18. Juego de dos

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Los pesados párpados de Casey se dejaron caer sin ningún esfuerzo por el cansancio acumulado en cada zona de su cuerpo.

No supo cuánto tiempo transcurrió hasta que se quedó profundamente dormida, pero de repente, su subconsciente la trasladó al dulce lugar de los sueños que últimamente no había parado de acompañarla con pesadillas.

Una vez más, esperaba pasar una buena noche, pero tenía la repentina certeza de que sus plegarias no serían escuchadas.

Caminaba lentamente por un gran pasillo de paredes blancas muy sucias, iluminadas débilmente por unas cuantas lámparas que reflejaban una luz tenue parpadeante.

De vez en cuando, las cadenas que sostenían aquellas viejas tulipas de hierro oxidado chirriaban provocando un creciente ritmo cardiaco en la joven

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De vez en cuando, las cadenas que sostenían aquellas viejas tulipas de hierro oxidado chirriaban provocando un creciente ritmo cardiaco en la joven.

El corazón la martilleaba acompañando el ruido constante que hacían sus tacones al andar por aquellos lúgubres pasillos.

Parecía un antiguo hospital psiquiátrico y realmente no inspiraba nada bueno.

Seguía avanzando fijándose en cada detalle que veía, sin embargo, no había ni una sola persona caminando por allí. Solo estaba ella. Sola.

Deseaba gritar el nombre de Sam, esperando que este viniera a su lado y la rodease con sus fuertes brazos convenciéndola de que todo estaba bien y que no había nada a lo que temer.

Pero él no estaba allí, y no valía la pena pedir ayuda a alguien inexistente en aquel lugar.

Giró hacia la derecha y vio una ventana iluminada por el reflejo de un trueno lejos en el exterior. La lluvia caía de manera torrencial aquella noche.

Juraría que con la luz emitida por el trueno había visto el reflejo de su padre.

Tonterías. Su padre estaba muerto. Su mente la jugaba malas pasadas.

No mucho después, escuchó varios pasos detrás de ella. Se giró violentamente en una posición defensiva, sin embargo, no había nadie.

Aceleró el ritmo, avanzando un par de metros, pero el ser o criatura que la seguía la pisaba a los talones.

Se ocultó detrás de una pared intentando jugar al despiste y ganar algo de tiempo para huir, además, su corazón latía tan fuerte que creía que se le iba a salir del pecho.

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