Prologo

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-¡Vamos corre! - gritaba el pequeño niño, mientras apremiaba a su amiga para subir a la casa del árbol mientras jugaban a ser perseguidos por un gran dinosaurio en medio de la selva. - ¡Nos alcanza!- la niña seguía sus ordenes y corría lo más rápido que podía, cuando estuvo en frente del árbol se apresuro a subir las escaleras que su padre había construido para poder subir a la pequeña casa que estaba en lo más alto.

Cuando lograron llegar a la casa, los dos respiraban con dificultad por la tremenda carrera que habían tenido.

-¿Crees que aquí estamos seguros?- pregunta la niña, con sus ojos grises iluminados por la emoción.

-Desde luego, creo que es el lugar más seguro- Contesta el niño asintiendo enérgicamente.

-Bueno entonces podemos comer ya las galletas-dice la niña mientras saca el paquete y le brinda una a su amigo.

-Gracias.- respondió este con la boca llena.

Después de saciar su estomago con las deliciosas galletas. Decidieron descansar un poco, y se produjo un silencio casi sepulcral en la casa del árbol, que fue roto por el sonido de una pala en la tierra, pero los niños parecieron no oírlo.

-¿Crees que Luke siga enojado con nosotros?-pregunta la niña rompiendo el silencio.

-Por supuesto que no, siempre hace lo mismo, ya se le pasara- dice el niño con aire relajado y guardo silencio un momento.

-Siem...-

-¡Shhhh!- la interrumpe - ¿No escuchas eso?- pregunta mientras tapa la boca de la niña con sus manos .

Se puede oír como alguien en la parte trasera del patio, como a tres metros del árbol, cava un hueco con el suficiente espacio como para meter un cadáver en el. La niña con una emoción que raya la inocencia, baja rápidamente y sale corriendo para saludar a su padre seguida por el niño.

-¡Papiiii!- Grita la niña al acercarse.

El señor alza la cabeza rápidamente al escuchar a su hija y hace una cara, lo suficientemente gélida como para callarla.

-¿Qué haces?-

El padre sale rápidamente del hueco sin inmutarse en responder y coge a los niños bruscamente por el brazo y los jala hasta entrar en la lujosa casa.

-Tú- Dice señalando al niño- es hora de que te vayas.

El niño se dirige a la puerta y antes de salir, se gira y con sus ojos llenos de tristeza y dice a su amiga con la mirada, que lo siente por dejarla sola.

El señor sube rápidamente con la niña pegada a su brazo y entran a una habitación desconocida para la pequeña niña y toma una correa.

-Sabes lo que pasa cuando te metes en las cosas de adultos. ¿Verdad?-Dice con fingida paciencia. La niña asiente con sus ojos llenos de lágrimas.

-Pero no volveré hacerlo, lo prometo- dice rompiendo a llorar.

-No me prometas nada- grita- Tu madre hizo lo mismo, ¿Y donde esta?¿Lo sabes?, yo te lo diré, se debe estar revolcando con el primer hombre que se le paso por el frente-

-No entiendo- responde la niña, titubeando.

-¡Eres una bruta!- grita el hombre, mientras le asesta un fuerte golpe a la pequeña. Esta se echa a correr en dirección a las escaleras pero cuando está a punto de llegar su padre la alcanza. Y empieza a pegarle indiscriminadamente a su hija, un golpe tras otro, esta intenta cubrirse pero no es suficiente, rápidamente la sangre empieza a hacerse notar en su indefenso cuerpo, y lanza gritos a su hermano para que la ayude, pero él está enojado y hace caso omiso a sus gritos. De la nada aparecen unas manitas que intentan apartarla, su padre se percata de ello y se detiene para tomarla del cuello.

-¡¡¡¡¿Qué haces aquí?!!!! , te dije que te fueras.

-Deje la en paz , ella no ha hecho nada-dice el niño-

-Tú no sabes nada -responde el hombre. El niño que siempre se destaco por sus variados conocimientos para ser tan pequeño responde

-por supuesto que se, y se tanto como para decirle que usted quería enterrar un cadáver.

Inmediatamente la sangre abandona la cara del señor y el niño aprovechando ese despiste, lo empuja con todas sus fuerzas, escaleras abajo, sin percatarse de que este tenía entre sus brazos a su amiga.

La niña se queda mirando impresionada los ojos verdes con gris de su amigo y estira los brazos para que esta lo agarre pero no es suficiente, y en cuestión de segundos es arrastrada por su padre. Al caer siente un fuerte punzón en la cabeza, se gira para encontrarse con la mirada inyectada en sangre de su padre, y después todo se vuelve negro.

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