Capítulo 3

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Cuando la alarma del despertador sonó me levanté sobresaltada. No solo por los nervios de la cita de aquella noche, si no por los sueños que tuve la noche anterior.

Ya antes había soñado con Gomez, tantas veces que había perdido la cuenta, pero esa vez había sido diferente. Era la primera vez que soñaba con Gomez en un sueño tan explícitamente erótico. Quizá era por el último beso que nos dimos antes de despedirnos, o porque me atraía de una manera que difícilmente podía controlar. Y parecía que esa atracción funcionaba igual en ambos sentidos.
Me quité las mantas de encima y fui directa a darme una ducha. Al salir caí en la cuenta de que aún ni había salido el sol, cosa que agradecí, me puse un pijama limpio y me senté en una de las sillas del escritorio, me puse a dibujar hasta que Ophelia se despertó.

–Buenos días, Tish. –dijo ella aún somnolienta.

–Buenos días, ¿Has dormido bien? –giré la silla para poder hablar mejor con ella.

–Sí, estas camas son como un trozo de nube de lo cómodas que son. ¿Y tú? –dijo mientras se estiraba para desperezarse y levantarse. No sabía si explicarle lo ocurrido anoche, pero definitivamente, necesitaba compartir con ella lo que rondaba por mi mente en aquel momento.

–Bueno...todo lo bien que se puede dormir. He soñado cosas...nuevas, por así decirlo. –dije algo avergonzada.

–Define eso de ''nuevo'' –dijo alzando una ceja mientras me miraba.

–Digamos que he tenido sueños...interesantes, con Gomez. –no es que me diera vergüenza explicarle este tipo de cosas a mi hermana, porque ya otras veces hemos compartido charlas sobre estos temas, pero simplemente me ponía nerviosa al pensar en las ganas que tenía de hacer realidad aquel sueño.

–Ah, así que has tenido un sueño premonitorio sobre lo que va a pasar esta noche, ¿No? –para ser sincera, estaba deseando que realmente fuera un sueño premonitorio.

–Quien sabe, lo descubriré esta noche –dije sin darle más importancia al tema – ¿Qué debería ponerme? –le pregunté a Ophelia mientras me levantaba de la silla e iba en dirección al armario que compartíamos.

–Algo que no deje mucho a la imaginación, tienes que dejar a Gomez embobado todo el tiempo.

–Vamos a ver que tengo por aquí. –dije sacando uno por uno todos mis vestidos, faldas y corsés.

Llegado el mediodía decidimos comer primero y acabar de elegir mi vestuario después.
Cuando terminamos de comer, me cambié incontables veces hasta que acabamos optando por un corsé negro decorado con encaje escarlata, y una falda de tiro alto que me llegaba hasta las rodillas.

–Aprieta sin miedo. –dije mientras Ophelia anudaba los lazos del corsé.

El corsé me hacía un escote de escándalo y la falda era ajustada, dejando bien acentuadas mis curvas. Definitivamente era un modelito como para quedar sin aliento a cualquiera.
Por encima del corsé me puse una pequeña chaqueta que prácticamente no abrigaba, ya que las mangas eran de encaje y dejaban a la vista la piel de mis brazos.
Y no es que fuera una persona calurosa, pero me encantaba sentir el frío chocar contra mi piel.

–Ophelia, ¿Me ayudas con el maquillaje? Quiero hacerme algo diferente. –le pregunté a mi hermana mientras sacaba de mi neceser todos mis productos de maquillaje.

–Claro, vamos a ver que hay por aquí. –dijo ella mientras rebuscaba entre los productos – Mejor si te sientas. –dicho esto, arrastré la silla de la habitación hasta el baño.

Primero comenzó aplicándome una base en el rostro para hacer que mi piel se viera aún más pálida de lo que ya era. Me puso un poco de colorete de un tono oscuro para resaltar los prominentes huesos de mis pómulos. Después aplicó una sombra de ojos que era entre gris oscuro y plateada, y remarcó el contorno de mis ojos con el delineador negro, finalmente pasó un poco de máscara en las pestañas para hacer que mis ojos se vieran aún más oscuros y contrastasen con el azul de mis iris.
Y el detalle final, un pintalabios rojo escarlata que iba a juego con el encaje de mi corsé.

Hasta que el destino quiera que nos volvamos a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora