Cap. 3. -Salvación.

195 29 2
                                    

#Narración de la doctora.

El día que le pedí a Selene que fuera conmigo a una clínica con especialistas la estuve esperando mucho tiempo. Ella tiene Esquizofrenia Paranoide, ella es consciente de lo que tiene y sabe que es una enfermedad que debe tratarse. Al ver que no llegaba me preocupé y fui a verla a su casa. Ella no estaba, noté que varias cosas estaban en desorden y supuse que había perdido por un momento la conciencia y había salido corriendo. Rápidamente me dirigí corriendo sin rumbo fijo, los gritos de horror de la gente me decían que ella estaba cerca, por lo regular las personas piensan que pacientes de este tipo son así por caer en la droga, pero la realidad es muy diferente.

Cuando por fin logré verla ella estaba en el suelo tomando su cabeza entre sus manos y revolcándose en el suelo. Me estaba acercando más a ella, cuando de una camioneta blanca bajaron cuatro hombres y la tomaron del suelo. Rápidamente fui a detenerlos, no sabía lo que iban hacer con ella, pero me preocupé tanto que anoté las placas del vehículo.

Al pasar un día de que desapareció Selene di parte a la policía quienes ya tenían una denuncia por parte de otras personas, ya que habían estado pasando una serie de raptos a personas con problemas mentales.

Ya han pasado dos semanas desde la desaparición de Selene, ya he hablado con sus padres, pero parece no importarles. Esperemos que ya haya noticias de dónde se pueda encontrar ella y las once personas más.

#Fin de narración

Me desperté en una camilla como de hospital, estaba totalmente adolorida de mi cabeza. Toqué mi cabeza y noté que tenía unas vendas enrolladas en ella, ¿qué es lo que estaba pasando?

-Por fin despertaste mi amor. –Dijo una mujer como de aproximadamente 60 años.

-¿Quién eres tú? ¡No me hagas daño! –Dije exaltada.

-Miriam, mi niña, no te haré daño. –Dijo para después darme un abrazo.

-¡Déjeme! ¡Suélteme!

-Esta vez no te irás de mi lado, esta vez hasta a tus hermanos los he encerrado.

No sabía lo que estaba pasando, estaba en mi celda acostada en una camilla, no sabía si sólo era mi imaginación o era la realidad...

-¡Jefa! El número 3 también se ha golpeado la cabeza contra la pared, venga rápido.

-Ahora vuelvo mi amor, tu hermanito también se golpeó la cabeza. –Dijo dándome un beso en la frente para después salir de la celda.

Aquella mujer salió de mi celda dejándola abierta. Esta es mi oportunidad, no sabía si éste era un juego de mi imaginación o era real, pero tenía que escapar, rápidamente me asomé para ver si había alguien, pero por suerte todos estaban con el joven de la celda número tres.

Me acerque lentamente a la celda tres donde varias personas estaban ahí viendo a un joven que estaba gravemente herido. Tratando de no hacer ruido rápidamente cerré la puerta de esa celda. Cerrándola por fuera ellos no podrían salir, ya que por dentro no tiene ninguna cerradura.

-¡Jefa! ¡Alguien cerró la celda!

-¡Maldita sea! ¡Nos han encerrado!

Rápidamente abrí todas las celdas de las personas que se encontraban ahí hasta que ya no quedara ninguna, sólo la tres donde se encontraban encerrados aquellas personas.

Corrí lo más fuerte que podía chocando contra las paredes que se encontraban a mi paso. Las personas las cuales liberé de su celda, salieron corriendo de tras mío, tal vez no estábamos psicológicamente bien, pero sabíamos que la mejor opción era salir de ahí.

Corrimos hasta que vimos una puerta, salimos rápidamente de ese lugar y cada quien corrió por su lado. Traté de correr pero las malditas voces en mi cabeza hicieron que callera al suelo y al tratar de levantarme un mareo hizo que me desmayara por los días que tenía sin comer. Estaba muy débil.

-¡Ahí hay una!

-Los demás escaparon pero ella es la responsable, ¡Agárrenla!

Esos hombres me amarraron a una silla y me vendaron los ojos, la verdad sí prefería que me vendasen los ojos a ver esas horribles caras y colores extraños de mi enfermedad.

Voces que nadie escucha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora