Capitulo: 2

145 1 4
                                    

Lorenzo se hizo amigo del cácaro del Edén,don Silvestre,y éste le permitió quedarse en la cabina,con todo y cajón de dulces. A la hora del intermedio,se levantaba a toda prisa a venderlos.<<Dulces,chicles,chocola-tes,muéganos,cacahuates garapiñados>>,voceaba en los pasillos para luego deslizarse entre las filas de butacas. La oscuridad lo devolvía a la cabina y el pespunteo del preoyector era su orgullo. Florencia dejó de preocuparse por el contenido de las películas,porque al principio Lorenzo siguió la trama,otro interés sustituyó a la anécdota. En la cabina,don Silvestre echaba la película para atrás: el agua regresaba a la jarra,la tormenta al cielo,la rosa al botón,la flecha al arco y Lorenzo se rompía la cabeza tratando de entender si los hombres podrían regresar a ser niños.
También Florencia devolvió a Emilia a la huerta.<<El Edén no es para ti.>>Los adanes del barrio ni siquiera entraban a la sala y, boleto en mano,zumbaban en torno al mostrador de la dulcería atrapados por la miel en los ojos de la niña de trece años, su aliento de pastilla de anís,sus labios más rojos de las gomitas,su cintura de paleta Mimí.<<Mejor quédate a cuidar a tus hermanitos,Emilia.>>Ante la ausencia de Emilia,algunos desaparecieron pero otros no se inmutaron. Lorenzo se dio cuenta de que también su madre era deseable,¡oh,mi dulce,mi Florencia con su cuerpo de pétalos en flor!,porque uno de los zánganos aventureró:<<¿A qué horas cierra para acompañarla a su casa?>>. Florencia respondió,severa:<<Mi hijo es el caballero que me acompaña>>.
Lorenzo acribillaba a don Silvestre a preguntas:<<¿Qué es la luz>>. <<¿De qué material es la película?>> <<¿Cómo es la lente de la cámara?>> Misterios que ni en sueños se había se había planteado el bueno del proyectista. Una tarde, a don Silvestre se le reventó el rollo y Lorenzo cortó,pegó y lo hecho a andar de nuevo.<<¿Quién sabrá del tiempo?>>,atosigaba al proyectista.<<Yo creo que en la escuela tu maestro debe saber>>,le respondió. Florencia era más explícita:<<Para mí el tiempo es una memdida,un minutero. Es inasible,se va,a nadie le pertenece>>. <<Yo quiero saber si es aire,si es espacio,¿qué diablos es,mamá?>> Le asustaba la intensidad de su hijo, en ella percibía angustia y se decía a sí misma:<<Mi hijo no va a ser feliz>>.
Había que sacudirlo,quitarle peso,entrenarlo a la levedad:<<Pompas ricas de colores,/de matices seductores,/del amor las pompas son:/y al tocarlas se deshacen/como frágil ilusión>>. Florencia hacía girar a sus hijos para enseñarles <<que los sueños son gaviotas/que a las playas más remotas/se disponen a emigrar;/y salpican con sus plumas/los vellones de la espuma /que levanta el ancho mar>>. Aunque los cuatro revoloteaban en torno suyo y bailaba con uno y otro,Santi a ratos en sus brazos,a ratos en los de Emilia,esas sesiones las destinaba a su primogénito. Su brazo en torno a la cintura materna,él también reía sus dulces ilusiones de un amor que ya se fue: <<Mamá ¿ya no quieres a mi papá?>>·<<Claro que sí,tontito,¿por qué no habría de quererlo?>> <<Por las Pompas ricas.>> <<Esa es una canción,hijo,no la realidad.>> <<Entonces, ¿cuál es la realidad, mamá?>> <<Ay,hijo,la realidad es todo lo que vemos y tocamos con nuestras manos.>> <<Y lo que no vemos pero aquí está,¿también es la realidad?>> <<Claro>>.<<Pero lo invisible,lo que sólo tú y yo sentimos, ¿es la realidad?>> <<Sí,también.>> <<¿Y lo que yo traigo dentro de mi corazón es una realidad?>> <<Claro,Lorenzo es tu realidad,aunque no se la enseñes a a nadie.>>
En sus primeros años,una tarde en que don Joaquín la había reñido,el niño se precipitó en sus brazos y no volvió a separarse de ella;tampoco quiso irse a su cama, durmió junto a ella,la cabeza en su almohada.<<Este niño lo entiende todo>>,le dijo Florencia al día siguiente a doña Trini. A partir de ese momento, Florencia ya no buscó devolverlo a su lugar entre sus hermanos. Hasta Joaquín de Tena percibió la fuerza del lazo madre e hijo: <<Oye,Flor,ya es hora de que ese muchachito se aparte de tus enaguas>>.
Si Florencia se hubiera dado cuenta de la forma en que incidía en la vida de su hijo,habria restringido su imperio,pero era una mujer fogosa y tenía la certeza de estar siempre a su lado. Establecía con Lorenzo no sólo una relacion dr madre a hijo,sino la complicidad que jamás tendría con Joaquín. Desde niño, Lorenzo empezó a sustituirlo. ¿Qué le sedujo a Florencia de Joaquín? La añoranza en sus ojos hundidos y el hecho de que ella, Florencia,tuviera el poder de quitársela.
A ratos, Florencia se impacientaba. No había modo de satisfacer las preguntas del hijo mayor.<<El tiempo es una ilusión,Lorenzo>> ¿Lo era en verdad? Entonces el niño preguntaba:<<¿Qué es una ilusión?>>, y Florencia respondía:<<Es un sueño>>.<<¿Qué es un sueño?>> <<Es un fenómeno que sucede en nuestro cerebro mientras dormimos.>><<Entonces yo ya he soñado.>> <<Sí, y también has tenido pesadillas y has despertado llorando, y ahora vamos al corral, ya es hora de alimentar a las gallinas.>>Lorenzo hubiera querido ser más grande para estrecharla y no dejarla salir nunca de su abrazo.
Don Joaquín de Tena no era jefe de familia ni en la huerta ni en la casa de su hermana y, sin embargo, había majestad en su rostro, algo quieto entre sus cejas y el hundimiento de las Cuencas de sus ojos; don Joaquín jamás le haria daño a nadie, eso hasta Lorenzo lo percibía. Se retiraría antes. No estaba en medio de la vida, no le entraba a la lucha, nada compartía con el gallo del corral, ni su fiereza ni la respuesta que les daba a otros gallos.
Florencia, en cambio, era gallo de pelea. Y Lorenzo lo sería, claro que lo sería. Nada que ver con ese catrín planchado de los domingos.

La Piel Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora