"Louis, ya vienen."
"Tengo miedo."
"No dejes que me lleven, Lou"
"¡Lou! ¡Ayuda!."
"¡Louis, me duele!"
"Louis, haz algo."
El sudor frió brotaba de su frente, haciendo que su flequillo se pegara a ella. Los recuerdos de aquel día estaban regresando, sin los medicamentos corriendo y quemando en su sistema no había nada que los pudiera bloquear. La pared que se había formado en su mente se había derrumbado al entrar nuevamente a la realidad. Pero no, no necesitaba encontrarse bajo la sustancia de algún somnífero para estar bien.
Los doctores mentían, se supone que las medicinas te ayudarían a controlar todo lo que te atormenta en la mente, su pasado, los engaños que ella le hacía, pero sólo hacen que todo sea más confuso y difícil para los pacientes. Primero te dicen que en un par de semanas estarás como nuevo, después se vuelven meses, hasta que te das cuenta que han pasado 10 años desde la ultima vez que estuviste con la sangre y organismo libre de drogas. Te das cuenta que has estado en el mismo cuarto frió, con sólo una ventana con barrotes donde débiles rayos de luz podían colarse.
Louis sabía que era no poder sentir el calor del sol en tu piel, que cuando salió y su piel se ilumino por el sol, pensó que se quemaría. Tuvo suerte de que fuera de noche al momento de escapar, o se hubiera quedado ciego al no tener tiempo de poder acostumbrarse a la luz reflejada en el pavimento.
Sus ojos se fueron abriendo lentamente, para dejar a la vista el mar de sus ojos, para después estos fueran frotados con la muñeca de su mano derecha, acompañado de un bostezo. Se retiró las frazadas que le daban calor y se sentó a la orilla de la cama.
Observó todo con detenimiento, estaba en el cuarto donde el chico de ojos serenos lo había llevado, donde lo había resguardado.Sabía que ahí estaba seguro, hasta que llegara alguien e invadiera su atmósfera de pasividad. Tenía miedo, pánico, sensaciones que estaban presentes a cada segundo, que ni siquiera los medicamentos podían bloquear.
Se levantó de la cama y se encamino a la puerta, tomando la fría perilla entre sus dedos y girándola hasta abrir camino a un pequeño pasillo que contaba con otras tres puertas, con una abierta mostrando un baño del cual salía Nate, quien al ver a Louis despierto una sonrisa de dibujo en su rostro dando un brillo a sus ojos.
—Hola, dormilón — Saluda el chico de ojos serenos.
—Hola —Contesta Louis —¿Puedo usar el baño?
—Claro.
Nate se abre paso y se dirige a unas escaleras al final del pasillo, pero antes da la vuelta a dirección de Louis.
—Louis —Llama obteniendo atención del aludido —Vamos a ir de compras, y nos gustaría comprarte algo de ropa —Se pasa una mano por el cabello dejando la otra reposar dentro de su bolsillo de sus vaqueros —Eso quiere decir que debes ir. Claro, si quieres.
<Patético>
Respondió de inmediato la mente de Louis. En cambio él creía que era lindo de parte de su abuelo y nieto, ser tan gentiles con extraño. El darle ayuda a un completo desconocido que atraparon robando en su jardín trasero.
<Quieren algo de ti, no confíes>
<Te harán daño>
—Cállate —Se susurro cerrando los ojos y llevándose una mano a su sien.
—¿Todo bien? — Nate se acercó con cuidado a Louis, evitando el alterarlo.
<Se esta acercando>
<Va a hacerte daño>
<Corre>
Abrió los ojos con un mar desatado en ellos, fijando su vista en el chico que tenía adelante.
—¡Aléjate!
Louis corrió al baño, encerrándose en él. Colocando las palmas de sus manos en la puerta, después de cerrarla con seguro. Sus ojos se volvieron a cerrar, la voz ahora se encontraba gritando.
El baño contaba con una tina simple, un lava manos con mueble de madera, baldosas blancas, un espejo grande y ovalado. Un retrete habitual, toallas en una repisa junto a la tina y una pequeña ventana.
Se sacudió y se colocó frente al lavabo, agarró el espejo para después lanzadlo al suelo y hacerlo añicos, con su reflejo descompuesto en ellos. Sus rodillas tocaron el suelo repleto de pedazos de vidrio, haciéndose daño y pegando un grito. Sus manos jalaban su cabello con frenesí, con desesperación, queriendo calmar la voz y una naciente punzada de dolor.
<Vienen por ti>
<Te harán daño>
<Acaba con esto>
Su rostro caliente por las lágrimas y sus mejillas rojas, abrió los ojos , el azul rodeado de rojo. Su vista estaba nublada, al igual que su mente. Un golpe en la puerta lo saco de su trance, dando vuelta en su eje, aún de rodillas para enfocar su vista en la retumbante madera.
Al otro lado Nate se encontraba lleno de pánico, primero el sonido de un cristal romperse, para después ser acompañado de un grito, el cual llamo la atención del abuelo.
El viejo subió con rapidez las escaleras, y junto a su nieto le pedían a Louis que saliera.—Deberíamos llamar a la policía o a una ambulancia —Confesó Nathaniel, dando un par de pasos atrás dejando un espacio entre la puerta y él. Saco de su bolsillo su celular y comenzó a teclear.
—Alto, cuelga ese celular —Ordeno su abuelo.
—Pero esta sufriendo una crisis, y quizá se halla hecho daño —Ignorando la orden espero en la línea.
Su celular fue arrebatado y la llamada fue cortada, para que después un dedo le apuntara demandante.
—Ese chico de adentro estaba escapando de algo cuando lo encontramos, y a juzgar por el uniforme de interno que escondía, era de un hospital — Su dedo dejo de apuntar a su nieto y se dirigió a la puerta —No podemos entregarlo, ahora es nuestra responsabilidad, así que...
Pero un grito agudo, proveniente del baño hizo que cortara la oración.
El sonido de las sirenas sonaba a lo lejos, cada vez más cerca. Su luces rojo y blanco iluminaban todo el lugar por donde ellas pasaran. Los autos orillándose abriendo espacio a la autoridad para evitar que llegara tarde a su destino. Todos al verla pasar preguntándose que habría ocurrido, otros pidiéndole a Dios que todo estuviera bien, y los demás no dándole importancia alguna.
Harry se encontraba sentado en un la banca de un parque frente a una farmacia que había sido asaltada recientemente, la ambulancia tardaría en llegar, por lo tanto sólo saldrían bolsas negras sobre una camilla de ese establecimiento. Podría ver ayudado, con su arma cargada en la parte trasera de sus vaqueros atorada en su cinturón pudieron haber ahuyentado a los ladrones, pero no era asunto suyo, así que dejo que el robo prosiguiera.
Se levantó del banco, estiró sus brazos y le dio un ultimo vistazo al lugar antes de dirigirse a su auto y abandonar aquella ciudad.
Algo estaba claro, ese día no iba a ser donde el destino de Louis y Harry se cruzaran definitivamente.
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Cuando salen las estrellas. (L.S)
FanficLas lagrimas mojaban las mejillas de Louis, Harry tan sólo se desmoronaba más. Él quería poder quitarlas, decirle que todo estaría bien y poder callar sus sollozos con un corto beso, para después susurrarle un ''Te amo'' . Pero ambos sabían que no s...