Primer Capitulo.

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Me vine a pasar unos días en la casa vacacional que tienen mi padres en Vancouver, recién terminaba el segundo semestre de la universidad en Montreal y me dispuse a relajarme por completo, necesitaba meditar, sentirme apartado de todo ese ambiente rutinario que tenía, de la casa a la universidad y de la universidad a la casa, sentía que más temprano que tarde terminaría por volverme loco.

El primer día en la casa me resulto bastante incomodo y tétrico, hacía ya cinco años que yo ni me acercaba por aquí, ya que cada vez que mis padres salían de vacaciones yo terminaba eligiendo quedarme en casa de una tía que vivía a unas cuantas cuadras de la casa de mis padres, no me agradaba la idea de tener que soportar a mi madre durante mucho tiempo en un lugar donde no pudiera escapar de su constante actitud asfixiante y controladora, para ser sincero, no se como mi padre puede seguir soportando esa actitud con tanta serenidad.

Desde que tengo memoria mi relación con mi madre nunca ha sido la mejor, siempre pensábamos de maneras muy distintas, si, quizás veíamos la vida de manera poco similar. Pero a medida que fue pasando el tiempo comenzamos a encargarnos cada quien de lo suyo y toda esa tensión disminuyo considerablemente.

Por el otro lado estaba mi padre, ¡JA! creo firmemente que es el ser más desinteresado del planeta, siempre pensé que el estaba solo para ocupar ese titulo, típico padre que da un techo y el mercado semanalmente,  nunca llegaba más allá, jamás mostró interés en nada referente al resto, exceptuando algún gesto de felicitación cuando salían las cosas bien en la escuela.

En el fondo, muy en el fondo me preguntaba; ¿por qué todo es así?, había tenido la oportunidad de conocer la familia de algunos de mis amigos y no era nada ni parecido, al contrario, todos eran muy atentos, mostraban importancia hasta por la más mínima cosas referente a los chicos, y ellos como siempre haciendo gestos de fastidio o molestia. ¿qué irónico, no? decía yo por dentro. En fin, trataba de no darle mucha importancia al asunto, crecí con la idea de que si mis padres eran así sus razones tendrían, y ya está. Aunque jamás olvidando por completo esa incógnita.

Siento que yo herede un poco esa actitud despreocupada con temas o situaciones que no me afectaban directamente, al fin y al cabo siempre tuve la capacidad de pensar: "¿si nadie muestra preocupación por mi, por qué debería yo mostrarla por alguien más?", entre tantas cosas, el ¿por qué nunca había tenido un hermano?, ¿por qué mi poca capacidad de hacer amistades?, ¿por qué cada vez iban desapareciendo los pocos amigos que tenía? y la duda más grande de todas ¿por qué nunca se me había presentado esa oportunidad donde sientes esa manada de mariposas en el estomago, donde al ver a una persona se te paraliza el resto del mundo, y desaparece el resto de las personas, amor le dicen, no?

En la escuela fui siempre ese chico absolutamente normal, sin resaltar en los deportes, sin las notas más altas de la escuela, mucho menos el de la popularidad. Era un alumno más, en una escuela más.

Si tuve un par de novias, más o menos en eso de la secundaría, pero nada más, nada que pasará a mayores sentimientos, aunque a decir verdad nunca le di mayor importancia, como de costumbre, al final era eso, solo un adolescente más, para que preocuparme tanto en un tema que sinceramente en ese entonces no era prioridad.

Mis tres amigos que eran: Dylan, Barry y Cristina, todos de mi edad, si tenían pareja y en algunas oportunidades hacían chistes referentes a mi soltería, pero nada más.

En fin, tantas cosas por procesar, analizar, encontrarles sentido, algo que el ajetreo de la universidad no me permitía hacer. quería respuestas, pero halladas por mi, quería mi verdad, no la verdad de otra persona, no podemos vivir con la incertidumbre de que puede que nos estén diciendo una mentira, o que estemos desconfiando de quien nos dice la verdad, entendí que la verdad universal la da el tiempo, solo el tiempo.

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