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Parecía que hubiera pasado una eternidad entre aquellas cuatro paredes, con aquella pizarra que tenía tantos hilos rojos de unión en los que creía que ni ella misma se podría aclarar. En un impulso, se levantó, abrió el armario y metió toda su ropa en la maleta. Esos eran los impulsos de Lindy: siempre haría lo que quisiera. 

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Cerró el ordenador con delicadeza, como si fuera lo más bonito que hubiera visto en su vida. Pegó un rebote en su silla para encararse con quien había decidido aceptar el cargo hasta que la inspectora decidiera reponerse. Empezaba a echarla de menos. 

- George, ven, esto te interesa.- se llevó las manos al pecho.- Tampoco ha sido para tanto. 

- ¿Querías matarme? Podría haber muerto.- Se levantó siguiendola.- ¿Sabes cuanta gente muere al año por ataques repentinos? Mire una encuesta, una de cada cuatro personas no sale viva....- sus ojos se pasmaron frente a las múltiples pantallas.- No puede ser...

Algo asustado, miró la cara de Tommy, con las manos en su barbilla, pensaba y pensaba. Esto no puede ser posible. George se acercó poco a poco hasta la mesa donde se dirigía todo por táctil. Su mente no procesaba todo aquello, estaba pasando. 

- Cuatro casos, todos iguales a los ocurridos hace un año en esta misma ciudad.- Con un puntero, señala las pantallas correspondientes.- Rachel, 22 años, muerte por asfixia. Afirmaba odiar su cuello, era demasiado largo.- Paso la pantalla.- Elijah, 19 años, manos cortadas. Decía tener los dedos muy pequeños.- Tommy cambió de postura hasta apoyar sus manos en la mesa de cristal.- Maika, 20 años, le sacaron los ojos. Odiaba su color y Helena, 25 años, uno de los casos más estudiados. Le cosieron la boca con hilo de pescar. 

- Dios a cada imagen es más desagradable.- Se tapó la boca hasta señalar el último caso.- ¿y está que era lo que odiaba?

- Nadie lo sabemos, lo que si sabemos es que ha cambiado de red.- Señalando a uno de sus compañeros para que cambiara.

 En la pantalla apareció una mariposa morada que aleteaba lentamente. La voz en off empezó a hablar. "Bienvenidos a Koraa. Seguro que más de uno de vuestros amigos os ha traído hasta aquí, ¿verdad? Las reglas aquí son muy fáciles. Nadie es quien dice ser, solo las fotos puede codificar eso. Inventa tu propia historia. " La mariposa pasó a una red parecida a la que atacó a la mayoría de gente. Dejó ver desde las cams hasta los contactos y como registraban.

- Bien, quiero saber el contacto de estos chicos además de la muerte la última. 

Empezaron a dispersarse hasta que solo quedaron Tommy y George enfrente de la pantalla. 

- No puede ser posible, Jake esta en la cárcel. No tiene familia ni nadie que le ayude a esto.- Supuso sin despegarse de la pantalla.

- Puede que nos hiciera creer que era él, a lo mejor era una buena tapadera para seguir con su abuso hacía las personas.- le miró con preocupación hasta que apoyó su mano en su hombro.- Eh Tom, protegeremos a Lindy aunque no esté aquí. Está segunda persona será más fácil de encontrar. 

- Y si no lo encontraré yo. Puede que me haga compañero de celda de Jake pero a mi no me dejan con las ganas de volver a pegarle a quien vuelva a hacer esto. 

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El timbre consiguió que le salpicara la salsa encima. Se la quitó corriendo mientras se acercaba a abrir la puerta. Sus ojos se volvieron de alegría con lo que la abrazó. Lindy se quedó estática. 

- Dios santo, te he echado de menos.- Pasaron hacia a la cocina donde parte de la comida se había quemado. La dejó a un lado para luego echar un poco ambientador.- Donde has estado, los mensajes no significan nada, ¿y si me los enviaba otra persona?- hablaba sin parar de un lado a otro.

- Era yo tranquila, no se quien te soportaría.- se apoyo aburrida en la encimera para luego recibir una mirada no muy agradable por parte de su amiga.- Quise salir, eso es todo.

- Lindy, la gente sale de fiesta o se va unos días, no coge y desaparece como un año.- levantó la voz para luego acomodarla. Carraspeó por un segundo.- Tenemos nuev... - El teléfono empezó a vibrar. Se disculpó para luego retirarse dejándola con la palabra en la boca.-..a compañera. 

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Abrió las puertas del que fue su trabajo además de su muerte. Miró hacia su izquierda encontrándose con lo que no quería ver. El café de George en su cara le salvo la vida. 

- Gracias por venir y siento aquello. Me enviaron un mensaje de que estabas aquí. Creo que fue Connor por eso decidí llamarte. Tengo algo que contarte, es sobre....- Sus ojos se fueron hasta lo que hizo tragar saliva. Dos sorpresas son mejor que una.- ¿Me escuchas?

- Ahora vuelvo... 

Haciendo caso omiso al pobre que se quedó cortado, fue hasta la mesa del centro donde las dos personas que habían formado parte de su existencia estaban trabajando juntos. Sintió la mirada de ella puesta en él, se giró delicadamente hasta verse frente a frente. La saliva no pasaba por su garganta. Nervioso, pasó sus manos por su pelo para luego la otra persona volverse. Le sonrió como si no hubiera mañana. 

- Lindy, dios santo.- La estrechó entre sus brazos.- Ha pasado casi tres años. 

- ¿Estuvo bien tu viaje por Chicago mientras buscaba a nuestra hermana?- el odio le salió de dentro.

- Yo también la busqué, hice lo posible, contraté espías...

- ¿Espías?- resopló.- ¿A caso ahora es de la CIA o amiga de James Bond? No estabas, me dejaste sola, no te preocupaste en llamarme. 

- Lindy, yo..- la pena llegó a su voz. 

- No vuelvas a pronunciar mi nombre. - Le señaló con el dedo.

En todo este jaleo, Tommy estaba algo parado con la mano en su barbilla. Miraba, captaba, escuchaba pero no entendía. Lo único que dijo en toda la conversación fue:

- ¿Ah, pero que sois hermanas? - Las dos lo miraron a la vez...- Ya entiendo lo de la mala hostia que me contabas...

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