Epílogo- La carrera final.

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Espero me cuides bien a la muchacha

-Por supuesto señor Fisher, como a mi vida. De eso no tenga duda.- vi como asentía y sonreí. Él me puso una mano en el hombro mientras veíamos a todos bailar y disfrutar en la playa. Ya la ceremonía había finalizado y ahora estabamos en lo que sería el patio de nuestra casa en la playa. Donde decidimos realizar la fiesta.

-Lo sé hijo pero mi deber como abuelo de esas jovencitas es saber qué están y estarán en buenas manos. Ambos nos quedamos viendo al grupo de amigos que cantaban a todo pulmón la música que estaba sonando. - No había encontrado el momento y sé que éste no lo es pero quería darte mis condolencias por tu perdida.- no tenía palabras, no sabía que decir por lo que él prosiguió.- Con todos los preparativos... Bueno... No había tenido tiempo, estabas tan ocupado.

-No se preocupe, estoy bien, gracias.- No sentía que era suficiente, sentía que debía decir más. Todo ocurrió tan rápido que en realidad no he tenido tiempo de asimilar nada. Eva me dijo en muchas ocasiones que aplazaramos la boda pero yo no le veía el caso. No quería. Por el contrario era el momento apropiado de seguir adelante, Angie siempre me decía que siguiera con mi vida, que necesitaba dedicarme más tiempo, formar una familia y muchas cosas más... Al principio no le veía caso alguno, me sentía con la necesidad de nunca abandonarla. Pero lo cierto era que ella nunca supo que yo estaba ahí, por el contrario era mi manera de saldar la deuda, de pagar por mi falta de neglijencia, aun no lo sé. Me sentía culpable por lo sucedido y sé que nunca me lo voy a perdonar pero cuando llegó Eva cambió todo eso en mi, sin darme cuenta. Poco a poco empecé a necesitarle y cuando me detuve a ver a mi alrededor ya mi mundo había cambiado, ya mi ser tenía otras prioridades. Y cuando llegó Luz simplemente supe que debía avanzar, no por mi, no por Eva, sino por ella. Por darle la oportunidad a otra niña de vivir lo que mi hermana no vivió.

-Ella fue y será una de las personas más importantes de mi vida.- respiré profundo para darme fuerza de seguir.- Nunca le he contado esto a nadie. De hecho solo una amiga sabe de su existencia y de lo ocurrido, ahora incluyendo a Eva.
 

El señor Fisher no dijo nada, ambos veíamos al frente, hacía la playa.- La cuidaba demasiado, pero al parecer no fue suficiente. Tenía planeado un futuro juntos, Marcos, mi hermanita  y yo. Trabajar, montar algo como familia y brindarle estudios a los dos para que pudieran salir adelante y hacer lo que quiseran pero solo pude hacer eso con mi hermano. Aun me carcomen los recuerdos; saber que pude haberlo evitado.-negue con la cabeza- Qué por mi mala cabeza, por mis viejas juntas, por todo lo que me rodeaba que estaba contaminado termine perjudicando la vida de una inocente.

-No fue tu culpa muchacho, los caminos de Dios son perfectos.- ambos saludamos con la cabeza a la pareja mayor, Roger y Melisa que pasaron a nuestro lado al interior de la casa.

-Justo ahora no quiero entrar en ese tema.

-Bueno pero tienes que saber que no fue tu culpa, ¿cómo ibas a saber que eso sucedería?- argumentó el señor Fisher y yo solo asentí, sólo el que pase por lo que yo, se puede dar cuenta de qué no es tan sencillo hacerlo. Ella estaba a mi cargo y yo no la supe cuidar.- Y lo que tenía...

-No, no se podía curar, más o menos la explicación de los doctores fueron qué, lo que ella vivió le provocó o le desencadenó esa enfermedad, tocó puntos en su sistema de no retorno. Enloqueció. Sólo se podía mantener con medicamentos pero nunca fuera de las cuatro paredes de un hospital psiquiátrico. A dónde la iba a visitar cada semana sin falta.- Me quedé en silencio pensando en esos momentos en que la visitaba, recordando lo sucedido, no permitiendome olvidar nada y así recordar siempre no faltar a mis visitas. Porque no la quería decepcionar otra vez.

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