Quiero presenciar tus rojizos labios
Hemos despertado muy tarde con Alex (término diciéndole así a Lezalel) en el piso y Lea junto conmigo en los muebles cabeza con cabeza. Un gran fin de semana se aproximaba y sin duda alguna no había ni un segundo para desperdiciarlo ya todos preparados y desayunados para ir a algún lugar el cual nos divirtamos, optamos por ir al parque de diversiones.
Ya en camino en el autobús los dos Ángeles que ahora se han convertido en humanos normales.
-¿Qué es un parque de diversiones?-preguntó Alex jugando en psp.
-¿No es obvio? ¡Es un lugar al que te puedes ir a divertir!-exclamé con gran entusiasmo.
-Era en aquel entonces que tenias doce años, habíamos venido a este lugar... Sinceramente mis recuerdos son vagos y no puedo tener momentos tan memorables como tú.- Alex había hecho una expresión de incomodidad.
- Bueno, esforcémonos en crear nuevos.- Al finalizar estas palabras, el autobús había parado a nuestro destino por lo que bajamos del transporte y seguimos nuestro camino; faltaban apenas unas calles para llegar al gran parque de diversiones, Lea mantenía los boletos en mano, Alex caminaba por delante mientras yo observaba el paisaje; habían pasado 4 años desde que no venía a este lugar, pensé.
-¡hemos llegado!- exclamó Lea. Seguimos por la entrada para registrarnos, era realmente impresionante la cantidad de niños que paseaban.
-¡Que lindo! Buena idea está de venir aquí Juli, si tenemos suerte a lo mejor encontramos otra diosa.- dijo Alex caminando a mi lado. -¡Subámonos a ese Juli!- Él me tomó del brazo y nos dirigimos a la montaña rusa, Lea seguía detrás de nosotros apuradamente es como si fuéramos niños de primaria divirtiéndonos pero ese es el caso.
-Juli, compraré algunas bebidas mientras ustedes se suben.- dijo Lea separándose de nosotros, al final vi como ella lanzó una mirada malvada; se había fugado.
Llegamos a la entrada del juego y una trabajadora muy joven se dirigió a nosotros:
-Pero que tal este par, ¿qué harás chica? ¿Gritar mientras abrazas a tu novio? Que ridícula ¡tsk!
-¿qué haré? Golpearé tu cara de inepta, eso haré niña.-dije furiosamente.
-que te diviertas...- dijo mientras masticaba un chicle y hacia una gran bomba con él.
-¡eso espero!- opté por subirme con Alex. Él parecía estar en otro mundo, estaba vacilando felizmente.
Cuando estábamos listos para subir aquella montaña rusa, recordé lo mucho que me mareaban las alturas, no hice más que cerrar los ojos y bajar el rostro. De repente Alex me abrazó fuertemente y solo sentí como mi cara estaba sobre su pecho, solo sentí el Bajón que dimos cuando el carrito cayó, él me abrazó aún más fuerte... Creo que esta vez, la chica molesta de la entrada tuvo razón.
Él juego había terminado, yo aún seguía mareada. Alex al parecer se divirtió, volvió a su estado inmaduro de vacilación. Lea se acercó entregándome una botella de agua y un trapo remojado, le agradecí y seguimos caminando. Comimos muchas chucherías y entramos a muchos juegos, tuvimos muchas risas y locos momentos, creo que al fin Alex ha guardado un poco más de recuerdos y espero esta vez no lo olvide, si es así me comprometeré en darle más nuevos, cada vez más...
Era hora de irnos, caminamos hasta llegar a los autobuses, ya era muy tarde y el autobús no llegaba aún. Unas sombras se acercaban hasta llegar al punto donde se hicieron visibles.
-¿un chico con dos chicas?- se acercó uno de los tres hombres que venían.
-dinos qué hacer diosa- dijo Lea poniéndose frente mío.
-¿yo? Pero... Ustedes son mis amigos, hagan lo que parezca correcto.
-Lo que parezca correcto va en contra de las leyes de la Biblia.- Alex también me había puesto detrás cubriéndome.
-Limpien sus almas, háganle conocer la verdad.- dije desesperadamente.
-Tu sabes hacer eso.- dijo Alex transformándose.-solo intenta ser una diosa.
-Ser... Una diosa... - de repente unos destellos salieron de mi cuerpo haciendo que yo brillara y en un parpadeo mi ropa había cambiado, mi cabello, el lugar y los hombres que nos perseguían se notaban tensos. -¿qué me has hecho Alex?- dije ignorando el hecho de que los hombres intentaban escapar.
-¡yo que sé!- gritó mientras agarraba y los acorralaba.
-perdónanos señorita.- escuché a uno de ellos reverenciando a mi favor.
-¿qué haces? ¡Esto no es necesario!-grité poniendo al hombre de pie.-dígame señor ¿cuál es el nombre de ustedes?
-soy José, ellos son mis colegas Teodoro y Alban
-Por favor señorita, no llame a la policía.- suplico otro de ellos.
-muy bien señores, les enseñaré la verdad.- de repente el cielo se llenó de estrellas. - No pueden ser los más sabios si no saben su origen, ni los más ricos si no puedes tener el universo, no puedes ser nada si no sabes lo que significa la muerte y tampoco puedes hacer vida si no puedes apreciar la tuya; pero hay una cosa que si puedes ser, puedes ser Tú, tú sabes hasta dónde puede ser tu límite, tú puedes hacer algo mejor por la humanidad y el universo.- al terminar de decir esto sentí un gran alivio en mi corazón, como si todo lo que dije tuvo algún efecto en mi razonamiento.
-Señorita, hemos robado a mucha gente y violado a muchas chicas jóvenes, quiero ser perdonado pero... No creo merecerlo.- comentó uno de los hombres con lágrimas y voz cortada.
-cualquiera lo merece cuando en verdad lo quiere. José, Teodoro y Alban. Han conocido la verdad y he limpiado sus almas, sólo queda hacer su parte.- La transformación acabó y los señores se mantenían de pie llorando de alegría, voltee a ver a los Ángeles y literalmente estaban boquiabiertos.
-¿cómo hiciste eso?- preguntó Lea.
-solamente hablar con el corazón.- dije mientras caminaba para sentarme.
-¡Fue increíble!
-Déjenlo ya, me estoy sonrojando. Miren ahí viene el autobús.- Abordamos hasta llegar la casa de cada quién. Alex y Lea habían quedado dormidos y Alex se había recargado sobre mi hombro, entre suspiros el dijo:
-Hor...tensi...a... Me encantaría presenciar el rojizo de tus labios...-y acercando sus ligeros respiros sobre mis labios abrió los ojos.
-Perdona, he tenido el sueño pesado.- Dijo apartándose de mí y recargándose sobre la ventana.
-¡N-n-no hay problemas!-mis latidos habían aumentado y me ponía cada vez más nerviosa. ¿Hortensia, eh? Quizás es alguien, un lugar, aunque el hecho de que sea una hermosa flor no cambia...
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¿Quién eres en realidad?
Roman pour Adolescents¿Recuerdas cuándo tenías 7 años y caíste? Yo estuve ahí para curar tus heridas, soy tu ángel y no pienso alejarme de ti hasta el día en que mueras...