Capítulo 7

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Eran alrededor de las 8:00 p.m. del miércoles.

Horas antes, después de pedir permiso para pasar la noche en el Hospital Fonvielle y tomar una larga siesta, había preparado una maleta, con un cambio de ropa, un libro, mi cámara ( no había razón alguna para llevármela, pero nunca se sabe), una almohada, una cobija, cepillo y pasta de dientes, mi celular y dos barras energéticas (una para Olive y la otra para mi) debíamos estar despiertas por un largo tiempo.

No tenía ni la menor idea de por qué la Dra.Clement deseaba que yo hiciera guardia... sólo era ayudante de cocinera...no era algo muy congruente...pero estaba segura que tenía sus razones, además, yo necesitaba más dinero para el jarrón transparente en donde guardaba los ahorros para mi futuro departamento, y quedarme por la noche significaba una paga extra, así que no me negaría a ir.

El taxi se detuvo a las puertas del hospital, que hubiera lucido demasiado tétrico a esa hora, si su color azul pastel no estuviera iluminado por dos enormes postes de luz sobre la banqueta.

Pagué y me dirigí al acceso de emergencia y toqué tres veces con el puño la puerta de metal.

Olive me recibió tan gentil como siempre y ambas fuimos a la cocina.

-Bien....-dije después de sentarme en una silla de madera-¿Qué estamos haciendo aquí?

-La Dra.Clement es dueña de todo el hospital, y es claro que resulta difícil para alguien estar presente las 24 horas del día. Ella tiene dos sustitutas, una sustituta matutina y vespertina, y otra que hace lo que tú y yo estamos haciendo...

-¿Y qué se supone que estamos haciendo?

-Sólo cuidando que todo esté en orden, no te espantes, te decía-continuó Olive después de ser interrumpida por mi incesante curiosidad-ésta noche ni la Dra.Clement ni la sustituta han podido estar aquí y pues, nosotras sí, así que, aquí estamos.

-Bueno, entiendo todo eso, pero se supone que hay más personal ¿no?, es entendible que te llamen a ti, pero yo...soy casi nadie aquí.

-Si, claro que hay más personal, pero es difícil que después de trabajar durante toda la mañana y todo el día, acepten hacerlo también en la noche, y la verdad, no les emociona la idea de quedarse aquí por la noche.

-Olive, me estás asustando-ambas reímos-¿es tan malo?

-Por supuesto que no-rió-pero bueno han trabajado por tantos años aquí que están casi hartos, bueno la mayoría.

-Bueno y...¿Qué hay de mi?-levanté una de mis cejas.

-La verdad es...yo le pedí a la Dra.Clement que tu te quedarás conmigo-Olive apretó los labios.

-No te apenes Olive, no estoy enojada, si es lo que tienes en mente, de hecho me alegra más que haya sido por ti, se me hacía raro que la Dra.Clement me hubiera elegido.

-Si, no fué tan fácil convencerla.

-¿Por qué?

-No lo sé.

No sé cuánto tiempo pasó, pero Olive y yo seguíamos viendo la brillante y vieja televisión de la cocina. Yo había comenzado a bostezar desde hacía ya un rato, pero Olive apuntaba números telefónicos de cada infomercial que la convencía de adquirir alguna cosa de la que nadie tenía necesidad pero todos creían que era indispensable. Puse los ojos en blanco al ver por quinta vez una plancha de cabello que según esto hacia maravillas.

-Deberías dormir unas horas ya Alessa-señaló con los ojos la camilla que habíamos traído a la cocina.

-Pensé que nunca lo dirías-sonreí, lo que hizo que mis ojos rojos se cerraran un poco más-pero no me dejes dormir hasta la mañana, después será mi turno de quedarme despierta mientras tú roncas-dije mientras le daba una de las barras energéticas.

Tomé mi almohada y mi cobija, para después quedarme dormida al momento.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2016 ⏰

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