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He despertado, mi cabeza reposa en algo blando y muy cálido, al abrir mis párpados puedo percibir que la comodidad se debe a los senos de mi madre.

Un inevitable rubor crece en mis mejillas, he olvidado que ella está muy bien dotada.
Me levanto afirmando mi peso en mi antebrazo, para darle un delicado beso en sus labios.

Sí, realmente este es el mejor día de todos.

Ian © | Libro #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora