Introducción

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—Oye ¿Oíste los rumores?

—¿Rumores?

—Sí, los rumores de la pizzería abandonada.

—¡Ah...! No.

—¿No?

—No.

Pudo alcanzar a oír esa peculiar conversación entre todo los murmullos del salón. De todas maneras, no tenía nada mejor que hacer y con la cabeza escondida entre sus brazos haciendo como que dormía se puede estar en todos lados.

—Esos rumores de que se puede sentir la presencia de fantasmas.

—No mames.

—¡Es verdad! La otra vez mi hermano fue con sus amigos a esa pizzería... Dijo que se podían oír las voces de los niños llorando...

—¡Estas idiota! Los fantasmas no existen.

El famoso asesinato del 97, cuatro niños asesinados brutalmente por quien-sabe-que en la pizzería de quien-sabe-donde. La gente se tragaba tan fácilmente tanta idiotez que le sorprendía cada día el imbécil que venía con sus cuentos de "A que no sabes que". Bon ya era casi un adulto como para tragarse tanta barbaridez.

Pero bueno, tampoco era saludable estar quejándose todo el tiempo y amargándose la vida por cosas que externas que nada que ver con él. Tenía tantas otras cosas de que preocuparse, como por ejemplo la escuela... Su futuro.

Bon estaba en el último año de preparatoria y le faltaba tan pocos meses para salir e ir a la universidad. Todavía no sabía que hacer con su vida.

Pensar que cualquier cosa que decidas puede marcar y cambiar tu vida como para bien o como para mal, como un cambio pequeño o como un cambio enorme; esas niñas deberían echarle todas esas ganas de chisme sin sentido al estudio... O a lo mejor ellas si sabían a que se iban a dedicar... O les vale madres.

En fin, cosas de la vida.

Que fácil era la vida cuando eras un niño, pero desgraciadamente uno crece, uno tiene que crecer. El curso de la vida tiene que seguir.

—Muy bien chicos, que tengan un buen fin de semana—dijo la maestra dictando que ya todos podían irse.

Bon levanto la cabeza de su escondite y con un pesar en sus ojos al acostumbrase bien a la luz cargo su mochila en su espalda y procedió a salir del salón.

Ahora que lo pensaba no tenía nada que hacer, los profesores no les habían encargado tarea y no tenía planes ni con amigos ni con familia.

Entonces su celular empezó a sonar intensamente en su pantalón mientras sonaba "Megalovania" de fondo. Metió su mano en el bolsillo del pantalón sacando el aparato y contestando a la llamada. Era Toy chica.

—Bueno.

«Hola Bon»

—Hola Toy Chica.

«Oye... ¿Vas a estar ocupado mañana»

—No ¿Por?

«Bueno, Mangle viene mañana para acá...»

—¿Mangle? Vaya, hace mucho que no la veo, casi un año.

«Lo sé, dice que extrañaba tanto estar aquí... También dice que irá a la universidad en Inglaterra, quería vernos pues no sabe cuando volverá a visitarnos yéndose para allá»

—Vaya, que suertuda.

«Sí... Jeje»

Mangle hace mucho que se había mudado a Estados Unidos con su familia. De vez en cuando ella regresaba para visitar a sus mejores amigos, ósea Bon y Toy Chica. Era genial, pues Mangle les traía cosas de allá y les contaba mucho también de sus experiencias y nuevos amigos y cuándo alguien tenía que ir a aquel país, Mangle siempre los guiaba por las calles de California, casi se podría considerar su guía turístico personal.

«Ibamos a hacer una fiesta y por eso preguntaba si ibas a estar ocupado...»

—De todas formas ya sabes que ocupado o no voy a ir.

«¡Jaja! Sí, tienes razón. Mañana nos vemos en mi casa y traes tu guitarra, ya sabes, para animar el ambiente»

—Sin duda alguna amiga.

«Bueno, adiós Bon»

—Adiós.

Y entonces se terminó la llamada con Toy Chica colgando.

Respite | #FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora