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Allí estaba de nuevo, metida en el coche rumbo a una nueva ciudad en la cual no conocía a nadie y llena de seres sobrenaturales según mis tíos me habían contado diez horas atrás.

El viaje se estaba haciendo largo, habían pasado once horas desde que había salido de Nueva Orleans hacia Mystic Falls, y según en mapa aún me quedaban cinco horas más de camino.
No sabía si iba a ser capaz de aguantar tanto tiempo en el coche metida sin hacer nada.
Elijah, mi tío, empeñó en que no cogiera el avión porque según él ir en mi propio coche era más seguro que ir en avión.
Llevaba aproximadamente quince horas sin alimentarme y la sed de sangre se empezó a adueñar de mi en aquella carretera.
Apagué el cassette por el cual sonaba la música y empecé a concentrarme en escuchar si alguien estaba cerca.
Fue en vano ya que en esa carretera sólo me hallaba yo y mi viejo coche.
Escuché el teléfono vibrar y la pantalla se iluminó con una llamada entrante de un número desconocido, no estaba segura de si cogerlo o esperar a que se cansasen y no llamaran más, pero lo cogí sin importarme las consecuencias que pudieran haber, ya era mayorcita.

-¿Si?-atendí la llamada y hablé sin apartar la mirada de la carretera.

-¿Mikaelson?-una voz dulce, grave y completamente desconocida sonó desde el otro lado de la línea.

No respondí ante mi apellido y esperé a que el chico volviera a hablar.

-Soy Stefan, tu padre te ha hablado de mí, ¿no?-se presentó y di un suspiro de alivio al escuchar la voz de aquel chico.

-Si, me ha hablado de ti.-dije finalmente poniendo el altavoz.-Me quedan tres horas para llegar a Mystic Falls, Stefan.

-No hay problema Hope, te esperaré en la frontera, nos vemos en unas horas.-colgó y yo volví la atención a la carretera.

Cada minuto que pasaba se me hacía más largo y se me hacía más difícil concentrarme en la carretera por la falta de sangre.
Conducí unos kilómetros más hasta llegar a una área de servicio, había gente a los alrededores aunque fueran las dos de la madrugada.
Frené mi coche y lo dejé en el aparcamiento, iba siendo hora de alimentarse, no aguantaba más sin hacerlo, mi cuerpo no estaba acostumbrado.

Observé a cada uno de los presentes en el aparcamiento, la mayoría iban acompañados por su pareja o su familia, así que resultaba complicado llamar la atención de ellos.
Minutos después vi a un chico a los lejos, él estaba solo y caminaba hacía un pequeño callejón, vi que era mi oportunidad y corrí frente a él, en menos de un segundo estaba frente a él.

-No grites.-lo miré fijamente a los ojos, obligándolo gracias a los dotes que tenía ser una híbrida.

Miré a los ojos del chico y segundos después mordí su yugular, causando que la sangre saliese a borbotones y me pudiera alimentar, después de beber unos dos litros el hambre empezó a saciar, pero de todas maneras no podía parar, quería más y más sangre, sabía que estaba lastimando al chico y que si bebía unos litros más acabaría muriendo, pero no paré, seguí bebiendo hasta que el chico calló muerto a mis pies.

Me sorprendí al ver el cuello del chico desagrado y sin que saliera una gota de sangre, me llevé la mano a mis labios y empecé a temblar.
Después de un siglo aún me afectaba matar a gente inocente, y siendo lo que soy no me debería afectar.

Aterrada por el pánico dejé al chico tendido en el suelo y volví a mi coche, lo arranqué y puse rumbo a máxima de hacia Mystic Falls.

Dos horas después

Llegué a la entrada principal de Mystic Falls y busqué con desesperación a un chico como el de la foto que me había entregado mi padre, pero fue en vano, allí no había nadie.
Quizás era porque había llegado antes de lo normal o porque quizás se habían olvidado de mí.
De todas maneras conducí unos metros más, oficialmente estaba en Mystic Falls, hasta que un cuerpo se estampó contra mi coche y frené de golpe.

No, no podía volver a matar a otra persona hoy.

Desabroche mi cinturón y bajé del coche preocupada y mirando a mi alrededor para ver de qué se trataba, pero no había nadie y eso me extrañó aún más.

Tuve la intención de volver a entrar en el coche pero la puerta había sido bloqueada y ya no tenía forma de entrar.

Me asusté, me habían pillado, o eso creía yo en aquel momento.

Hasta que noté una respiración en mi cuello, sabía que no se trataba de un ser humano.
Me giré con una rapidez sobrenatural y conseguí hacerle una llave al chico que ahora estaba bajo mis pies.

Sus ojos era de un color azul intenso, vestía una cazadora negra junto a unos jeans oscuros, su tez era pálida como la de un vampiro, sus labios parecían carnosos y me dedicó una sonrisa.

Dejé de admirar a semejante Dios griego y me centré en que intentó matarme.

Debo decir que el chico en aquellos momentos me resultaba familiar, se parecía a alguien que conocía.

-¿Quien demonios eres?-dije haciendo fuerza con mi pie en su pecho.

Él intentaba zafarse pero al ser una híbrida tenía mucha más fuerza, y más siendo hija de un original.

-Da-da....

-Vamos, no tengo todo el día.-aflojé la presión contra su pecho y él dio un gran suspiro.

-Damon Salvatore.-se presentó y yo lo miré con los ojos abiertos de par en par.

-¿Que demonios haces atacando a Hope, Damon? ¿Estas loco?-el chico de la foto apareció a mis espaldas y me dedicó una sonrisa cuando vio que su hermano estaba atrapado.

-¿Hope Mikaelson? ¿Eres tú?

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⏰ Última actualización: Jun 17, 2016 ⏰

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Hope Mikaelson » Damon SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora