Cuenta Escritora: Luego de que Naira le dijera a su madre que la odiaba y la había culpado de lo que pasaba, cerro la puerta de un portazo, el cuál allí Lali empezó a subir su tono de voz y eso hizo que Peter subiera para ver lo que pasaba.
Peter: que pasa?
Lali: Tu hija pasa, pasa que es una caprichosa, no sabe hacer valer nada de lo que les damos (Alterada) pasa que me tiene cansada.
Peter: para La. Nai abrime. (Golpeándole la puerta)
Naira: no papá, no les pienso abrir a ninguno de los dos y si vos mamá (Siempre sin abrir) estas cansada problema tuyo, nadie te mando abrir las piernas.
Peter: Naira basta, (Pegando un grito) abrí esta maldita puerta y ya.
Naira: La abra ahora o mañana se que me van a pegar o para no perder la costumbre me van a castigar, me da lo mismo lo que hagan.
Pedro y Mariana habrán estado unos diez minutos más o menos suplicándole a su hija que abriera, pero ella en cambio los ignoraba; Tal vez no odiaba a su mamá, pero tenia bronca de todo lo que pasaba en su casa, de las heridas que eso estaba juntando en ella y para buscar algún culpable en todo esto, hallo a su madre, son saber, que tal vez, no había culpable, o simplemente, la rutina permitió el dolor en esta familia.
Con sus obstáculos, con sus problemas, con sus días grises, negros y conjugando esos colores, un amanecer nuevo asomaba, una mañana templada, de los días de julio, fresca tal vez, pero una mañana que les demostraba que ese día, también iba a estar anotado en sus libro de vida.
Lali: (Viendo a Nai sentada) Buen día, estudias para que?
Naira: Naturales. (Seca)
Lali: Desayunaste?
Naira: si.
Peter: Buen día. (apareciendo)
Naira: Los dejo que desayunen, debo estudiar en silencio y eso acá no esta. (Retirándose)
Peter: dejala (Ya que Lali iba a ir atrás de ella) ya se le va a pasar.
Lali: eso son los caprichitos que vos le diste.
Peter: desde temprano vamos a empezar?
Lali: no dormiste verdad?
Peter: No me respondas con una pregunta. Y no, no dormí.
Lai: ya, veo el cambio que queres hacer.
Peter: La, por favor, hoy te pido. (Sonrisita)
Lali: Basta, no me sonrías así. (Beso).
Cuenta Lali: Aquel día fue igual a muchos, rutina, trabajo, los chicos, la casa, lo cotidiano de cualquier día normal; La noche llego y con ella hacer dormir a los nenes, Ramiro y Santino parecían que se habían complotado para no dormirse más y yo que tenia que corregir unos trabajos. Cuando logre esa calma en casa, fue donde allí pude hacerlo, o eso creía.
Mientras centava toda mi atención a los detalles de aquellos trabajos, un olor particular invadió en ambiente, sentí sus manos sobre mis hombros y luego que iba humedeciendo mi cuello, sus besos eran remedio a mi alma.
CONTINUARA