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—Ian, tesoro, ven a cenar —Escucho como me llama mi madre desde el umbral, me levanto de mi escritorio y voy hacia ella.

Ver su rostro me dan ganas de besarla... No puedo evitarlo, quiero hacerlo.
La tomo de la cintura y beso su frente, debo contenerme.

Ella sólo sonríe, siempre me ha tratado con amor.
Tal vez, sólo tal vez, toda la culpa es de ella.

Ian © | Libro #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora