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  — ¡Jeonghan! Santos cielos ¿¡Qué te sucedió!?

La señora Hong, ya mucho mayor desde la primera vez que conoció a Jeonghan, se preocupó y asustó por la apariencia desaliñada del muchacho. Lo hizo pasar y lo ayudó a sentarse, pero Jeonghan parecía alterado, con un rastro de lágrimas en las mejillas.

— Jeonghan, tranquilo...

— Señora Hong, por favor, dígame dónde está Jisoo.

La mujer se tensó, apretando los labios mientras acariciaba el cabello del muchacho. Murmuró un "iré a traerte hielo" antes de desaparecer por la cocina. Jeonghan no tuvo más remedio que observar el lugar, tomando aire y controlarse para no volver a llorar. Agradeció en silencio a la madre de su mejor amigo, o ex mejor amigo, y tomó los hielos para colocarlo donde más le dolía.

— Por favor, señora... Necesito encontrar a Jisoo...

— Jeonghan... Será mejor que dejes a Jisoo. Me encantaría poder decirte dónde está, pero él estaba destruído. Llegó aquí llorando, diciendo lo mucho que lamentaba no poder asistir a tu boda, lo mucho que le dolía dejarte... Esto es lo mejor para él. Sé que nada de esto fue tu intención, cielo, pero no puedo soportar ver a mi hijo en ese estado. Espero sepas comprenderme.

— Señora Hong... — habló Jeonghan, rompiendo en llanto, arrodillándose frente a ella e inclinándose— ¡Se lo imploro! Dígame dónde está... Yo... Yo lo amo. Siempre lo amé, pero... me negué a creerlo. Él era mi mejor amigo, nuestra relación siempre fue de mejores amigos, hermanos, creí que él era... heterosexual. Por eso he rechazado la idea a que yo pudiera gustarle... Por favor, por favor, se lo ruego... Me estoy muriendo, estoy cargando con mi propia cruz por haberle hecho tanto daño. Pero no tenía idea. Lo lamento tanto... Estoy tan arrepentido.

Jeonghan sollozaba y hablaba de forma ahogada, no podía más con su propio dolor ¿Cómo es que Jisoo lo aguantó tanto tiempo? ¿Así de mucho estaba enamorado? ¿Cómo pudo fallarle de esa forma? No, no, jamás se lo perdonaría.

— Jeonghan... — Esta vez quien lloraba era la mujer. Lo hizo ponerse de pie y lo abrazó con fuerza, llorando más que él incluso, pero incluso entre llantos, pudo hablar—. Te llevaré con Jisoo...

. . .

Aunque estuvo agradecido con la mujer por llevarlo con el menor, sintió que el alma lo abandonaba ¿Hasta qué punto hizo llegar a Jisoo? Lentamente se dejó caer en la silla, oyendo el pitido de la máquina, marcando las pulsaciones lentas del invidente; estaba temblando.

— ¿C-cómo...?

— No soportaba esto, Jeonghan... No sé de dónde los sacó, pero cuando lo encontré, estaba en el suelo rodeado de tantas píldoras.

Jeonghan se quedó sin voz, sintiendo las lágrimas volviendo a caer.

— ¿Puedo estar un momento con él... a solas?

La mujer asintió y salió, dejando solo al pelilargo. Jeonghan, tomó la mano de su amigo y comenzó a llorar desconsolado ¿Por qué tuvo que terminar todo así? ¿Por qué no se dio cuenta antes? Cada cosa que le contaba a Jisoo de sus salidas con chicos, sus dolores, sus "enamoramientos", todo... lo llevó a intentar suicidarse. Él casi asesina a Jisoo. Negó con la cabeza, besando su mano una y otra vez, pidiendo perdón mientras más lloraba.

— Lo lamento tanto, por favor... Por favor, recupérate y dame una oportunidad... Te lo daré todo, seré sincero contigo, te comprenderé, te compensaré pero por favor... Despierta — sollozó.

El dolor que sentía en su cuerpo no se comparaba con el que sentía en el alma, pero como si el mundo quisiera realmente que las cosas estuvieran del lado de ambos, sintió una presión sobre sus manos. Al alzar el rostro pudo ver como Jisoo hacía una mueca y se removía.

— ¡Jisoo! Gracias, gracias, no puedo creerlo — lloró, levantándose para llenarle de besos el rostro.

— ¿J-Jeonghan...? — tartamudeó el americano, apartándolo de forma débil—. Te pedí que...

— No, no te voy a dejar. No, Jisoo... No cometeré ese error de nuevo. Fui un idiota, yo.. yo lo lamento tanto. Creí que nunca te gustaría, por eso me bloqueé, yo... Yo te amo.

Jisoo intentaba procesar todo, pero no era sencillo. Acababa de despertar, sentía ganas terribles ganas de vomitar, pero la voz de Jeonghan lo distraía un poco aunque no comprendiera qué hablara. Intentó sentarse, pero el mareo fue inevitable.

— Te llamaré un médico... — Dijo Jeonghan al no recibir respuesta, sabiendo que tal vez se apresuró demasiado.

. . .

Jeonghan sonreía ampliamente, mordiéndose el labio inferior mientras cargaba a un pequeño entre sus brazos. La cirugía había sido un éxito, habían pasado los días que debían pasar y ya era hora de ver los resultados. Observaba a su esposo sentado en la silla mientras el doctor le sacaba la venda de los ojos de forma lenta, el muchacho hizo amago de apartarse cuando cada vez faltaba menos cinta que retirar.

— Tranquilo... Sé que quemará al inicio. Pero pasará — lo tranquilizó el médico, retirando lo que faltaba para así esperar con una diminuta sonrisa a que su paciente hiciera el resto.

Jisoo hizo una mueca que logró hacer reír al pequeño MíngHào, lentamente abriendo los ojos. La luz era tal que no distinguía nada, veía todo borroso, primero siluetas tapadas por luces que poco a poco fueron lúcidas. Observó un rostro sonriente, bañado por pequeñas lágrimas, cabello largo y rubio, un rostro angelical, y junto a él, un pequeño niño con una expresión divertida. Se puso de pie y caminó hacia ellos como si fuera un bebé dando sus primeros pasos, extendió su mano y rozó la mejilla de Jeonghan. Lo estaba viendo... ¡Lo estaba viendo!

La emoción pudo más. Los abrazó con fuerza y besó los labios de Jeonghan con amor, luego cargó a su pequeño niño, llenándolo de besos también.

— Muchísimas gracias doctor — agradeció Jeonghan mientras sonreía ampliamente y se secaba las lágrimas, el hombre hizo una pequeña venia con la cabeza, dándole las últimas indicaciones para los cuidados que debía tener Jisoo.

Jeonghan nunca se había dado cuenta que la persona que más lo amaba era aquel muchacho ciego que conoció en la secundaria, siempre fue engañado por sus propios ojos... Las apariencias engañan, pero solo a aquellos que les ponen atención. Jisoo nunca lo vió, solo conocía su voz, pero hasta eso sabía leer. Nunca pudo esconderse de Jisoo, lo conocía más que sus propios padres ¿Podía ser posible? Al parecer sí. Y no solo eso, Jeonghan también aprendió a leerlo, sin fijarse en lo que sus ojos veían. Entonces lo comprendió... Seungcheol, Mingyu y Junhui solo eran elegidos por sus ojos, por sus apariencias, sin embargo, aunque Jisoo era tan atractivo, era su amigo, se enamoró de cómo era. De sus chistes, de sus abrazos, de sus consuelos, de todo Jisoo. Pero por miedo no lo dijo.

Y aunque Jisoo le había pedido dejarlo ir, no lo hizo. Corrió tras él, porque el ser humano es así de débil. No tiene algo y lo desea. Pierde algo, y se da cuenta de cuánto lo apreciaba. Pero Jeonghan no quiso perderlo, corrió hasta él, se aferró y ahora... Ahora por fin estaba casado con su amor de verdad ¿No tenían peleas? Sí, las tenían, pero sabían llevarlas adelante. Discutieron tanto y se arreglaron tantas veces, decidieron adoptar, y, juraban con toda su alma y corazón, que eran los padres más felices del universo.

Jeonghan era feliz, Jisoo lo era ¡MíngHào era feliz! Eran una familia feliz. Luego de tanto sufrimiento, por fin les llegó la recompensa. Ambos volvieron a reconstruír una relación estrecha, ambos poniendo su granito de arena...

Si hay algo que Jisoo y Jeonghan debían decir respecto al amor, es que nunca se acaba, no importa qué tan doloroso sea el camino, tarde o temprano, llegará su merecida felicidad.

— Yoon Jeonghan, te amo.

— Ah-ah... Hong, Hong Jeonghan — se rió el mayor, abrazando a su esposo, besándolo mientras volvía a cargar a MíngHào.

— ¡Helado! — exclamó el niño, haciendo reír a sus padres, quienes besaron su pequeña cabecita. Debían celebrar que todo fue un éxito. Y se referían a todo.

Jisoo nunca había sido tan feliz en su vida, y podía ver, por primera vez, que Jeonghan también lo era.

Siempre te he amado, ciegamente lo he hecho.

Fin.

Blind loveWhere stories live. Discover now