Beginning

5.

— Demonios, ¿dónde se habrá metido? –aventando su celular a la cama se retiró la camiseta y miro la ventana con las cortinas cerradas.

El aire de verano de aquel tiempo era diferente a ese, el aire de verano de aquel tiempo había sido agradable para él.

Podía reprenderse a él mismo en silencio como lo había hecho por semanas cuando se le habían confesado, sus sentimientos estaban destruidos, amar no era algo que él hacía.

Pero la promesa que habían hecho hace tiempo, lo seguía persiguiendo.

— Seamos mejores amigos para siempre –mencionó una pequeña rubia de diez años mientras sostenía su dedo meñique junto al suyo.

— ¡Siempre! –había contestado el pelirrosa con alegría.

Se sentía un idiota por no poder corresponder a las sonrisas que le había ofrecido su mejor amiga, pero se sentía más idiota al no ver el gran cambio que había en ella.

Sin llamadas.

Sin mensajes.

Sin visitas concurrentes.

Ella estaba dejando de amarlo, claramente, eso debería ser un alivio para él... pero no podía dejar de preguntarse porque le estaba doliendo tanto el corazón.

Y aquí comienza la historia de cómo cupido jugó con los sentimientos dos personas.