12. ¿Error?

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—Toma mi mano nena —Dijo Jason estirando su mano.

¿Está mal decir que siento una gran atracción hacia Jason? Siento que al ver sus divinos ojos azules me invita a seguirle y ¡Vaya! No me sentía así hace bastante tiempo. Creo que ni siquiera con mi ex sentí esa desesperación por querer verlo cada cinco segundos. Pero con Jason todo es diferente.

El pudo aprovecharse de mí cuando estuve tomada, pero lo único que hizo fue invitarme a bailar. Y no es un baile donde restriegues tu trasero en la zona viril de un hombre. No, me invitó a bailar salsa. Y no solo eso, también me invitó a comer. Súmenle puntos extras por eso.

Tome la mano de Jason con seguridad y él me guió hasta el centro de la pista de baile.

Ese es el problema de todo. "Tomé la mano de Jason con «Seguridad»". Jason me da esa seguridad que tanto necesito.

—¿Te dije lo hermosa que te ves el día de hoy?

—¡Felicidades! ¡Esta es centésima vez que me lo dices! -Le sonreí y el rió

—Nunca está de más decirte que opacas a cualquier chica —Dijo sonriéndome con ¿Ternura?

¡Dios! ¡Me encanta! Sinceramente me encanta más de lo que había planeado y lo peor de todo es que siento que lo estoy usando para estar en la academia de un maldito familiar suyo. Me siento la persona más traidora y más hipócrita que existe. Necesito un psiquiatra.

* * *

Quisiera decir que desperté gracias a los pajaritos o a la resplandeciente luz que atraviesa la ventana de... ¡Mierda! ¡Está no es mi habitación! ... Pero la conozco.. ¡Joder estoy en la maldita habitación del maldito capitán de fútbol! Bueno... Prosigo, no desperté gracias a los típicos clichés de libros, no, desperté porque sentí la jodida pierna de un orangután apoyarse en mis piernas.

Me intente mover pero estaba paralizada y para peor con una maldita resaca, definitivamente debería dejar de tomar alcohol. Me senté en la cama para poder retirar la pierna del rinoceronte que estaba encima, y para aclarar, el rinoceronte-orangután es, ni nada más ni nada menos, que Jason Cooper. Puse mis manos en su pierna pero ¡dios! Debería hacer más pesas para sacar músculos y poder mover la pierna.

No me quedo otra opción que hacerle cosquillas para que se moviera.

—¡Joder! ¡Aubrey basta! —Dijo el durmiente, pero ¿quién es la jodida Aubrey?

¡Auch! ¿Sintieron ese crack de mi pequeño y dulce corazón?

—Jason, muévete —Dije seca

—¿Rach? —Pregunto el bastardo liberando mis pequeñas piernas. Y abriendo sus divinos ojos azules.

—Si, idiota. Tengo tres preguntas —El asintió animándome a continuar —La primera, ¿Me puedes explicar porque estoy aquí?

—Ayer tu hermana me dijo que te quedaras aquí, porque no sabías dónde habías dejado la llave de tu departamento —Dijo levantándose de la cama y... ¡Oh por dios! ¡Estaba sin camiseta! Dios podría lamer cada uno de esos cuadritos de chocolate, o podría untarle chocolate y así lamerlo uno por uno.

—¿Estás fantaseando con esta belleza? —Dijo señalando su abdomen

—No, como crees —Dije irónica —Bien, segunda pregunta ¿Porque dormí contigo si hay más habitaciones en este departamento?

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