Dos.

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Noah.

Cuando Sam me presentó a su amiga, Scarlet, lo único que pude formular fue un:

-¡Tú eres la chica que me salvó del perro!-

Ella estaba un poco avergonzada por el hecho de que casi me come su perro, pero poco a poco el ambiente fue más cómodo.
El resto del día transcurrió normal, excepto las miradas que me daban algunos. Podían ser de odio, sorpresa o incluso admiración.

Todo esto por el simple hecho de casi atropellar con mi bicicleta a una chica que su única vocación era ladrar.

En la hora de matemáticas, no estaba ni Scarlet ni Sam, a sí que decidí irme al fondo de la clase para escuchar música.

No me culpéis, las matemáticas y yo no tenemos una buena relación.

Me puse los audífonos y comencé a escuchar música. Garabateaba sin sentido 

De repente, un chico alto y castaño se sentó a mi lado, le reste importancia pero unos golpes en mi hombro me llevaron a la realidad.

-¿Tienes un lápiz?- preguntó el chico.

No pude evitar mirar sus ojos. Eran azules. No, celestes.
Tarde unos segundos en recordar que el chico estaba esperando una respuesta.

-Uhm, si- respondí al fin dándole uno que tenía en el estuche.

Él me regalo una sonrisa mostrando todos sus blancos dientes.
Volví a ponerme los audífonos distrayéndome del adonis que tenía al lado.

Pero otra vez, el chico dio ligeros golpes en mi hombro.

-Tú eres la chica que casi atropella a Alysson, ¿verdad?- preguntó con el ceño fruncido y con una sonrisa burlona.

¿En serio?
¿Así es como me van a recordar en este instituto?

Me imagino el día de mi graduación:

" Noah Wesenly, mejor conocida como             chicaquecasiatropellaaAlysson, suba al escenario para recibir su diploma por favor "

-Si...- susurre- Fue un accidente- explique.

El chico iba a responderme pero unos golpes en la pizarra me hizo mirar al frente.

-Señorita Wesenly y señorito Heppman, dejen sus cotilleos y pongan atención a la clase si no quieren acabar con el director- dijo el hombre mientras se colocaba las gafas.

Asentí frenéticamente.
Si hoy termino con el director será un día diez de diez.

Cuando la clase termino, recogí rápido mi cuaderno y salí del aula.
Ni loca que quedó un minuto más ahí dentro.
Olía demasiado a humanidad. En especial a adolescentes, y eso no era bueno.

-¡Hey!- dijo alguien agarrando mi hombro- Más despacio chica innata-

Me giré y vi al mismo chico que se sentó a mi lado en matemáticas.

-¿Innata?- dije confusa.

-Ya sabes, tienes un don innato en conducir- respondió guiñándome.

Rodé los ojos y estaba a punto de comenzar a caminar.

-¡Espera!- dijo de nuevo- Lo siento. No pensaba que te iba a molestar-

Si yo hiciera una película cliché sobre el típico deportista "popular" que se enamora de la chica de biblioteca, sin duda alguna elegiría a este chico.

El (NO) es mi tipo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora