1 día para la fiesta

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Aquel gritó detuvo al mayor.

Ethan se quedó atónito por aquel terrible gritó que el niño había pegado.

Alejo su mano suavemente.

El rostro de Kenny estaba asustado, cansado, parecía estar sudando, y estar al mismo harto de lo que sucedía.

- Kenny... ¿Que sucede con ti-...- el mayor nunca terminó.

Miro a la derecha y ahí estaba. Aquel afilado cuchillo que brillaba con la suave luz tenue de el sol resplandeciente de afuera.

-T-Tu...- dijo Ethan retrocediendo un solo paso.

El niño miro al mayor a los ojos, estaban llenos de pena y miedo. -N-No q-quería... t-te lo juro...- tartamudeo el menor sin saber a donde más mirar.

Ethan funcio el ceño. -Tu... T-Tu de verdad... ¡Ugh!.- el mayor, con sus dos manos, se tomó de la cabeza en forma de desesperación.

El niño se giró para tomar el cuchillo, su intención era esconderlo nuevamente o tirarlo a otro lado, no quería que esa cosa estuviera serca de él, ni de su hermano.

Apenas toco el cuchillo, sintió un fuerte dolor que lo invadió. Ese dolor obligó que su cabeza terminará mirando el suelo y en su mano libre se formará un puño, maldiciendo el terrible dolor.

Ethan piso la mano del menor. Deteniendolo apenas tocando el arma blanca.

-¡N-NI TE ATREVAS!.- gritó el mayor.

El niño se estremeció más, sintió como era que cada vez, más el pié del mayor apretaba.

-E-Ethan! P-Para p-para!.- rogó el niño.

Lo miro a los ojos nuevamente. Llenos de lágrimas, para notar que los del mayor también estaban invadidos por las lágrimas.

El mayor quito su pié. Y se echó para atrás, tunbandose contra el suelo, apoyado en la cama. Escondiendo su rostro entre sus rodillas.

-De verdad... No... No lo puedo creer... Kenny.- fue lo último que dijo.

El menor se sobavba la mano, mientras intentaba no llorar y mantener sus gritos en silencio.

Kenny... afuera...

El menor dudo si obedecer a el oso o no.

Miro a su hermano, miro a Ethan. Y de verdad, estaba arrepentido. El mayor ya estaba siendo más amigable con el niño, y ahora, acababa de cometer un gran locura que mató, todo lo que había logrado.

El niño se puso de pie y se dirigió a la puerta. Para tomar la perilla, abrirla, y salir de la habitación.

Kenny...

Fue lo primero que oyó el pequeño.

El niño no dijo nada, sólo siguió caminando hasta el baño, apenas llegó, cerró la puerta con seguro, y apoyándose en esta se deslizó hasta abajo llegando al suelo.

El oso ya hacía sobre el lavamanos. Mirando al pequeño niño romper en llanto.

Kenny... No... No llores por favor...

-S-Soy un t-tonto... un completo tonto...- dijo con la voz entrecortada.

Un gran pobre idiota...

Cállate...

-Tiene razón... e-eso es lo que soy! ¡Golden!.- gritó el niño.

Kenny, tu no debes hacerle caso a él, él realmente lo que quiere es hundirte. Y no le importaría na-

1983 (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora