La invitación

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Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que el cartero dejaba una carta en mi buzón, a los pocos minutos mi madre me llamó

- Me puedes explicar que es esto?

Si bien ya pasó mucho tiempo desde la última invitación, de papel rosado y letras plateadas que irónicamente solo podía significar una cosa, pelea clandestina.

- No lo entiendo mamá, lo dejé ya hace mucho tiempo y ahora vuelve? No lo quiero hacer, pero tu sabes lo que significaría

-Si, lo se y no quisiera que nuestra familia vuelva a pasar nuevamente por eso, fue muy duro para todos nosotros y lo sabes muy bien- Respondió y un tono de tristeza se hacía presente en su voz

- Tranquila mamá ya veré como resuelvo esto sin tener que ir.

Pues se cumplía un año ya desde la última carta que llegó a la puerta de mi casa, esa invitación, si podría llamarse así, que citaba a los que eran considerados los mejores peleadores callejeros.
Todo empezó desde la muerte de mi padre, toda mi fustración desaparecía cuando entraba en una pelea, no lo hacía por la fama o el dinero, al contrario lo hacía por olvidarme del momento que estaba pasando, todo lo que ganaba en las peleas se lo regalaba a cualquier vagabundo que se cruzaba en mi camino a casa.

Me costó bastante tiempo para encontrar mi vieja agenda donde guardaba todos los contactos de las personas que había conocido en mi tiempo de peleador, no los consideraba mis amigos porque estaba seguro de que en cualquier momento podían traicionar mi confianza, todos menos una persona; Fernanda, durante todo el tiempo solo ella estuvo a mi lado, desde la muerte de mi padre hasta el día en el que cometí el error de alejarme de ella.

Después de varios minutos observando números y números de teléfono, encontré el que estaba encontrando, se trataba de Rubén, él no era un muy buen peleador pero sabía todo sobre la organización de las peleas callejeras.

- Rubén soy yo, Martin, la recibí de nuevo, no lo emtiendo, por qué ahora y por qué nuevamente yo?

- Lo sé, la noticia anda circulando, nadie sabe por qué nuevamente te eligen, si bien sabemos que solo los mejores son llamados- respondió, su voz parecía sincera, y soltó una breve risa.

- Sabes que hace mucho que me retiré de ese mundo, hay algo que pueda hacer para salirme de esta? - pregunté aunque ya sabía cual iba a ser la respusta.

- Conoces este mundo y sabes que los organizadores no se van por las ramas con los desertores.

- Aún no se sabe quienes son? - Hace cuatro años que empezó este torneo y nadie sabe la identidad de los organizadores.

- Pues no, nadie sabe quienes, ni de donde salen las cartas.

Terminó la llamada, un miedo y una nostalgia se apoderó de todo mi cuerpo, recordé aquella tarde cuando regresaba a mi casa después de haber rechazado la invitación para el torneo, un grupo de hombres bajo de una furgoneta negra cuando menos me lo esperaba, me llevaron a las afuera de la ciudad y dentro de un cuarto oscuro, me propinaron una golpiza, la cual no recuerdo, desperté a los tres dias en el hospital con varias heridas y múltiples contusiones, según me contaron, esos hombres me dejaron en la puerta de mi casa con una nota que decía "es la última vez, la siguiente será peor".
Desde ese día decidí que no valía la pena seguir arriesgando mi vida, debido a que desde la muerte de mi padre, yo estaba a cargo de toda mi familia; mi vida regresó a una tranquilidad que hace mucho tiempo no había sentido, pero toda esa calma terminó ese día en el que el cartero trajo esa invitación rosada.

Un Viaje Sin Retorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora