora Adams está leyendo una revista sentada en el sofá.

—¿Le sucedió algo? —pregunta preocupada. «Si usted supiera».

—«Reconciliación sin ser planeada con Nathan» —imito las palabras de Grace.

Me despido de Louisa y salgo de la casa, con Jason detrás.

Subo a mi coche y cierro la puerta para cruzar mis brazos.

—No tenías que ponerte así —sube al auto.

—Por supuesto que tengo todo el derecho de ponerme así, Jason, algunas veces me desespera su inmadurez.

—Tu no eres muy madura que digamos —se encoje de hombros.

—¿Ahora la defenderás? —recuerdo las palabras de Debbie—. Claro, claro que la defenderás, todos sabemos que está tras tus huesitos desde hace mucho tiempo, y no me sorprendería que fuera ella con la que te acostaste el día de la fiesta —jala de mi blusa y levanta su mano, sin embargo no llega a golpearme, pues sentimos las puertas del coche abrirse.

Vuelve a su lugar y suspiro. Debo aprender a controlar mis impulsos o algún día podría ponerse feo.

—Grace, estás horrible, mira tú cabello —intento bromear pero me tiembla la voz.

—Estaba ocupada —le sonríe a Nathan y ambos se besan—. Además, tú no me diste tiempo ni de respirar.

Jason pone el auto en marcha. Veo mi blusa que está algo fuera de lugar y la acomodo.

Mi mejor amiga continúa besándose y toqueteandose como si este fuera un motel.

Sólo Una Apuesta © (PE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora