Era una hermosa noche en Mexico, era una de esas hermosas noches de verano, donde las estrellas y la luna brillaban y se combinaban con el delgado y frio sereno, las luces de la ciudad creaban una atmosfera romántica en una habitación, una habitación donde la tibia luz de la luna hacia ver dos cuerpos en una cama, dos cuerpos desnudos.
Uno de esos cuerpos le pertenecía a un rubio de cabello despeinado, se encontraba profundamente dormido, esto lo hacia ver muy guapo, tenia un cuerpo muy bien moldeado, un cuerpo que causa envidia en muchos hombres y a otros como a su compañero los tenia locos, se encontraba acostado de lado, una de sus piernas estaba por encima de las piernas del otro cuerpo, al igual que uno de sus brazos que abrasaban pesadamente a su compañero, cualquiera pensaría que este no quería sentirse lejos de su compañero.
El otro cuerpo creaba un contraste junto al otro, era de un moreno pálido, con una cabellera castaña y algo despeinada por los actos que ocurrieron hace algunos minutos, era un cuerpo algo flaco pero marcado, se encontraba acostado de lado y siendo abrasado por los pesados miembros de su compañero, pero a diferencia de este el aún permanecía despierto, sus ojos se veían mas cafes delo normal por la delgada luz de la luna y humedecidos por unas pocas lagrimas que se asomaban, eran realmente una persona hermosa.
Esta para muchos parecería una romántica escena, de dos personas bastante atractivas que se aman profundamente, que se han entregado en cuerpo y alma y han formado uno solo, pero lamentablemente esto no es así, esto no es una historia como la de las novelas o películas, historias de amor tan típicas en donde ambos personajes se aman y a pesar de los obstáculos terminan unidos para siempre, esta es una historia de dolor y sufrimiento y de una persona siendo manipulada por un falso amor.
¿Qué es lo que haces, cuando sabes que algo es malo para ti, pero aun no puedes dejarlo?, esto es lo que se preguntaba a veces el castaño, era una hermosa persona, cualquiera pensaría que el lo tiene todo, que le va bien en la vida, parece una persona centrada, tan tranquila, pero no es así, dentro de esa recamara no es madamas que una pequeña presa, insegura y con miedo, siendo devorada completamente.
Todo comenzó cuando Adrian Fernandez se encontraba de regreso a su casa, como ya había dicho, tenia el cabello castaño, con un corte que lo hacia ver muy bien, un mechón que tapaba una parte de su cara, era alto y algo flaco pero con un cuerpo marcado, de un color pálido, su cara contaba con facciones finas y tenía una expresión de serenidad aumentada por los hermosos y cafes ojos que volvía locas a muchas personas, en ese entonces era una sola persona, era tranquilo, centrado, inteligente, alegre y tenia una gran pasión por la música, pertenecía a una popular banda, que si bien aun no eran muy conocidos poco a poco estaban tomando su lugar, ya tenían un considerable numero de fans en su ciudad, pero aun que no lo pareciera, en el amor no tenia tanta suerte, era muy inseguro y cada ves que un chico por el que el sentía algo se le acercaba o le hablaba el miedo a ser rechazado lo invadía, y muchas veces lo hacia cometer estupideces, muchas de sus citas terminaban mal.
Pero a diferencia de el, el otro joven llamado Alonso Villalpando era todo lo contrario, tenia el cabello de un color rubio, despeinado y algo largo, su cuerpo estaba muy bien formado, cada musculo estaba perfectamente delineado, era alto y de un color niveo, su cara era muy hermosa para la vista de todos, causaba envidia en muchos, una cara muy masculina con una mirada que erizaba a muchos cuando los veía a los ojos y es que esos grandes y profundos ojos azules tenían un poder hipnótico sorprendente, amaba el football y aunque no era muy inteligente era una persona muy astuta, a diferencia del otro era mujeriego (o sea que andaba con muchas mujeres) y se la pasaba buscando alguien que le bajara la fiebre que tenia, aunque a veces no lograba tener encuentros íntimos con las personas que elegía como sus victimas, esto lo ponía furioso y pobre del que se encontrara en su camino.