Cap. 1. -¿Que es esto?

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-¿Qué opinan de Selene?

-¿La chica rara? Todos dicen que está loca.

-No lo sé, nunca habla, tiene un tic en el ojo izquierdo y unos dicen que la han escuchado hablar sola.

-Sea lo que sea no deberíamos acercarnos a ella.

Viernes por la mañana, he salido de mi habitación, no he visto a esas personas mirándome por la ventana, siento un gran alivio, me he sentado en la mesa para servirme un poco de cereal antes de irme a la preparatoria, tomé un sorbo de leche y al subir la mirada ahí estaban ellos, estaban parados frente la mesa, eran dos hombres con camisas de colores y una mujer despeinada con el maquillaje corrido, me miraban con una sonrisa maniática. ¿Cómo les podía decir que me dejen en paz?

-Estoy desayunando, no quiero compañía. –Decía Selene viendo hacia la nada.

Aquellas voces en mi cabeza eran insoportables, unas eran como susurros, otras parecen gritos y algunas veces vienen combinadas con llantos de niños pequeños.

Cállate, estaremos aquí para recordarte lo inútil que eres.

Tonta, loca, nadie te quiere, tu vida es miserable.

-¡Ustedes no existen! ¡Váyanse! ¡Déjenme sola! ¡Mamá! ¡Papá! –Dijo tomando su cabeza entre sus manos.

No seas tonta, recuerda que nadie vive contigo, sólo nos tienes a nosotros.

-¡Déjenme sola!

Veo a esas personas por todos lados, algunas veces veo a unos niños jugando en mi habitación, otras veces sólo escucho las voces de aquellas arrogantes personas atormentándome a hacer cosas malas. Sé que esto no es normal, lo sé desde que comencé a verlos por primera vez. Desde preescolar me han llamado loca, mis padres nunca pusieron atención en mi comportamiento, por eso nunca tuve a alguien que me creyera.

(En el instituto)

-Hace tres días les encargue el trabajo en equipos. ¿Me lo han traído?

(...)

-Muy bien, al parecer todos me lo han traído, Selene, ¿Tienes equipo?

-N-No, nadie quiso formar equipo conmigo. –Dijo volteando por todos lados nerviosa.

-Lo siento Selene, pero yo necesito ese trabajo. ¿Por qué no te juntaste con otro equipo?

Porque eres una torpe.

Te tienen miedo. ¡Loca! Mira cómo te ven todos, para todos eres inservible.

-Cállense... -Dijo en voz baja.

Estaba conteniendo mis ganas de gritar, aquellas voces siempre están ahí, en cualquier lugar o situación en la que me encuentre, siempre me acompañan.

-¿Qué has dicho Selene? –Preguntaba la maestra algo extrañada.

Tonta, loca, inútil, inservible.

-¡Cállense! –Grito en medio de toda la clase.

-No permitiré esta clase de comportamiento. ¡Por favor salte de mi clase!

-Lo-lo siento, son ellos que no me dejan en paz, siempre me están molestando y me hacen decir cosas sin sentido.

-Selene, no quiero perder mi tiempo contigo, ya te he dicho que no hay nadie, sólo eres como una niña que tiene sus amigos imaginarios, pero bueno, déjame continuar mi clase y por favor ve con la doctora, se encuentra en la enfermería de la escuela, ve y habla con ella, la verdad no creo que haga nada, pero de algo te servirá.

Entre risas de todo el grupo me dirigí a la salida del aula y fui con la doctora. Ella es una persona muy amable, sólo he tenido la oportunidad de tratarle una vez. Fue cuando las voces me hicieron caer por las escaleras provocándome algunas heridas.

-¿Puedo pasar?

-Claro, ¿cuál era tu nombre? ¿Selene?

-La maestra me ha enviado aquí, ella no me cree, los veo siempre, los niños en mi habitación, los animales que esconden las cosas cuando quiero tomarlas, todo para mí es real.

-Selene, por favor explícate, toma asiento y platiquemos.

La doctora me inspiraba tanta confianza que decidí contarle todos los detalles.

-Desde muy pequeña yo tenía un amigo imaginario, él se llamaba arcoíris. Le puse ese nombre porque siempre lo veía de distintos colores: cuando yo estaba feliz él era amarillo, cuando estaba triste él era azul y cuando estaba enfadada él era rojo. Poco a poco fui teniendo más amigos imaginarios. Al entrar a la primaria no tenía amigos, siempre quería estar sola con mis amigos imaginarios. Después de un largo tiempo comencé a escuchar voces, primero decían mi nombre, después me fueron pidiendo favores, como "Destruye ese juguete, es muy feo". Me sentía incómoda haciéndolo pero sabía que si no lo hacia esas voces no me dejarían en paz. Eso es lo que ha pasado hasta ahora. Ya no son mis amigos imaginarios, ahora sólo son tormentos, siempre escucho esas voces en mi mente, sé que las demás personas no lo pueden escuchar, porque ellos no me comprenden.

-Selene, esto que has tenido la confianza de decírmelo ¿cómo afecta en alguna conversación que tengas con alguien?

-Se me hace complicado mantener una conversación por el contenido de mis pensamientos, algunas veces digo cosas incomprensibles.

-Selene, esto es grave, necesito llevarte con especialistas, puede ser que padezcas de esquizofrenia. Esta enfermedad se origina a partir de alteraciones en algunas sustancias químicas del cerebro o también por predisposición genética.

-Pero, nadie de mi familia lo tiene, creo.

-Necesitamos saberlo, ¿crees que puedes hablar con tus padres sobre esto?

-No lo creo, pero veré que puedo hacer.


Voces que nadie escucha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora