2. El mejor regalo

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Feliz cumpleaños Anne

Lunes, 15 de Junio

Pasó la noche, pasó la mañana, ya era la tarde del lunes, faltaban tres horas para la fiesta de ella, pero yo ya me estaba preparando... No precisamente para su cumpleaños, sino para ver a Andrea, aún seguía molesta por lo que hizo, pero si algo me enseño la vida es que no puedo dejarme llevar por simples cosas que pasan ¿si me entienden?

En fin, era de costumbre, casi parecía una rutina de ella, Andrea llegó a mi casa cuando aún no estaba completamente arreglada, así que me dirigí a la entrada de mi casa un poco despeinada. Al abrir la puerta, me di cuenta que tenía esa bolsa rosada... Ya era obvio lo que traía adentro.

-¿que haces con eso aquí?. Le dije con una voz firme y claramente molesta

-Quería intentar... Averiguar una manera de... Repararla.-Dijo casi que para ella misma

Su tono no era normal, y algo me dice que no es por mi estado. Como quisiera que mi lenguaje se extendiera en el nivel suficiente para explicarlo, ese típico sentimiento que nos da cuando sabes que alguien no está bien.

-Entonces muéstramela.

Dio paso a mi casa, cabizbaja y desorientada, camino pocos metros de la entrada y se acomodó en el sofá, ya lista para afrontar mi desdicha, dejó la bolsa a un lado y con cuidado extrajo la muñeca, Pareciera como si le tuviera temor, la sostenía de una manera inusual... Tal y como esperaba, una potente raja nacía a partir de la comisura izquierda de esos intensos labios pintados, para mí suerte, no media ni más de un centímetro.

Intentaba no llamar la atención ante el comportamiento de Andrea al sostener la muñeca, mejor dicho, no inmutarme, pero esta situación incomodaba; ya sentada al lado de Andrea tome la muñeca, se sentía igual de frágil y hasta puedo justificar... fría.

-Bueno... No hay nada que hacer.-empecé a peinarla con mi mano. -Supongo que Anne... ¿No crees que se moleste, verdad?

-No.

Un suspiro corto salió de mis fauces, tome la bolsa y coloque la muñeca de nuevo en esta, su caja verde brillaba por su ausencia, solo veía un montón de "papel china", abundante en el fondo, parecía más objeto de decoración que un intento para dejarla intacta.

-¿y la caja?.-pregunté con mirada vacía y voz parsimoniosa.

-Pam la devoró, si no hubiera estado en esta la muñeca estaría completamente rota.-Dijo con tono temeroso 

-Sabes que no muerdo, ni Pam tampoco ¿por qué sigues culpando a la perra? Sabes bien que no fue ella.

-ya ni sé cómo coño hacerte entender que Pam lo hizo...

-ok.-le respondí en seco

Andrea y yo tomamos rumbo a mi habitación, ya ahí, dejamos la bolsa al lado del closet, la tarde pasó lentamente. Como si el tiempo se burlara de nuestro estado de ánimo... Que claro, no cedía. Poco a poco empezaron a llenarse de pasitos, risas, golpecitos, los rincones de la casa. Las voces de los seguramente los doce niños que se encontraban en la sala, la cocina y el patio no dejaban ni un solo gramo de serenidad. Nuestra única calma es que ninguno de los integrantes de la familia, excepto mi madre, sabia de la existencia de dicha sorpresa, así que en medio de estos sonidos, Andrea y yo decidimos que la muñeca sería oculta, y con dos míseras quincenas de mi humilde trabajo, le pagaría a Anne una Barbie.

Ya tomada vergonzosa decisión, ocultamos detrás del closet, nadie entraba a mi habitación, y la tendría toda la velada con llave, solo Andrea y yo teníamos permitido entrar, al igual que solo yo conservaba la única llave de mi habitación.

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