Mi droga

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Siempre y cuando la pruebe sin convertirme en un vicioso podre consumirla 

sabrosa es al olfatear esa sustancia blanca 

 me inspira durante las noches de tristeza

y me hace volar durante momentos de alegría.

Toco su derivado dorado que me induce en un sueño para conseguir mas de ella

robo carne roja y tierna para reposar contento en mi cama 

Pero perlas blancas me muerden con fogosidad mi alma 

 invitándome a perder esa tranquilidad y probar esa,

dulce piel blanca, protegida por cabellos pintados por el mismo sol .

Sentir los tiernos mordiscos, de sus dientes resguardados por labios suaves y rojos,

que incitan a tenerla una vez mas probando la dulce droga del amor.

Carta sin tituloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora