Nueve;

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Descubrir.


"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.

-Friedrich Nietzsche"


Una tibia briza entra por la ventana abierta, el sol se esconde tras las casas lejanas y una sombra comienza a dibujarse a espaldas de la figura de un joven sentado observando el paisaje. Cierra los ojos e inhala los últimos aires de verano que alcanzará a disfrutar antes de que el otoño se establezca en su plenitud. Su habitación esta fría, solitaria; y se pregunta por qué aun así la temperatura de su cuerpo sigue siendo tibia, por qué su respiración es constante y armoniosa, por qué la soledad no se siente pesada, sino liviana pero compungida.

Monótono, es la palabra que se viene a su cabeza cuando intenta pensar en algo, dejándose llevar por los ríos de ideas en su cabeza que crecen y se mezclan. No quiere pensar en eso, pero lo hace de todas formas. Añora un amigo, una simple compañía que no lo hunda más en su propio y cerrado mundo. Cierta vez le dibujó a su madre un cachorro, similar a uno que había visto en la televisión, tenía la esperanza de que quizá ella entonces lo entendiera, y sugiriera que una mascota sería entretenida y lo ayudaría a pasar los días en la casa mientras no estuviese. Pero no lo hizo. Su madre solo lo miró, lo felicitó por dibujar tan correctamente y le dijo que lo mandaría a enmarcar para ponerlo en su pieza.

Ese día se sintió realmente un estúpido por no ser capaz de decir: "Mamá, me gustaría una mascota." Por tener que esperar a que los demás fuesen quienes intuyesen lo que él quería,sin darse el tiempo de concebir lo que realmente quiere decir. Ese día cayó en la cuenta de que ni siquiera su madre lo entendía del todo.Extraña los tiempos borrosos de cuando era niño, y podía salir a jugar con los demás que vivían cerca de él, reía con sus compañeros de curso y disfrutaba de una vida feliz y normal de cualquiera a los seis años. Ahora era diferente.

Se dice mentalmente que no debe pensar en esas cosas, que no hay sentido en ello, y se para de la silla en la que estaba sentado para dar unos pasos y cerrar la ventana, las cortinas y la puerta. La oscuridad azulada consume su habitación, y se acuesta bajo las mantas de su cama con la misma ropa que lleva puesta. Sin duda la cena estará lista en unos minutos, pero no tiene apetito ni las ganas de bajar al comedor.

Cuando está a punto de caer dormido, alguien toca a su puerta y una voz se escucha del otro lado.

-Jongin, soy yo. Voy a pasar, -anuncia la familiar voz de una mujer y la puerta es abierta. Jongin se sienta en la cama y observa a su madre con su traje de trabajo acercándose hasta sentarse junto a él.

-¿Cómo estás? ¿Bien? -pregunta acariciando su cabello y él asiente tratando de sonreírle. -Hijo, hay algo que necesitas saber -dice la mujer y toma sus manos para asegurarse de que Jongin la está escuchando. Por un segundo, el chico tiene un sentimiento extraño y desagradable.

-Hoy llamé a un joven, el del anuncio en el periódico que te mostré hace un tiempo, ¿recuerdas? -Jongin vuelve a asentir y su madre continúa con tono suave- Bien, él. Es amable, quiero decir, sonaba amable, estoy segura de que lo es. Y como sabes, pronto tendré que irme a un viaje de negocios.

Jongin ya sabe a dónde va la conversación, y la sensación que previamente había nacido se hace más fuerte. Definitivamente no quiere otro cuidador o tutor, ha tenido tantos que ni siquiera recuerda los rostros de todos, y al parecer, de quien habla su madre tendrá que quedarse con él los seis meses en que ella se irá. No, Jongin no quiere eso.

II. Repentant Times; Kaisoo · Saga GCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora