5. ¿Son hermanos?

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—¿Que salida? –Dijo una voz

Mire en las puertas de la sala y una señora, la directora, estaba apoyada en el marco de la puerta.

—Es que... —Dijo Jason pasando las manos por su cabello, símbolo de que está nervioso. —Saldré con Rachel.

—¡Eso es estupendo! —Dijo la señora aplaudiendo —Vi tu baile Rachel, fue magnifico, me sorprendiste. —Decía la directora.

—Gracias, creo que ya es tarde —Dije tomando mi bolso que se encontraba en la esquina al lado del computador.

—¿Me puedes llevar a mi departamento? —Me preguntó Jason

—Bueno, los dejo chicos —Dijo la señora con una sonrisa y se fue por la misma puerta en la que estaba apoyada.

—Pensé que vivías con tu madre —Le dije saliendo también por la puerta

—¡Nah! Solo voy a almorzar con ella, ya que... —Se volvió a pasar la mano por su cabello —No se cocinar

¡Oh!

—Algún día te enseñare —Le sonreí y le hicimos una seña de despedida a Jessica, la recepcionista.

—Tomaré tu palabra —Me devolvió la sonrisa

Apreté el botón del control del auto y subimos en él. Solo que el piloto ahora era Jason, no yo.

Jason encendió el auto y empezamos a andar por calles similares por donde yo vivía.

Conecte mi celular a la radio del auto, para que sonara la música. Jason igual tarareaba las canciones mientras yo las cantaba a todo pulmón.

—¿Has almorzado? —Me preguntó

En lugar de responder con palabras, mi estomago gruñó sonoramente haciendo que Jason suelte una estruendosa carcajada.

—Bien... ¿Spaghetti? –Me preguntó —Es lo único que sé hacer -Se sonrojo

¡Se sonrojó! Me hubiera gustado sacarle una foto y ponerla en un marco. Pero... Para el gato obviamente... ¡Mierda! ¡No tengo gato! Bueno... Conseguiré un gato y le daré el marco.

—Creo que hoy cocinare yo entonces —Sonreí —No soy fanática de los tallarines –Baje el tono de mi voz

—¡Oh vamos! A todos les gustan los spaghetti —Lo fulmine con la mirada —Creo que ya lo entendí, eres del porcentaje menor en gustos de la comida —Lo volví a fulminar con la mirada —¡Pero si es cierto! No te gusta el café con café, tampoco te gustan los tallarines ¡Por dios! —Exclamo haciéndome sacar una risa. —Ahora dime que no te gustan las papas fritas —Exclamo tan fuerte haciendo que me tape los oídos con mis manos.

—Si me gustan las papas fritas pero no en abundancia. —Le dije —Como yo cocinare iremos a mi departamento.

—Eso suena comprometedor —Le golpee el hombro —Yo por mi, viviría en una casa llena de papas fritas.

—Y creo que morirías por un alto colesterol —Di mi dirección al gps del auto para que nos llevara al departamento.

—Moriré feliz entonces, tendrás que decirle a nuestros hijos que fui un gran padre —Le volví a golpear el hombro —¡Auch!

—Ni siquiera estamos juntos -Reí

—Eso se puede arreglar, ¿Quieres ser mi novia? —Lo mire seria tratando de notar un rastro de burla en su mirada, pero nada —Era una broma Rachel —Y... Le volví a dar otro golpe

Creo que terminará morado esa parte del brazo.

—Bien llegamos —Me dijo. —Vivo en los departamentos del frente —Apunto donde había otro edificio frente al mío.

Popular Al AtaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora