Capitulo 4.La huida

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Eran las 6 de la mañana y yo continuaba despierto, no sabía si relajarme o preocuparme por la forma que me habían tratado los policías, puede que supieran lo que había hecho y solo estuvieran poniéndome a prueba, o tan solo me estaba llendo bien por una vez en mi vida, estuve mirando al techo mientras le lanzaba una mirada pensativa a ese horizonte cercano, no tenía nada que hacer la verdad se habían llevado mi skate y mis ganas de salir a la calle a hacer cualquier cosa, como un graffiti, dar patadas al balón o lanzarlo a la canasta, solo estaba el techo y yo en mi pequeño mundo donde podía ser yo mismo sin importar lo que pensasen los demás, en cierto momento entro mi madre por la puerta y me dejo el desayuno en la mesita de noche, era una tostada con mantequilla con un café y un zumo de naranja, no lo toque hasta que él hambre fue tan fuerte que me saco de mis pensamientos y mis sueños despierto.
Pasaron horas iguales a las anteriores, pero con la pequeña diferencia de que estas se iban haciendo cada vez más aburridas me era imposible dejar mis pensamientos pero de repente sonó el timbre de la puerta, al principio estaba tranquilo hasta que escuche salir de las bocas de los que estaban en la puerta:
-Abra, policía.
Mi corazón se aceleró tanto que mi mano temblaba, no la podía controlar, escuche pasos en las escaleras, tenía ganas de salir corriendo, pero decidí, así no sospecharían tanto, abrieron la puerta y continúe tirado en la cama, aparentemente relajado.
-Hola chaval, ¿qué tal?
-Bien, hay voy- dije sentándome en la cama- ¿ocurre algo?
-No, solo queríamos hacerte unas preguntas.
-De acuerdo.
-Donde estuviste el día del asesinato.
-Aquí mismo, en mi habitación- dije mientras notaba que mi ritmo se aceleraba.
De repente Claudia entró por la ventana y los policías sacaron las pistolas.
-¡Nick corre la policía ya está aquí!-dijo de espaldas a los policías- ohhhh, ya están aquí- espero unos minutos y fue a quitarle las pistolas a los policías- ¡Nick corre que no te cojan!
Comencé a correr hacia la ventana mirando a Claudia mientras intentaba quitarles la pistola, ahora desearía no haber mirado. De repente una de las pistolas se disparo, atravesando la tripa de Claudia, me quedé unos segundos en shock, pero pensé en que sus esfuerzos y muerte no deberían ser en vano, así que salte por la ventana y comencé a correr por la calle hacia el supermercado, pero desgraciadamente me cruce con mi mayor amiga, una agente de policía llamada Laura, ella siempre me ayudaba para que las cosas no fueran mal con mis trastadas.
-¿Que pasa Nick, por qué corres?
-Te lo contaré todo cuando esté a salvo.
-Espera, ¿pero que pasa?
-Si ves a dos policías y preguntan por mí, diles que no me has visto por favor.
Ya me sentía casi a salvo estaba en el almacén de basuras del supermercado y parecía que no me seguían, y eso era, parecía, entraron por la puerta trasera y me esposaron sin que me diera cuenta y me sacaron de ahí para llevarme al coche patrulla, todo el mundo me miraba mal, en ese momento llego Laura.
-Lo siento, hice todo lo que pude- dijo susurrándome al oído.
-Gracias- dije con una sonrisa lo más verdaderamente posible.
-Bien hecho chaval, has matado a un compañero tuyo- no respondí, era cierto, no valía la pena esforzarse- y a tu novia, lo has hecho genial.
-¡¿Cómo que la he matado?! ¡Habéis sido vosotros cabrones!
-¿A quien crees que van a creer en el juicio?
En eso tenía toda la razón así que desistí, iba a terminar en la carcel de una forma u otra, por la ventanilla vía a mi madre llorando de una manera que me dolía verla así, mientras Laura intentaba consolarla.
Al día siguiente fue el juicio y como esperaba mi madre perdería la custodia sobre mi y me llevarían al orfanato, definitivamente mi vida era una mierda. Me dieron un día para despedirme de mi familia y amigos, es decir, despedirme de mi madre e ir al funeral de Claudia.
Con mi madre fue un día normal, pero más cariñoso, después me fui al funeral, todos iban de negro, yo le llevaba flores, cuando todos se fueron y me dejaron solo comenzó a llover, sentía las gotas de lluvia caer sobre mi traje y pelo negros y luego resbalaban por mis mejillas y cara, las gotas de lluvia se confundían con mis lagrimas, estaba roto, caí de rodillas ante la lápida y la tierra recién puesta sobre el ataúd, y comencé a golpear la tierra negando que todo aquello hubiera ocurrido, pose mi frente sobre la tierra con la intención de dar un último beso a una de las personas que más me había querido en toda mi vida. Después de haber acabado todas mis lagrimas me fui al orfanato, no quería hacer sufrir más a la gente que me quería.

R.I.P. Claudia
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Blood Of Skater #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora