Hombre Lobo x Vampiro (Precuela)

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Después de viajar un largo rato, Camerón, se internó en el bosque de un pueblo del que se había enamorado desde la primera vez que lo visitó, en el cual había construido su escondite, hacía tres siglos.

Lo había hecho con el propósito de estar lejos de las disputas y peleas de sus padres, los demás clanes y la pelea de territorios que llevaba efectuándose desde muchos años atrás, justo antes de que él naciera; por supuesto que no era su culpa, pero no quería estar inmiscuido en ello, pues le parecía "poco civilizado" tratar de esta forma un problema de generaciones. Aunque claro está, ninguno de los miembros de su familia le habían escuchado, ya estaba acostumbrado a ello, así que no se preocupaba, prefería mantenerse al margen de todo conflicto y volver a casa cuando las cosas se volvieran más tranquilas. No le gustaba huir, solamente, buscaba su tranquilidad, algo de paz entre las continuas contiendas de siglos.

Desde que entró al bosque, no pudo dejar de sentirse observado ni un instante; una pesada y fría mirada se clavaba en su espalda, atravesando las células de su cuerpo, como si analizara su ADN, como si aquel ser, quisiera asegurarse de algo. Avanzaba entre los troncos de los enormes árboles, con copas espesas, que no permitían el paso de ningún rastro de luz, como si se adueñaran de ella, aunque claro que esta situación no afectaba en nada al vampiro, ya que como está de más mencionar, podía ver perfectamente en la oscuridad, al igual que aquello que lo miraba; prestaba atención a cada paso que daba, a cada olor que desprendía su cuerpo al moverse por el gran bosque.

Llegó un punto en el cual, no pudo más, la curiosidad le mataba, era una extraña sensación la que recorría su cuerpo, como si por un momento quisiera ver a aquella cosa, persona o animal que lo observaba, algo le decía que su mirada debía cruzarse con la ajena. Dio media vuelta, recorriendo la oscuridad el bosque con sus rojizos ojos, examinando el follaje, los arbustos que con sus ramas y hojas, le dificultaban más la tarea de encontrar al extraño ser.

Pudo encontrar al dueño de esa insistente mirada, escondido en la oscuridad se encontraba su cuerpo, perfectamente camuflado por el espesor de la noche, que junto con la gran cantidad de vegetación, no ayudaban con su tarea de encontrar al par de ojos que le observaban, aunque, al final, después de recorrer las tinieblas con la vista contadas veces, pudo dar con aquel par de brillantes y fluorescentes ojos verdes, que brillaban en la obscuridad, atento al vampiro, sin despegar la vista, a pesar de ser fijamente observado por su, al perecer, objetivo.

Cuando sus miradas se cruzaron hubo un largo silencio en el bosque, o al menos eso le pareció al par de seres que permanecían estáticos, mirando las orbes del otro, sintiendo como una sensación extraña recorría sus vertebras, un escalofrío que los dejó sin aliento, al menos por 30 milésimas de segundo que pasaron de lo más lento ante la percepción de ambos.

Por el olor que alcanzaba a distinguir de aquella criatura, certeramente se trataba de algún lobo que habitaba la zona y se había cruzando en su camino por azares del destino. El olor, que debió haberle desagradado desde el primer instante, realmente le pareció tenue y dulce, algo extraño, pues normalmente, aunque no quisiera, su nariz percibía un hedor desagradable, difícil de digerir, pero este era todo lo contrario.

Quedó encantado por aquellos ojos, por aquel olor, por aquella presencia en general, ese ser, ese lobo, era el dueño de su destino, el dueño de lo que pasaría a partir de ese encuentro, el dueño de su vida, el amor que sentiría, sería por ese individuo, era algo inevitable, nadie podía oponerse, el destino estaba sellado, era su destino estar juntos, desaparecer juntos si era necesario.

El vampiro, soltó un leve gruñido, estaba cayendo en las estúpidas historias que le contaba su abuela cuando era pequeño, en simples supersticiones que no le llevarían a nada, aunque no lo quería admitir, sabía con certeza que esa leyenda se cumpliría, sin importar su escepticismo.

"Addicts" (Yaoi One-shots #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora