HyukJae

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El modo en que su cuerpo se movía. El sudor bajaba desde su frente hasta caer en gotas por el cuello y la nuca, pegando su delgada camiseta al torso húmedo, y sus pantalones remarcaban los muslos de vez en cuando.

Su expresión era concentrada, sus caderas... sus caderas se agitaba de un modo que él no podía despegar los ojos de ahí, era igual de imposible como no tener las ganas de tomarlo en ese momento y besarlo sin detener el baile, que debía ser censurado a su nivel de intensidad. Siguiendo ambos el mismo ritmo y tentándose en roces que harían la escena algo más caliente, mas impropio... pero no menos divertido.

Sus manos fueron a parar a su cuello acercándolo de tal como que le arrebato la respiración, mientras que su pierna se apegaba entre las suyas ejerciendo presión en una zona en específico ganándose el mejor sonido gutural que haya podido imaginar.

Una sonrisa se extendió en su rostro y se alejó de él cruzando sus brazos en el pecho. Comenzó a rodearlo, observando con atención cada paso que el azabache venía haciendo, con ojos críticos e interés para llegar a una conclusión: El chico era extraordinariamente bueno.... Y muy, muy excitante.

Cuando la música paro, él también lo hizo, quedando de rodillas en el suelo con las piernas entreabiertas y los brazos colgando a sus costados, mostrando su cuello y ojos cerrados, asi como esos mechones oscuros se pegaban a su frente por el sudor.

HyukJae dio un par de pasos hasta detenerse a unos centímetros enfrente, y su mano acaricio los suaves cabellos de la nuca, alborotándolos, dándole una imagen mucho más sexy y tentadora. Se acuclilló y beso la clavícula con labios abiertos, siguiendo un recorrido hasta su barbilla.

-Lo siento- musito cuando el chico gimió suavemente. –No puedo continuar.

La alarma sonó con ese irritante "Tic Tic" que no paraba a menos que él se decidiera en apagarlo, lo cual hizo, y de nuevo sabiendo que ocultaban sus sabanas suspiro colérico como cada mañana caliente.

Cuando estaba desayunando solo con la única compañía de Choco, recordó porque del sueño de esa noche. Era obvio, la tarde anterior había ido al pasillo solitario de la sala de baile, con el destino a las escaleras que guiaban a la azotea del edificio, pero la suerte sonrió en su dirección apenas percatarse que aquel salón tenía a alguien practicando en él. Cuando lo vio lo único de lo que fue capaz fue de captar el momento con su cámara, sintiendo como los pantalones era cada vez más ajustados... si no estuviera seguro de que Donghae no sabía de su presencia, creería que estaba provocándolo.

¿Porque se movía de ese modo? ¿Por qué era tan bueno en eso?

Además de sentirse atraído, también estaba fascinado, porque el talento que derrochaba Lee Donghae no era algo que se viera con frecuencia. Él sabía de baile, sabia de ritmos y movimientos, y por lo tanto sabía que pocos podrían seguirle el paso.... Excepto Donghae

¿Sería una competencia para HyukJae?

Dejando atrás aquellos pensamientos que de un momento a otro podía llevarlo de vuelta a su habitación para terminar el sueño, se levantó de la mesa y fregó los platos antes de irse. El camino al instituto era rápido pero con el viento de otoño las personas preferían ir en autobús, asi que cuando andaba por la calle esta estaba vacía.

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Donghae se estiro perezosamente una vez cruzo el umbral del salón, felicitándose internamente por llegar una vez en su vida a tiempo. Viendo desocupados los últimos asientos, corrió al penúltimo pegado a la ventana lanzando su mochila al suelo, y dejándose caer el mismo en la silla.

Blanco de lenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora