Espejito, Espejito en la pared.

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"La Reina admiro a su espejo mágico y sonrío por su reflejo un segundo antes de pronunciar las palabras mágicas.

- Espejito, Espejito en la pared ¿Dime quien es lo más hermoso del reino? - pregunto picardía y felicidad a la respuesta que todos los días la hacia feliz.

- Tú ya no lo eres más, mi Reina. Blancanieves ha crecido y con ello su belleza lo ha hecho también - la Reina hizo una mueca de disgusto y creía que era una mala broma. Esta furiosa con Blancanieves más que nunca"

- Buenos días, Su majestad- gruñó un poco con la voz del mayordomo y se quejó cuando este abrió las cortinas.

- Buenos días - dijo bostezando y tratando de arreglar su cabello castaño que estaba seguro que estaba todo desordenado.

- Hoy desayunara con la Reina en 20 minutos, después paseara con ella por las jardines reales por una hora y media. Después regresaran al castillo para que le hagan un cuadro juntos, terminaran a la hora del almuerzo donde después tomara un descanso de 2 horas en siestas o lo que usted quiera. Después se reunirá con la Reina y su hijastro en la sala del trono para discutir los acuerdos hasta la hora de la cena.... - El mayordomo hablaba con rapidez y él estaba perdido por estar entre dormido y despierto.

- Si... Si... - Bostezo y paso la mano por su cara para poder despertarse.

- Debería apurarse, como le dije ayer a la Reina no le gustan las tardanzas.

Con una reverencia y volviendo a postura perfecta salió de la gran habitación. El mayordomo era impecable, no podía negarlo. Exigía ser así a todos en el castillo, menos a la Reina por obvias razones.

JongIn estirándose haciendo sonar algunos de sus huesos, miro por la ventana y vio que apenas estaban saliendo los primeros rayos del sol. Se madrugaba en el castillo, y eso le incomodo un poco ya que solía pararse a una hora después de la salida del sol.

Se acercó a la ventana para ver con claridad aquel maravilloso jardín que había visto el día de ayer, los primeros rayos sol con el rocío matutino daban una espléndida vista digna de un cuadro y más cuando vio a la cosa que lo había cautivado desde ayer. Habia unas rosas rojas que le recordaron su hogar, pues en su reino creían muchas de ellas y de todos los colores.

Con una pequeña cesta y una tijeras de jardín, ahí en medio de las rosas rojas estaba Kyungsoo. JongIn deseaba estar más cerca para poder admirar el rostro blanco y los labios rojos rozar con suavidad los pétalos de las rosas que olía y después cortaba para poner en la cesta. El príncipe se preguntaba como aquel chico vestido de arapos y lleno de polvo era tan impresionante para el como un pequeño diamante.

Cuando la mano de Kyungsoo soltó rápido una rama del rosal supo que se había lastimado con las espinas, no entendía por qué no usaba guantes o las cortaba de de una vez las que tuvieran menos espinas. Ese chico era un total enigma para él y quería saber por qué no hacia nada contra su madrastra.

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- Espejito, Espejito en la pared ¿Dime quién es lo más hermoso del reino? - pregunto Taeyeon al gran espejo que tenía en la pared de su habitación.

- Mi señora, no creó que su propio reflejo vaya a responderle - dijo el mayordomo de la sonrisa y veía como la Reina vigilaba cada parte de su ser buscando alguna imperfeccion.

- Espejito, Espejito en la pared ¿Dime quién es lo más hermoso del reino? - pregunto de nuevo alzando una ceja esperando una respuesta.

- Usted lo es, nada más hermoso en este reino - dijo en seguida Jongdae.

KyungSoo Y Blancanieves ›››››KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora