dea est elementis

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           La diosa elemental
Pasaron 4 días desde que habíamos ido al parque de diversiones, no me podía sacar de la mente aquella palabra: "hortensia"; miraba y miraba a Alex él se sentaba a unos asientos delante mío, no se le notaba concentrado en la clase sin embargo, él miraba más los árboles que se alcanzaban a ver desde la ventana, su expresión era serena y ¡oh dios! Ese cabello negro suyo con mechones cayendo sobre su frente y cubriendo sus orejas, luego ese color pálido de su rostro y esas pestañas enormes y quebradas; supongo que por eso es un ángel. Al concentrarme aún más en él, ocurrió lo mismo de las películas románticas, cualquier novela. El típico "nuestras miradas se cruzaron" surgió y en ese preciso momento me di cuenta de que me había enamorado. Sinceramente yo era una chica de poco sentido común en esto, pero al darme cuenta de esto presencié cada movimiento que él hacía; pero aunque quisiera... Era muy temprano para decirle lo que apenas estoy sintiendo por él y... De millones de personas en este planeta tuvo que ser una criatura híbrida con problemas no tan comunes.
- Enana- Alex me había hablado desde la puerta del salón una vez que la clase había finalizado.
-¿Qué quieres?
-Recuerda que aún tenemos que encontrar a las demás diosas, espero hoy nos acompañes a Lea y a mí a buscarlas.-dijo acercándose a mi.
-Hay 5 continentes, centenas de países y millones de personas según tú ¿por dónde quieres empezar?- dije guardando mis cosas.
-Todas las diosas son terrestres, tenemos el anillo sagrado.- ¿qué madres es eso?
-¿anillo sagrado?- pregunté.
-un artefacto que ayuda a presenciar auras muy fuertes. Algunas malas otras buenas.- Lea había llegado, mi salvación.
-¿puedo verlo?
-claro, aquí está.- Lea me entrego una caja blanca con una mariposa dorada en el centro, al abrirla presencié el anillo más hermoso en mi vida.
-"hecho de plata con insertados de diamantes y pequeños trozos de rubíes"-ups, pensé que aún estaba pensado.
-que bonito Juli, la avaricia no se te nota.-dijo Alex riéndose.
Saliendo de clases empezamos a buscar a las demás diosas, ciertamente no sé cómo serían aquellas chicas con poderes similares a los míos o cómo reaccionarían al descubrir sus verdaderas formas Humanidad, fertilidad, elemental, muerte, guerra y astral ¿por qué tendrán que ser tantas?
¿Cómo será mi vida desde ahora? ¿Qué pensarán mis padres? Esto es demasiado confuso.
-Miren chicos-Lea nos llamó y observamos como el anillo empezaba a parpadear y señaló con una luz radiante color azul al este de donde nos situábamos.
Corrimos hasta llegar al punto donde la luz nos señaló y encontramos una casa quemándose, de ahí salía una joven de casi la misma edad que yo; ella cargaba a unos niños. Corrimos enseguida a ayudarle, Lea y Alex estaban en transformados y de sus manos sacaban ondas color azul que mantenían la casa en pie; Alex hizo una señal para que yo entrara con la chica.
-¿Faltan sacar más personas?-pregunté una vez dentro. La chica había afirmado.-¿dónde están?-Ella rápidamente se dirigió a la sala y tomando del brazo a un abuelo apenas se movía. Al terminar de sacarlo, la chica me agradeció:
-muchas gracias señorita por tanta ayuda-tal vez ella aún no se había dado cuenta de Lea y Alex, pero una vez ella los vio si acción fue muy natural, cómo si ella ya los conociera. -gracias a ustedes también.- sonrió.
-No hay de qué, diosa elemental.- así que es ella... La diosa elemental, tan serena, tan amable.
-mucho gusto, soy Julieta. La tal diosa astral.-respondí con una pequeña risita al final.
-El gusto es mío, soy Anya.- también se presentó.
-ellos son ángeles, Lea y el híbrido de Alex.- ellos terminaron con su transformación y también la saludaron.
-¡no tienes porque presentarme querida diosa novata! *Il hibridi di Ilix*- Alex se había alterado aunque al final pareció agradarle a Anya.
-¿cómo es que no te asustaste al vernos Anya?-preguntó Lea.
-Mis padres me dotaron para no temerle a nada, dicen que el miedo es sinónimo de derrota y vulnerabilidad aunque la verdad me sorprende el hecho de ver a criaturas majestuosas como ustedes.
-¡que halago! Pero en realidad no somos tan majestuosas, existen aún más seres superiores.
-¿y de qué ha sido su visita a la tierra?-preguntó la chica.
-en realidad al principio teníamos la orden de buscarlas a las 6 diosas: la diosa elemental que eres tú, la diosa astral que es Juli, la diosa de la guerra, la diosa de la humanidad, la diosa de la fertilidad y por último la diosa de la muerte; después fuimos acusados por traición.
-¿desde cuándo nos buscan exactamente?
-desde que nacieron, en realidad todas ustedes tienen la misma edad.
-¿qué dices Anya? ¿Vendrás con nosotros?
-tengo dos hermanos, papá nos ha abandonado, mi abuelo vive con nosotros, mi mamá trabaja todo el día, no lo se ¿qué gano yo en esta situación? Y lo peor de todo, se quemó la casa. Depende la oferta.
-buen punto.-dije tocando el hombro de Anya en señal de comprensión.
-¿qué hiciste tú, Juli?- me preguntó.
-Mira, tengo siete hermanos en total y todos estamos esparcidos por los países con mejor educación, papá y mamá siempre se la pasan viajando. En realidad ahora mismo ellos no saben sobre esta loca aventura y tampoco quiero decirles; seguramente se darán cuenta pero todo esto es por algo bueno... Supongo.
-tenemos vidas tan diferentes, enserio si hubiera algún método para que todo se resolviera y que yo los acompañara.-dijo Anya con un largo suspiro al final.
-tal vez lo hay.
-¿enserio?-preguntaron a la vez los presentes.
-No.-conteste descaradamente. Ellos se enojaron conmigo, aunque la verdad si el abuelo se va a un asilo y los hermanos no existieran sería aún mejor.
Seguimos discutiendo hasta hacerse noche, definitivamente tenía que irme. Mañana era miércoles, proyectos por terminar, tareas por entregar y temas que trabajar; lo mismo de siempre. Sin embargo, no podía dejar sola a Anya y su familia, su casa se había quemado. Decidí acogerlos en mi casa, de todas formas esta era muy grande; supongo que aunque sea esto se lo diré a mis papás, tomamos el camión y así Anya, con sus dos hermanos y su abuelo llegamos a mi hogar. ¡Que genial! Hacia tiempo que este lugar no se encontraba con tantas personas, enserio se sentía tan bien, tan cálido. Esta sensación que hace 8 años se había perdido, cuando todos convivíamos como una verdadera familia.
Llame a mamá y papá:
-*ring, ring* ¿bueno? ¿Quién habla?-se escuchó la voz de mamá.
-Hola ma' tengo algo que contarte. Mira, mi amiga Anya sufrió un accidente, se le incendio su casa. Quería decirte que se quedará aquí en casa por algunos días ¿estás de acuerdo?
-Me parece muy bien hija. De hecho vamos a ir contigo la próxima semana, pienso hacer una junta con todos tus hermanos como verás se aproxima el cumpleaños de tu padre.
-¿segura que hay cupo?-pregunté.
-¡claro que si! Bueno hija, bye.
-bye.- colgué el teléfono y me dirigí con Anya. Le conté sobre la plática por teléfono y antes de terminar ella me había dado un gran abrazo con lágrimas en los ojos diciendo "gracias", acepte su abrazo dandole uno de mi parte. Los niños en verdad eran adorables ya que también me agradecieron y el abuelo solo me enseñó una sonrisa desdentada y arrugada. Era hora de cenar, Lea había preparado la comida y yo puesto la mesa; una vez ya cenando inicié una plática.
-¿cuáles son sus nombres?
El niño más pequeño que había terminado de tomar su vaso de leche me contestó-Yo me llamo Emilio señorita, Tengo 5 años.
-yo soy Carlos-dijo el niño más grande.-tengo 12 años.
-¡que lindos!
Seguimos comiendo hasta terminar, recogimos la mesa, señalé las habitaciones para cada uno y me fui a mi recamara. Me tumbé en la cama y cerré mis ojos, había sido un día muy movido pero aún así valió la pena.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2016 ⏰

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