¡Alicia hora del té!

¿Quien eres?

No estoy segura si este ha sido el mejor día de mi vida o el peor ¡Me ha pasado de todo!

Fui encogida, agrandada, casi ahogada por mi propio mar de lágrimas, perseguida por la reina roja, acusada por flores, he escuchado miles de historias de dos gemelos histéricos y de un gato demente. Y aunque suene raro siento que este es mi hogar, mi mundo.

Es un sentimiento tan indescriptible, perderse en uno mismo. Por que si este mundo soy yo y no puedo encontrar una salida, ¿no es eso lo que sucede?

Y ahora viene la gran pregunta ¿Quien soy? ¿Soy Alicia? Eso es lo mismo que he discutido con el gran Absolem.

-¿Quién eres tú?- fue lo primero que me preguntó.

-¿Y cómo puedo saberlo? si he cambiado tanto de tamaño y forma que ya no se quién soy-

Sí, es arrogante y sus respuestas sólo tienen sentido cuando te pones a analizarlas. Ahora ya lo entiendo todo.

-¿Qué es lo que quieres entonces?-

-¿Lo que quiero? bueno... crecer, después de todo 10 cm no son nada- Respuesta incorrecta.

Dio la casualidad que él mide 10 cm; o eso medía hasta que, del enojo, se esfumó en una nube de humo; lo último que vi fue una mariposa azul que me dio mi último concejo: "Un lado te hará crecer y el otro te hará encoger" No tiene sentido ¿verdad? pero ahora que estoy acá sentada en un tronco en el medio del bosque, sin ningún lugar a donde ir ni a quién pedir ayuda... lo entiendo.

10 cm son perfectos, ¿Qué importan las medidas en un mundo de cabeza? ¿Qué importa un historia sin sentido cuando te rodean locos? ¿Qué importa a donde vayas? si no tenes idea de a donde ir, no importa el camino que tomes. ¿Por qué perseguir a un conejo si siempre es tarde para el té? Puede que sea pequeña, pero mi mundo es grande. Fue un gran amigo el que una vez me dijo: ¿Y qué tiene si estás loca? las mejores personas lo están.

Algo que debo destacar son los personajes que me encontré; que curiosa es la Reina Roja. ¿A quién se le ocurriría amenazar a sus súbditos con cortarles la cabeza? Si ellos ya la perdieron hace rato. Debe ser difícil reinar un mundo de locos; donde todo lo que es no es, y viceversa, todo lo que no es, es. Es entendible que tenga los nervios de punta; pero aún así, que espantosa mujer...

Ojalá el sombrerero estuviera acá conmigo... ¡El sombrero! !Me invitó a tomar el té! ya todo tiene sentido, es allí donde tengo que ir.

Con esto en mente Alicia se alejó del oscuro tronco y vio cómo enfrente de ella un nuevo sendero se iluminaba. Dio unos pasos y se detuvo a mirar el cartel "La Liebre y El Sombrerero", ése es el sendero correcto. Antes de ponerse en marcha, como si fuera un instinto, alzó la mirada hacia la Luna; y como respuesta esta giró lentamente hasta quedar acostada, unas líneas la surcaron y mientras se desvanecía escuchó esa típica risa cantora.

Cheshire... gato loco...

Tengo que apresurar el paso ¡no puedo llegar tarde! Si no, el Sombrerero se pondrá loco.