Tercer Capítulo.

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- 4:06, vas mejorando. Dice Angie sonrojada.

Me senté en la mesa, justo al frente de ella. Nunca le he podido mantener la mirada a las personas durante mucho tiempo, pero esta de más recordar que desde que ella llego, todo lo que era yo había cambiado, mi hábitos personales y mucho más. 

No podía dejar de verla fijamente mientras sonreía, estaba hermosa, había un brillo único en sus ojos.

- Que hermosa estás, cuanto tiempo . Digo aún distraído con el brillo de sus ojos.

- Bueno, básicamente solo han pasado 24 horas desde que nos vimos la última vez. Responde angie mientras se ríe discretamente.

- Si, 24 horas han pasado desde que me viste en un supermercado y saliste corriendo como una liebre. Río un poco más evidente que ella.

Ella pone cara seria pero de inmediato vuelve a sonreír, siento que tiene algo que decirme pero no consigue la forma de hacerlo, lo noto por la manera en que de pronto iba a comentarme algo, pero luego se frenó rapidamente y continuo con su silencio mientras sonreía.  

- Cinco años Angie, que rápido pasó, ¿cómo te ha ido?

- No me quejo, todo bien dentro de lo que cabe, cuéntame de ti.

Su respuesta fue muy poco convincente, me pregunte que si tendría algo que ver con eso que a leguas se le notaba que quería decirme y no lo hizo.

No indague, ya que recién comenzábamos a conversar y no quería mostrar ninguna señal de presión fuera de lugar, pero estoy completamente seguro de que esa pregunta no se saldría de mi cabeza hasta tener una respuesta, soy malo para quedarme con las intrigas.

- Todo marcha bien hasta ahora, todo va bien en la universidad y aunque aún vivo con mis padres en Montreal, de hace algunos meses tengo un trabajo a medio tiempo en una tienda de película de DVD, sabes para que mis padres comprendan que si tengo la capacidad de desprenderme de ellos en cualquier momento para volverme independiente, aunque a decir verdad si es por mi mamá eso nunca pasaría.

- JAJAJA ¿Sigue igual de controladora que en la secundaría? - Dice Angie en tono de broma.

- Si, hace unas semanas descubrí que había anotado su numero de teléfono en la ultima hoja de una libreta de la universidad, tal cual como lo hacía en secundaría - Dije con un gesto de burla en la cara.

- ¿No has pensado que quizás puedas extrañar eso cuando simplemente sea un recuerdo más?  

Dice ella, mientras se le pierde la mirada...

- Verás Steven, un gran error que cometemos los seres humanos es no estar preparados mentalmente  para los inevitables cambios bruscos que nos da la vida, nos confiamos y pensamos que todo será igual siempre. Olvidamos que el reloj nunca da vueltas hacía atrás, y se encarga de demostrarnos  de la manera más cruel de todas lo extremadamente corta que es la vida, y cuando eso pasa comenzamos a ver cuanta falta nos hacen esos pequeños detalles que en algún momento nos alegraron, entristecieron o nos hicieron enojar. Lo único es que cuando nuestro cerebro tiene la capacidad de comprender eso, mayormente ya es demasiado tarde. No me gustaría que fuera tu caso.

Quedé sin palabras, cuanta verdad acababa de escuchar, cuanta verdad que yo desconocía, tantas cosas que yo desconocía, comencé a sentir miedo, volvieron esas dudas que tenía al principio cuando llegue a Vancouver.

- ¿Lo dices por experiensía propia? - le pregunto mientras hago un gesto de sentimiento con la boca.

Se quedo callada por 1 minuto aproximadamente, seguía con la mirada perdida. Hasta que de un momento a otro rompió el silencio.

- Hace apenas quince días que murió mi madre. - Dice mientras toma un trago de café de su taza.

No sabía que decir, para ser sincero no era el tipo de conversación para romper el hielo que esperaba, pero que ella se mostrara tan abierta a contarme sus males, me daba un impulso de confianza para contarle yo a ella los míos en su debido momento.

Toda la vida he detestado dar el sentido pésame, lo considero una falta de consideración al dolor de la persona, porque si yo tenía a mi mamá viva en todos los sentidos, Como le digo: "Te comprendo o te entiendo" prefiero simplemente acompañar a esa persona con su dolor en silencio, en respeto a la ausencia de su ser querido.

Efectivamente, no pude decir nada, simplemente me rodé una silla más a su lado y la abracé, sin emitir ni una sola palabra. Pude comprender que ella no necesitaba palabras que trataran de entender su dolor, ella necesitaba un abrazo, necesitaba sentir que no estaba sola.

- Todo es tan repentino, sin sentido. Perdemos el tiempo buscándole una razón lógica a las cosas y cuando pasan los años, te das cuenta que sigues varado en el mismo sitio, con más dudas aún y sin tener certeza de nada, solo de que has dedicado tu vida a encontrarle un sentido especifico a la vida, cuando en realidad tiene el sentido que tu le des. Que triste que tengamos que pasar por golpes duros para comprender este tipo de cosas, que se viva con la ausencia de personas con las que naciste, creciste, aprendiste y que de una u otra forma creíste que eran indispensables.

Yo estaba frío, no podía hablar, no podía parpadear, cada palabra que ella pronunciaba era una puñalada  a mi conciencia, ella estaba describiendo verbalmente en lo que yo me estaba convirtiendo en estos últimos años. Y sin yo contarle ni uno solo de mis conflictos, ella ya estaba dándome muchas respuestas.

De un momento a otro ella se calló y como si nada cambio el tema, supongo que fue al darse cuenta que yo no tenía capacidad de responder nada, las ganas obviamente las tenía pero no me salía nada, estaba bloqueado.

Mantuvimos una conversación más o menos de una hora, sobre cosas de nosotros, que más habíamos hecho y ese tipo de temas.

Pedí la cuenta de lo que habíamos bebido y comido mientras estuvimos ahí, la cuenta decía que habíamos bebido 5 tazas de café, cuando realmente solo habíamos tomado una ella y una yo.

- No es un error Stev, llegue aquí a las 3:30 pm, he estado muy nerviosa y ansiosa por verte, y por tantas cosas acumuladas pensé que me dejarías embarcada y me desesperé. Los nervios me dieron por tomar café. - Me dice Angie con cara apenada.

No saben el peso que se me quito de encima, ahora que se que no solo yo estaba de esa manera, eran mutuas esas ganas de vernos, esa expectativa tan fuerte de lo que sería nuestro encuentro.

- No pasa nada Angie, está bien. - Dije mientras le ofrecí una sonrisa tierna.

En ese momento comprendí, que ella no estaba tan bien emocionalmente como quería hacerme ver, así que pensé rapidamente en como hacerla sentir bien, y efectivamente se me vino una maravillosa idea a la mente.

- Ven Angie, quiero mostrarte un lugar que se que te va a encantar. -Le digo tratando de transmitirte el mayor animo del mundo.

- ¿Estás loco Stev, a donde me llevas? - Dice ella mientras sonríe sonrojada.

- Te encantará, confía en mi...

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¡Muchas gracias por leer este capítulo! quería invitarlos a unirse al grupo oficial en Facebook de ALONE, que se encuentran en mi perfil, ya que desde ya se estarán publicando imagenes, y adelanto de los capítulos por allí, ademas de sorteos y dinámicas relacionadas con la historia, espero sea de su agrado. 

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