Capítulo 4

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-Oh mierda.- Ariel bruscamente se queja.- He tirado el pintauñas.

La miro quitándome mis pequeñas gafas para leer y dejando el libro en la mesilla.

-¿Te ayudo?- pregunto amablemente.

-No tienes por qué esto en un momento se saca.- dice con una mirada furiosa.- ¿Y tu qué? ¿Qué te parece todo esto?

Repaso todo el día después de haber salido por la puerta, conocí a gente importante de aquí, visite las habitaciones más importantes y por último estoy aquí con mi pijama puesto leyendo un libro en la habitación que ahora compartiré con Ariel.

-Supongo que bien.- Suspiro.- Todavía me siento extraña. Seguramente mañana cuando despierte no sabré orientarme y bueno por lo menos la habitación es mona y cálida.

Miro la habitación, es grande y normalita, decorada muy juvenilmente.

-Sí sí, todos tenemos problemas.- contesta mientras limpia la mancha.

Me levanto para poder mirar sobre una ventana, esta sale para afuera por lo que queda un bordillo en el que me puedo sentar y estirar las piernas encogiendo las rodillas.

-¿Siempre has tenido esta habitación sola para ti?

-Que va. He tenido mazo compañeras pero todas se han ido o a otras habitaciones o fuera del centro.- ríe.- Dentro de poco serás tu una de esas.

- No creo.- me mira extrañada.- No creo que de lo vaya a pasar tan mal conmigo eres buena chica. Por cierto.- capto su atención.- ¿Se puede salir afuera del centro?

-Depende de que situaciones y de que tipo de persona eres aquí. Tienen permiso para salir todos los mayores de edad pero nosotros no en contadas ocasiones y con el permiso de alguien.

-¿Y no te importa salir?

-Llevo toda mi viviendo aquí, la verdad es que no, a veces con permiso y en algunas excursiones si podemos, además tenemos aquí de todo también al aire libre lo que pasa es que una vaya lo rodea pero es el aire al fin y al cabo. ¿Por qué?

-Me gustaría ir a ese bosque.- indico señalando a través de la ventana un bosque frondoso a más o menos 500 metros de aquí.- ¿Tú has ido?

-No.- ríe.- Tampoco es que me gusten mucho los bosques me siento agobiada. Pero te enseñaré un secreto mañana por la tarde que te encantará.

Sonrío, Ariel en el fondo es una chica muy maja, aunque parece que lo diga malamente es muy dulce.

-¿Tú que poder tienes?- la pregunto.

-Bien señorita del aire.- se quita el jersey que lleva puesto para dejar ver una camiseta de tirantes.- Soy el fuego uno de los cuatro elementos.

-¿!Qué!? ¿Tú también?

-Claro, hemos coincidido justo. Es muy raro que los elementales nazcan en la misma época.

-¿Entonces también han nacido agua y tierra?

-Bueno.- piensa la respuesta.- Creo que sí más o menos tenemos la misma edad, Bruce es agua y va a cumplir 19 yo tengo 17 y tu vas a cumplir 17.

-¿Y tierra?

-Creemos que ya ha nacido, pero que lo perdimos y él tampoco debe saberlo, no sabemos nada.

-Guau todo esto es muy extraño.

-Has venido en buena época.- ella sonríe.- Hemos acabado el año de instituto por lo qué solo tendrás que hacer el entrenamiento.

-¿Tú no lo haces?

-Llevo toda mi vida viviendo aquí. Se controlarlo perfectamente.

Tras eso me lanza una bola de fuego, con mis reflejos puedo taparme pero el impacto llegará, ella chaquea los dedos y la bola desaparece frente a mis ojos.

-Te lo pasaras genial.

-¿A qué hora empiezo y dónde tengo que ir?

-Ve a las doce de la mañana y ve al gimnasio pregunta por Tom y ya lo irás viendo.

-¿Es difícil?- me mira extrañada.- El entrenamiento digo.

-Depende de las ganas que tengas y como quieras tomartelo.

- Creo que voy a dormirme y descansar.- me muevo hacia la cama y me tumbo.- Hasta mañana.- Y tras un buenas noches por parte de Ariel y un agotador cansancio me duermo.

Hola chicos, ¿qué tal? Ahora empezará todo lo bueno como lo llamo yo. Espero que les este gustando 😘

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