Una Difícil Elección

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Cada vez faltaba menos para que llegue el día, si bien aún no sabía que hacer, de algo si estaba completamente seguro, no quería ver ni a mi madre ni a mis hermanos sufrir, asi que lo más seguro iba a ser que tendría que ir a pelear.

Pero antes de elegir una de mis opciones debía consultarlo con la persona que se convirtió en mi mentor y que hizo las veces de mi padre desde que el mío falleció. Fui a buscarlo y como siempre la puerta del gimnasio estaba abierta, el viejo letrero de "Gimnasion Medina" seguía tal y como yo lo recordaba.

Guillermo se encontraba en su despacho, al verme una sonrisa asomó en su rostro, lo saludé con un fuerte abrazo como era de costumbre, antes de que yo pudiera empezarle a hablae sobre el tema por el que venía, el se adelantó.

- No sabía que habías vuelto al mundo de las pelas callejeras- me dijo con cierta tristeza en su voz.

- Todo lo contrario, tú más que nadie sabe que lo dejé hace tiempo, es por eso que hasta me alejé del gimnasio, todavía no entiendo por qué nuevamente a mí.

- Pero puedes salirte, sal de la ciudad, escóndete por un tiempo y ellos se olvidarán de ti. - Guillo todavía tenía la esperanza de que yo deserte.

- Recuerda todo lo que tuve que pasar después de haber desertado del último torneo, no quisiera volver a pasar por lo mismo, mucho menos que toda la gente que conozco tenga que volver a estar envuelta en esa situación.

Guillermo no supe que responderme y guardó silencio, el ambiente se puso muy incómodo por lo que tuve que romper la tensión tratando de explicar la descición que en ese momento.

- Conoces mi historia, cuando llegué al gimnasio, no tenía motivos para vivir, estaba en el suelo y tú me ayudaste a levantarme, eres un padre para mí y sabes que te quiero mucho, pero en esta ocasión nonpuedo liberarme de esta, tengo que afrontar este torneo, y lo ganaré para demostrar todo lo que soy, todo lo que he aprendido de tí, y para dejar en claro que no volveré jamas.

- Martín sé la gran persona que eres, y sabes que siempre he estado junto a tí en los buenos y malos momentos, pero en esta ocación no puedo apoyarte en esto, no estoy de acuerdo con que vuelvas al mundo de las peleas, te costó mucho salir de eso y ahora vas a volver asi porque sí, lo siento pero no. - Sus palabras me lastimaron mucho a tal punto q sentí que parte del mundo me caía encima.

- Pensé que siempre ibas a estar ahí para mí, esta era una de las ocasiones que más te necesito, pero veo que las cosas son distintas, nunca creí que me ibas a abandonar así.

- Todavía eres muy inmaduro Martín, ya lo haz vivido y aún no aprendes, esas actitudes estúpidas no te permiten seguir creciendo y te mantienes en esa burbuja y sigues creyendo que eso está bien, pense que después de tanto tiempo algo habías aprendido.

No pude decir nada más, las palabras de Guillo me dejaron impactado; era irónico, la persona por la que yo pondría mi cuerpo a recibir balas, era la que esta vez disparaba.
Me fui del gimnasio con un nudo en la garganta y con el alma hecha pedazos, y ahora ya no sabía que hacer, esa acalorada conversación con la persona que yo consideraba mi padre me dejó en blanco, sin saber que hacer y peor aún a donde ir.

Esa noche pasé caminando sin rumbo, no podía pensar que hacer, si participar o no, si huir o quedarme, nada estaba claro en mi mente.

Al llegar a casa ya entrada la noche, mi madre se encontraba en el sillo, una mptaza de te en su mano y las ojeras empezaron a aparecer en su rostro, al verme y constatar que todo estaba bien sonrió, y solo me dijo

- Quiero que vayas, que pelees como nunca lo haz hecho y que ganes ese torneo; no podría verte nuevamente en una cama de hospital luchando por tu vida y con tu cara destrozada.

Las lágrimas empezaron a caer por mi rostro al ver en los ojos de mi madre el miedo, así que ese fue el momento en el que decidí que nada me detendría, si bien no estaba en forma pero de alguna manera iba a salir adelante como

Un Viaje Sin Retorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora