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Cuando el tren se detuvo por completo, Yuuichiro se levantó de su asiento y tomo su pequeña maleta, acomodó su bufanda roja llegandole por debajo de la nariz.

Apenas cruzó el umbral una ola de aire frió le dio de lleno en la cara, erizándole la piel. Con cuidado  bajó  del vagón hasta que la suela del zapato se hundió en el manto blanco, y, por alguna razón una extraña satisfacción le lleno el pecho.

 Llevó su mirada hacia el cielo gris, miró la nieve caer de forma grácil, serena, tan callada...

En su mente la música se reproducía con el mismo ritmo y compás de los copos caer, una melodía nostálgica, añorando el pasado, y con cada  ventisca  una nueva estrofa era susurrada en su mente.

Nieva

A través de la ventana,

Extinguiendo nuestra llama,

Tu mirada se congela,

Con cada Tic-Tac del reloj

Y ya no nos queda nada.


Nieva,

El cielo en copos se desgrana
Y se funde con la tierra,
Nuestras vidas se separan
Al terminar la tormenta.


Como si una manta blanca
Esté borrando tus huellas,
Y se me derrite el alma



Mi sangre también se hiela....


 —¡Yuu, cuanto tiempo sin verte!


 Se enjugó con los nudillos las lágrimas que en algún momento le habían inundado los ojos y levantó la cabeza. Dos personas se aproximaban hasta él, uno de ellos era alto, el cabello azabache se agitaba con el gélido viento, los ojos violetas y profundos, a Yuu le dio la impresión  que ocultaban muchos secretos. 

La persona a su lado era un poco mas bajo que el primero,  ojos azules como un soleado día de primavera, su cabello y  piel eran tan inmaculados como la porcelana a diferencia del mas alto, podía percibir un aura de calidez manando de él. Ambos vestidos con abrigos negros y afelpados.

En cuanto se encontraron a una distancia prudente,  el albino se  abalanzó sobre Yuu estrujándolo entre sus brazos.

 —¡Mírate como has crecido!— una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, Yuu temió quedar ciego ante la deslumbrante expresión por lo que entrecerró los ojos.

—Shinya, lo vas a matar— Llamó el hombre mayor con notable aburrimiento,  quien al parecer se llamaba Shinya, volvió la cabeza   en dirección a este,  dibujando un puchero de forma infantil.

—Solo quiero abrazar a mi sobrino ¿Hay algún problema? — Levantó una ceja mientras soltaba a Yuu — ¡Hace mucho que no lo veo!

 Yuu se encogió de hombros ante la voz lacónica del hombre mayor, alzándose sobre la de Shinya.

—Yo soy Guren, tu tío. — Se agachó a tomar la pequeña maleta—  Y el es Shinya. Ahora muevan ambos el culo, no quiero estar más tiempo entre tanta gente.

AMOR HOSTIL [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora