V. Terror

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La sombra misteriosa empezó a perseguir a Bon. Aquella sombra medía menos que la estatura del chico peli-azul pero aún así le daba escalofríos. Lo único que se distinguía de aquel espectro eran sus ojos, azules como el agua pero al mismo tiempo sin vida. Ojos que lo miraban con una actitud de sanguinaria, que le decía sin palabras que de ahí no iba a salir para contarlo.

Bon aún con la linterna prendida seguía corriendo. Aquella persecución parecía eterna para el chico. Bonnie lo estaba siguiendo, pretendía no dejar al chico solo en ningún momento pero para esta situación el peli-morado no tendría otra opción. El oji-rojo sabía cada cualidad de sus amigos ya muertos, sus ataques y sus puntos débiles. Estaba gravado en su mente como fuego vivo y la verdad ni él mismo sabía como, simplemente lo sabía.

Si quería proteger a Bon era esencial decirle que tenía que hacer.

— ¡Bon! ¡Apaga la linterna! —gritó sin dejar seguir al mayor. El de cabellos turquesa escuchaba atento a Bonnie pero sin dejar de moverse.— ¡Vete y escondete! ¡No hagas ni el más mínimo ruido! ¡Tendré que separarme de ti!

Y al segundo Bonnie desapareció como polvo al viento. Bon se alarmó un poco pero siguió las indicaciones del fantasma de cabello morado. Al apagar su linterna lógicamente no lograba ver nada. Esto era preocupante para el chico de ojos verdes pues no sabía exactamente que estaba enfrente suyo. Todavía seguía corriendo y sus pasos resonaban fuertemente haciendo ruido.

"No hagas ni el más mínimo ruido" Bon pensó en las palabras de Bonnie. Con la adrenalina del miedo el chico trató de pensar en una manera para que el espíritu dejara de seguirlo.

🔹

La respiración agitada de Bon era lo único que se escuchaba en esos momentos. Su corazón latía tan fuerte que parecía que se saldría de su pecho en cualquier momento. Estaba sentado y recargado en la pared de la puerta con la linterna apagada y fuertemente agarrada por sus dos manos. Su mente no paraba de reproducir absolutamente todo lo que había pasado hace unos minutos.

De alguna manera logró burlar al espíritu, parando su paso sin hacer mucho ruido. Después prosiguió en encerrarse en la habitación ahora presente. Por lo oscuro que estaba no alcanzaba a ver bien a su alrededor a comparación con el pasillo pues ese era iluminado por la luz de la luna.

Por los 10 minutos en los que había pasado, el peli-azul pensó que ahora estaba a salvo pero en realidad no estaba muy seguro. Tampoco había aparecido Bonnie para al menos decirle "hola" o algo. Estaba muy nervioso y tenía miedo. Sí, miedo. Hace mucho que el mayor no sentía un miedo como el que estaba sintiendo ahora mismo. La última vez que sintió ese miedo fue cuando era un niño.

Cuando Bon era pequeño era muy miedoso. Claro, el era un niño así que era normal. La oscuridad le daba terror, no la soportaba y siempre que ocurría algún apagón en la casa, se quedaba en una esquina llorando hasta que sus padres llegaran con él pequeño. Su madre lo comprendía totalmente su miedo pero su padre no. "Los hombres no le tienen miedo a nada Bon" le decía su padre todo el tiempo mientras que su madre le decía que ni le hiciera caso y dejaba que el tiempo y la madurez curaran su terror. Una cosa muy sabía de su madre pues con el tiempo llegó el día que le dejó de temer. Creció, empezó a madurar física y mentalmente, todavía más con la inesperada y dolorosa partida de su madre.

Pero ahora mismo, Bon sentía como si hubiese regresado a esos días de terror a la oscuridad, con la diferencia de que su madre no estaba ni estaría para tranquilizarlo ni cantarle una suave canción de cuna. Aún con el miedo, el chico no derramó lágrima alguna, pero sin duda quería hacerlo.

"Bonnie ¿Dónde estas cuando te necesito?" Era lo que pensaba mientras su respiración se tranquilizaba poco a poco quedando en total silencio.

Al momento en el que el sonido se fue, Bon decidió echar un vistazo afuera para ver si ya no lo perseguían o si de casualidad Bonnie pasaba por ahí. Sonaba estupido, pero el peli-turquesa no sabía pensar en esos momentos. Bon, ahora recargado de rodillas sobre el piso, abrió lentamente la puerta tratando de no hacer ruido. Al primer movimiento, un chirrido metálico sonó despacio pero a la vez rompía fuertemente con el silencio al lo que Bon paró un instante para luego continuar abriéndola despacio. Asomó un poco la cabeza mirando con forzosa vista el exterior pero sin alcanzar a ver algo. Entonces, al no ver nada, el chico decidió encender la linterna.

En ese momento, quien hubiera sabido como hubiese terminado Bon si justo ahí hubiera encendido la linterna.

Antes de encender la linterna, juró oír una respiración. Sentir una respiración. No era cualquier brisa o viento que circulaba por el edificio. Sintió como soplaban directamente a su cara, estaba tibio e incluso pudo percibir un aliento a dulce pero a la vez podrido. Aquella acción no la veía venir y le puso los pelos totalmente en punta. Un escalofrío recorrió su espalda y el miedo aceleró su corazón llegándolo a escuchar como resonaba como un tambor dentro de su pecho.

Bon cerró rápidamente la puerta, importándole poco el horrible sonido de metal que este producía y se mantuvo así, agarrando la perilla de la puerta fuertemente. Lo siguiente que procedió le dio pánico. La puerta fue fuertemente azotada por algo, los azotes fueron constantes e imparables por los siguientes 2 minutos. Ese algo quería entrar. Bon estando agarrado fuertemente de la perilla tratando de que aquella cosa no entrara empezó a sacar las lágrimas que tanto quiso sacar. En su vida había presenciado algo tan horrible y terrorífico. Bon en esos momentos pensó en su mamá y en nada más.

Cuando el golpeteo cesó, Bon aún seguía aferrado a la puerta y dando un llanto silencioso. Pensó que iba a morir en manos de esa cosa que quería entrar. Mientras que el peli-turquesa pensaba en lo peor, Bonnie hizo su aparición. El peli-lavanda al verlo así de frágil pensó en abrazarlo pero no podía. El solo era un fantasma.

—Bon, tenemos que irnos.

Y sin más, ambos salieron del edificio.

Respite | #FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora