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  La noche estaba obscura gracias a la fuerte tormenta que había fuera, la casa se había quedado ya hace un par de horas sin electricidad y no había logrado encontrar ninguna vela. El gran ventanal frente a mí se iluminaba cada vez que caía un rayo en alguna parte, me sentía tan sola en ese momento, no solo lo sentía, también lo estaba.

— No deberías estar tan sola aquí.—Dijo una voz detrás de mí.

Sonreí con el simple hecho de poder escucharla, le había extrañado de tal manera que ya casi mi cuerpo lo estaba olvidando, pero había comenzado a recordar; ese tan habitual calor en mis mejillas, las cosquillas en el estómago y la aceleración de mi corazón, todo eso estaba volviendo y ni siquiera lo había visto aún.
Me di la vuelta y lo encontré allí, su cabello castaño caía sobre su cara empapada, su barba estaba un poco crecida, sus mieles ojos me miraban destellantes, al igual que su blanca sonrisa. Una camiseta azul y unos jeans negros no dejaban nada a la imaginación, totalmente empapados, como si hubiera llegado hasta mi casa a pie.
De un momento a otro la habitación se ilumino con un brillante rayo y su sonrisa se agrando más, camino dos pasos hacía mí y allí se quedó. No sabía si avanzar el resto o no, pero le deseaba más de lo que pude haber imaginado nunca, estaba allí, a un par de pasos frente a mí y ya estaba perdiendo mi autocontrol. Camine hasta él, y lo rodee.

— Espera.—Me detuve un momento justo detrás de él, sin poder ver su expresión.—Debo decirte algo importante antes de que pase algo.

— ¿Qué podría ser más importante o especial que lo que podría suceder, aquí y ahora?

Metió una de sus manos a sus bolsillos, no sabía que sucedería, pero le abrace, logrando tocar su pecho, olía a tierra mojada y a su habitual perfume Polo. Quería disfrutarlo antes de que se fuera, antes de que todo esto terminara y no lo pudiera ver más.

— Oriana debes escucharme.—Me dijo con un toque de deseo en su voz.

— Él está llegando, debemos apresurarnos. 

— No, no quiero seguir con esto si tenemos que estar pendientes de que él llegue o se vaya, no quiero seguir con esto si debo irme al terminar con esto, quiero seguir aquí junto a ti hasta mañana, despertarme junto a ti en la mañana ¿por qué no logras entenderlo?.

— Yo también lo quiero, ¿o acaso crees que no? Sabes que te amo más de lo que puede mi corazón y sé que tú también lo haces, pero no puedo hacer nada, esta todo arreglado por ellos.

— Sí que puedes hacer algo.

Se giró lentamente, hasta quedar justo frente a mí, mi cabeza llegaba hasta su hombro y debía levantar la vista para lograr verle a los ojos, y pude notar ese brillo que desde que llego estaba allí, no podía saber que era, pero estaba allí, lo podía ver; su mano aún seguía en su bolsillo, mis oídos estaban atentos ante cualquier sonido de motor de auto, no podía dejar que él me viera aquí abrazada con él.

 Y de la nada, su mano salió de su bolsillo, mientras que yo aún lo abrazaba pero esta vez tocando su fuerte espalda, y logré visualizar un pequeño objeto, un rayo cayó e ilumino la habitación, dejándome ver lo que era. Rápidamente me separé de él con los ojos fijos en ese anillo.

— No puedo.—Dije luego de que una lágrima se escapara.—Debes entenderme.

— Y tú debes entenderme a m, Oriana, he estado esperando el momento en que tú lo dejarás y huyeras conmigo, pero a veces creo que no estas dispuesta a hacerlo y yo no quiero quedarme sin la oportunidad de luchar por ti.

— Julian, una mujer no puede estar comprometida con dos hombres al mismo tiempo, no puedo dejarlo y lo sabes ¿qué haría? Mi madre me odiaría y me tacharía como una cualquiera.

— Podrías huir conmigo, como en un principio lo planeamos, solamente tú y yo, en algún lugar lejos de aquí, en donde nunca puedan encontrarnos y seamos completamente felices.—Dijo sonriendo con esperanza.

No podía soportarlo más, deseaba tanto hacerlo, pero tenia miedo, no podía pensar tan siquiera en una vida sin él y sabía que si decía que 'no', se iría y nunca más lo vería, no queria si quiera imaginarlo.

— Sabía que era una mala idea.—Miro al anillo y me miro a mí.— Creo que es mejor irme antes de que él llegue, de seguro querrá pasar un tiempo a solas con su futura esposa.

Puso sus manos en sus bolsillos y camino junto a mí hasta llegar a la gran puerta de madera, otro rayo cayó y pude ver en su rostro lágrimas y en ese preciso momento, mi corazón se rompió en mil pedazos. Tenía un nudo en la garganta que me asfixiaba y no podía soportarlo; debía hacer algo antes de que fuera demasiado tarde y lo terminará perdiendo. Y ahí fue que entendí lo que debía hacer.

Mis pies comenzaron a moverse por sí solos, hasta que comprendí a donde me dirigía, baje corriendo las escaleras y abrí la puerta delantera de un tirón; y allí estaba, a casi diez metros de mí y subiéndose a su camioneta, debía correr si quería no perderlo, y eso fue lo que hice, mis pies descalzos hacían ruido cuando chocaban contra la tierra empapada por la lluvia que caía; su motor sonaba y sonaba como si se hubiera ahogado, y agradecí una y mil veces al cielo por hacer eso, sus lámparas me iluminaron y tuve que detenerme para tomar un poco de aire. Allí me vio, con sus ojos sorprendidos y su boca en una línea recta.
Camine hasta la camioneta cuando él se bajó de esta y camino también hacía mí, no pude evitar sonreír al verle hacerlo, por un momento de verdad creí que era demasiado tarde, pero no.
Cuando estuvimos cara a cara, solo pude colgarme de su cuello y chocar sus labios con los míos, sus manos se posaron en mi cintura, me levanto y enrollé mis piernas en su cadera.

— ¿Es tarde ya para decir que sí?

El simplemente sonrió y me beso, sabía lo que iba a hacer ahora... y era, ser feliz.

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Sky.

Especial; "Two years of love". #2AñosOrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora