6 JUNIO

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Le duele la cabeza. Ella nunca pensó que corregir y editar textos sería algo difícil. No la mal interpreten, le encanta su trabajo, sólo que a veces la presionan mucho. Desearía poder corregir su propio escrito y mandarlo a la editorial donde trabaja y que se convierta en un best seller mundial. Sin embargo, no es así. Le falta mucha experiencia y aún no encuentra la idea o mejor dicho inspiración correcta.
Pero como lo desearía.
Su teléfono suena.
—Hola.
—¡Hola! Oye me preguntaba si me podrías llevar a la librería que me platicaste el otro día. Me urge un libro nuevo.
—Claro, ya terminaste el que te mande el otro día.
—Uff, ni me duró un día.
—¡Pero tenía más de setecientas páginas!
—Creo que subestimas mi poder.
—Esta bien, ¿A qué hora paso por ti?
—Mmm, ¿te parece bien dentro de una hora?
—Claro, me hace falta un respiro del trabajo.
—Oh sí, olvide que trabajas desde casa.
—Si, bueno te veo dentro de una hora.
—De acuerdo, nos vemos.
Cuelga la llamada con la mirada fija en los textos y piensa en sí necesita un ayudante. ¿Pero quién sabe corregir textos?

Harry está desvelado.
Y no fue por una fiesta o una cruda, hasta eso suena mejor. Está desvelado porque terminó un libro de más de setecientas páginas en una sola noche. Lo comenzó a las siete de la tarde y lo terminó a las seis cincuenta de la madrugada. Por lo que sólo durmió cuatro horas.
En este instante está dormitando sobre el mostrador provocando una fila de personas frente a él.
—¡Styles!
Harry apenas escucha el grito que su jefe le da. Con los ojos soñolientos lo mira.
—¡Despierta! Estas no son horas de dormir. Tienes una fila frente a ti, ¡muévete!
Bostezando se despierta y toma los libros del mostrador para pasarlos por el escáner, y así hasta terminar con la fila. Esto es realmente agotador.
—Harry -lo llama Charlie-. ¿Puedes venir a mi oficina?
—No.
—Ahora.
Irritado, se para de su lugar y sigue a su jefe.
Vaya mierda.

Danielle y ella pasan por la puerta de la tienda y su amiga casi corriendo se dirige a la sección de juveniles.
Mientras tanto ella recorre cada pasillo buscando algún libro para disfrutar esta noche.
—Oye -escucha que la llama Danielle. La mira y ella le muestra un libro. Uno con una chica en la portada (como no) y un esplendoroso vestido azul-. ¿La Selección? -lee el título-. ¿Es un cuento de hadas? ¿No estás ya grande para esas cosas?
—No -dice indignada-. Es una distopía, es como un reality show pero con un mundo dividido.
—No la capto.
—Tranquila, es normal -dice y se da la vuelta-. Tu pequeño cerebro no procesa cosas tan complicadas.
—¿¡Pero qué!?
Negando sigue buscando hasta que se detiene a fuera de una puerta donde escucha una voz conocida.

—Ya te dije que las personas son unas caprichosas -exclama Harry con irritación-.Quieren que estemos allí como si fuéramos sus sirvientes. Y no, no lo permitiré.
—¿¡Cuántas veces tengo que decirte que es tu trabajo!? -vocifera su jefe.
—¡Esta discusión es inútil!
Masajeando sus cienes, Charlie deja pasar esta pequeña rabieta. Porque a pesar que el tipo es un engreído flojo; le quiere, en verdad que lo hace.
— Escucha, es la única advertencia que te daré -Harry pone los ojos en blanco-. Te he pasado muchas Styles, y no es justo que tenga que despedir a otros empleados por un mínimo problema cuando a ti te perdono cualquier cosa. No haré favoritismos.
—¡Oh por favor, Tú me amas!
—Lo haría sino fueras tan idiota.
Harry ríe. Él siempre ha tenido una risa ronca pero a veces sale muy aguda, como cuando se burla de las personas. Esta es una ocasión.
—Trataré de mejorar mi humor, pero no prometo nada.
—¿Tengo otra opción?
—No, ahora déjame seguir con mi trabajo.
Riéndose sale de la oficina y siente un golpe en su pecho. Una persona acaba de chocar con su pecho.
—¡Au! -escucha el quejido de una voz femenina. Una chica que está tirada en el piso.
Es la misma chica de la vez pasada, ¿Qué maña con querer golpearse contra su pecho?
Sin embargo, esta vez sí la ayuda a levantarse.
—Déjame adivinar -sentencia-. Escuchaste toda la conversación que tuve con Charlie.
—Desde -e imita un horrible acento grave, tratando de igualar al hombre que habló-.Esta es la única advertencia que te doy. Lo siento, eso estuvo horrible.
—No sé que fue más horrible, si tu falso acento de hombre o que hayas escuchado una conversación ajena. Yo creo que la primera.
Ríe. Y esta vez sale natural esa risa.
—En serio, lamento...ambas cosas.
—Descuida -sus hoyuelos se marcan en sus mejillas-. Yo soy una peor persona.
Por alguna extraña razón ella se siente cómoda platicando con él. Con Harry, con el chico medio ruloso irritable.
—¿Buscabas algo?
—Eh...no. Bueno si, este...
Harry asiente.
—Si, bueno. Descubre que es lo que quieres y si necesitas ayuda llámame.
Ella negando le pregunta.
—¿En serio, cambiarás tu humor por tu trabajo?
—No, lo haré para no decepcionar a Charlie.
Harry regresa a su habitual lugar y ella no puede evitar quitar la mirada de él. Resulta diferente para ella.
—¿A quién observamos? -Danielle aparece detrás de ella haciéndola sobresaltar.
—¡Santo Dios, Danielle! Vas a hacer que muera.
Danielle hace un gesto de "no me importa" y le muestra su nuevo libro emocionada.
—Nuevo bebé.
—Oh por Dios, dime que no te llevarás ese -dice negando para que ella no se lo lleve por nada del mundo.
—Oh si, lo empezaré a leer ahora mismo.
—No, ten algo de compasión por la raza humana.
Danielle niega repetitivamente y se dirige al mostrador dónde está Harry sonriéndole a las personas.
—Quiero este -demanda su amiga.
Harry frunce el ceño al ver el libro.
—¿Qué? Cincuenta sombras de Grey -mira a mi amiga-. Es una broma cierto.
Harry sonríe. Pero no es una sonrisa normal ni bonita, es una sonrisa irritada y forzada. Muy forzada.
—No, en verdad lo quiero.
—¿Qué...qué te sucede en la cara? -dice ella señalando a sí misma su boca.
—¿Qué? -cuestiona Harry-. Trató de ser amable a pesar de que no quiero serlo.
—Oh, créeme se nota -dice Dani.
—Sabes, no tienes que sonreír como si tuvieras alguna enfermedad extraña en la cara, solo no seas grosero con las personas y eso es todo -declara la chica.
Harry asiente procesando lo que acaba de decir la chica desconocida de bonito pelo castaño.
—Ok, bueno entonces te cobraré por este horrible libro -lo pasa por el escáner-. Solo no quiero que regreses reclamándome por haberte cobrado un libro que te arruinará la reputación.
—Oh vamos, ¡no es tan malo!
Harry y la chica se le quedan viendo.
—Ok, de acuerdo. Solo te pagaré y ya.
Y así lo hace. Harry le regala un separador a Danielle. Está claro que trata de ser amable.
—¿Porqué a mí nunca me da separadores? -murmura la chica que viene cada mes a la tienda entre dientes.
—¿Qué? -pregunta Harry.
—Nada. Bueno, gracias.
Y casi corriendo salen de la librería.

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¡Hola! Nuevo capítulo. Disfrútenlo.
❤️
PD: su nuevo corte 😍 asdajdkj

Aquél libro que te dediqué ➳ H.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora