-Ahora no tienen excusas. ¡Vamos a dar una vuelta!-dijo Vegetta, de muy buen humor. Por mucho que tuvieran que madrugar, las mañanas en Pueblo eran tan hermosas y pacíficas que siempre conseguían dibujarles una sonrisa en la cara.
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Vegetta, Willy, Vakypandy y Trotuman comenzaron su paseo por la plaza a la entrada de Pueblo, donde los comerciantes solían armar sus puestos. Estaban ya terminando de preparar todo oara comenzar su día.
PANTRACIA, la escultora de pan, era una mujer rolliza. Siempre iba con un vestido azul y un delantal rosa, y cubierta de harina hasta las orejas. Era detallista y meticulosa, a la vez que creativa. Se preocupaba en ordenar con mimo sus espectaculares y deliciosas creaciones de pan molde, de brioche y de hogaza en su gran carromato de tiro.
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WIGETTA Y EL BÁCULO DORADO
FantasíaDespués del último ataque sufrido, los habitantes de Pueblo han recuperado la tranquilidad y su existencia transcurre en paz. Todo parece funcionar a la perfección. Sin embargo, una serie de misteriosas desapariciones van alterar las cosas... Una am...
