capítulo 4: beso nocturno

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— Dame tu dirección.

— Deja de ser tan castrante — como ya era de costumbre, Paris tenía ese tono de voz tan desanimado.

— Sólo mándamela — insistí.

Comencé a ser más serio con ella y sólo así fue como me tomado más en cuenta.

Después de que Paris colgara, recibí un mensaje con su ubicación. Agarré mi chamarra y salí de mi casa para dirigirme a la suya.

...

Estaba afuera de la casa de Paris, ya había tocado el timbre unas dos veces y aún no me abría.

Me tomé un momento para ver su casa; parecía algo descuidada y sus colores eran deprimentes, todas las ventanas estaban cerradas y las flores de su jardín era todas azules, pero estaban marchitas.

De pronto, ví a Paris abrirme la puerta.

— Hola, Paris — le saludé con una sonrisa.

— Matty — me hizo una seña de que pasara —. Perdona el desorden.

Su sala era... un basurero. Había un olor peculiar estancado en la habitación y en una de las mesas de café que tenía, había envolturas de papas fritas, servilletas usadas y la notable heroína.

Paris se dio cuenta de que estaba observando sus pertenencias y de inmediato quitó la bolsita de heroína y la guardó en uno de sus bolsillos. Como si no fuera más obvia. Reí un poco.

— ¿Quieres algo de tomar? — ahora estaba nerviosa.

— No — hice que se sentara en el sofá —, dime, ¿te sientes bien?

— ¿De qué estás hablando?

— ¿Estás bien? — la miré a los ojos.

— Yo sé que estás intuyendo que no estoy bien porque rechazo tus invitaciones a fiestas, o por mi casa tan descuidada... — empezó a hablar rápido — o tal vez mi actitud... pero no es eso.

Me reí un poco ante su respuesta, — Es muy notorio que estás algo... ¿deprimida?, vamos, acéptalo.

— Mi hermana se... se suicidó. Si eso era lo que querías saber, va. Puedes irte ahora. Adiós — comenzó a hablar excesivamente rápido y me condujo a la puerta principal.

— Cálmate — la abracé —, Paris, yo estoy aquí para tí.

— MI NOMBRE NO ES PARIS, SOY S-

Y antes de que pudiera completar otra palabra, puse mis labios sobre los suyos callándola. Era el paraíso. Me siguió el beso.

— ¿QUÉ DIABLOS TE PASA POR LA CABEZA? — se separó de mí después de unos segundos con el ceño fruncido — ¡TE ESTOY DICIENDO QUE MI HERMANA SE HA SUICIDADO! ¿Y ME BESAS?

— Quiero hacerte feliz.

+++
Qué pendejo Matty. Bai.

paris || matty healy auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora