Era domingo y Sehun acababa de llegar a la cafetería. Cuando busco con la mirada al castaño no lo encontró por ningún lado. Frunciendo el ceño fue a sentarse en la mesa de siempre y abrió su libro de Química.
— Hola —cuando tocaron sus hombros dejo caer el libro y se asustó gritando vergonzosamente— ¡Lo siento!
Giro su cabeza y maldijo internamente al ver al castaño, bueno, al pelinegro, con cara preocupada.
— No pasa nada...
— ¿Sigues estudiando? ¿Cuándo son las pruebas? ¿En marzo? —asintió y el pelinegro se sentó en la misma mesa que él— Debo inscribirme también y estudiar para las pruebas.
— ¿Por qué no estás trabajando?
— Pedí un día libre —dijo sin dejar de sonreír y miro el libro que tenía en las manos— ¿Sabes? Soy realmente bueno en Química.
— Eso es bueno, yo soy un asco.
— Puedo enseñarte.
— ¿Lo...harías? —pregunto intentando ocultar su emoción y nerviosismo.
— ¡Claro! —jugo con el servilletero y miro al estudiante— ¿No vas a pedir un café?
— Acabo de llegar...
— Oh, entiendo.
Dijo riendo un poco.
— Y...me gusta que tú me atiendas.
— Pues tienes suerte, a mí me gusta atenderte.
Se sonrojo y agacho la mirada.
— Soy Baekhyun, por si no lo sabias aun —lo miro y se sonrojo al darse cuenta que el chico era aún más hermoso de cerca.
— Yo soy Sehun.
— Espero volvernos cercanos, Sehun, me gustaría ser tu...amigo.
«¿Amigo? Yo quería ser más que eso?»
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