CAPITULO 3

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(...)

Todo estaba cayado, solo se escuchaba los leves ronquidos del rizado.

Era la mañana de Navidad, todos los pequeños corrían alegres afuera del jardín de sus casas, presumiendo sus nuevos juguetes a los demás vecinos infantes.
Harry se levantó apenas escucho la primera risa fuera de su respectivo hogar, el cual solo había habitado 2 semanas.
Con un gran suspiro decidió que ya era hora de levantarse o su plan se retrasaría y ya no tendría el mismo efecto esperado.
Agarro sus jeans desgastados y un par de botas negras de cordón, su camiseta negra y su chaqueta de capucha, junto sus lentes oscuros.
Se encaminó hasta una tabla floja de su sala. La levantó y saco su juguete.
Agarro su rifle "CHEYTAC M200" de Cerrojo.
Abrió su armario con el rifle a mano en busca de su estuche.
Tenía que tener todo por separado por si alguna vez llegaban los oficiales y revisaran el lugar, decirles que lo había vendido o perdido en las tantas mudanzas que tenia al año.
Fue al cuarto de baño y busco los cartuchos, descolgó su gabinete y abrió la pequeña caja fuerte que tenia detrás de este, sacando las filas de cartucho, dinero y otra billetera, con licencia de conducir e identificación falsa.
Volvió a acomodar todo y salio de su "Hogar".
Manejo por 5 minutos y llego al gran hospital privado que se encontraba cerca del fraccionamiento en el que "vivía".

Entro al lugar y sin ser visto siguió su camino al techo.

El aire tenía un olor extraño, el lugar le era desconocido, y al pararse una ola de confusión lo lleno, haciendo que todo su mundo se moviera.
Cerró los ojos, tratando de estabilizarse.

Dio un paso atrás, en busca de que sus piernas tocarán la cama y así sentarse. Respiro profundo y soltó todo el aire retenido en un gran y pesado suspiro.
Abrió los ojos, insepecxiono todo el lugar con la mirada, el cual no le era familiar. Todo el lugar era tranquilo y calido, no como su cuarto de interno en el Psiquiátrico que era frío y descolorido, no, este era pintoresco y acogedor.
Se acercó a la ventana que estaba colocada a un lado de la cama.
Se asomo por ella y vio a un pequeño jugando con un camión de bomberos.
Un señor -Su padre- pensó; Salio de la casa con un suéter y una bufanda, se dirigía a su pequeño el cual travieso salio sin nada abrigador.
El señor se acercaba a su hijo mientras dejaba sus huellas marcadas en la nieve.
Luego todo se quedo en silencio mientras el padre del pequeño caía y pintaba la nieve de rojo.
El niño corrió a su padre y le gritaba que despertará, mientras que sus diminutas manos se llenaban de sangre. La madre salió y todo parecía ir lento, como en una película.
La señora salía corriendo de la casa, pero no avanzó más, tuvo la misma suerte que su esposo y el pequeño sólo lloraba, mientras que todos los vecinos salía de sus casas para saber que ocurría.
Un anciano que al parecer salía de la casa donde se encontraba Louis  fue el único que se acercó al niño.

-¡Nathaniel!-Grito el anciano.

Un muchacho de mediana complexión, Louis no podía verle los ojos, pero si el cabello el cual era de un rubio oscuro.
Se acercó al pequeño y se lo echo en brazos, llevándolo dentro de la casa.
Los vecinos después de reaccionar llamaron a las autoridades.

La puerta abrirse a espaldas de Louis hizo separarse y dar vuelta para encarar a la persona que fuera.
Un par de ojos azules y la cabellera que había visto por la ventana, entraba al cuarto, junto a un pequeño que lo único que hacía era agarrarse fuerte de la pierna del chico.

El castaño no sintió peligro, no se puso agresivo como comúnmente lo hacía cuando se encontraba frente a desconocidos y en un lugar desconocido, agregándole que también vio a dos personas morir.
Pero puede que halla sido por lo frágil que se veía el niño o por como el rubio y el anciano habían sido los únicos en acudir a ayudar al pequeño, mientras que los demás sólo de habían quedado observando.

-Dejaré a James un momento aquí contigo - Dijo mientras entra colocando al mencionado acostado en la cama- Mientras ubicamos a sus parientes.
Su voz era calida.
Louis supo por como trato al pequeño como él trataba a su hermana. Sabía que no debía tener miedo, no por ahora.

(...)

Un rizado salía apresurado del hospital cuidando que nadie lo viera.
Se acomodo sus anteojos de sol oscuros y se puso su gorra que ocultaba su cabellera, acomodando algunos rizos salvajes fuera de su rostro.
Apresurado echo la maleta atrás y subió al auto. Lo encendió y comenzó a manejar, alejándose del edificio, dirijiendose al fraccionamiento.

Louis miraba por la ventana y su cuerpo se tenso al ver al chico que le había a robado la billetera pasar en un auto por el lugar, pero ahora sus ojos eran verdes y sus rizos estaba al descubierto.

Harry se había quitado todas sus "máscaras" y había quedado como una persona normal, la cual no lo era.
Era un chico que cualquiera podría considerar atractivo, o esquisito como un dios griego, o como un mensajero de lucifer.
No, no podía verse como una persona normal. Tenía un rostro que no se podría olvidar, pero cuando tu vista iba a sus ojos lo único que querías hacer era borrarlo de tu mente, ver la maldad pura acompañado de un vacío, te provocaba horror, te hacia sentir miedo.

El color azul y el verde chocaron por un momento, pero el duelo de ojos esmeralda desvío la vista, como si solo hubiera visto a una persona más observar el desastre que el causaba.

Louis siento miedo, pero ese sentimiento se desvaneció cuando una pequeña voz le pregunto.

-¿Mis papis están bien?-Dijo la voz del infante con un par de ojos marrones llenos de lágrimas.

Louis recordó cuando estaba pequeñi, siempre acababa con los ojos así cada hora y quizo proteger a aquel niño, no quería que se sintiera sólo, como él siempre lo hizo, menos cuando lo tenia a él.

Se puso de la estatura del niño.

-Pronto irás con algún familiar - Dijo el castaña.

-Pero yo quiero a mi mami.

-Eso no puede ser posible.

-¿Porque?-Pregunto el niño con el miedo y la duda en su voz.

-Por qué no- Dijo Louis firme, quería decirle que su madre y padre estaban muertos, que él había sido testigo de aquello, que jamás volvería a verlos y que tenía que enfrentar eso, o en cambio sería un feo recuerdo, una terrible pesadilla y un aterrador fantasma que lo estaría persiguiendo el resto de su vida y al final terminaría en un Psiquiátrico, con medicamentos 5 veces al día, inyecciones cada vez que tenias un episodio, o simplemente con una camisa se fuerza por un mes en aislamiento.

-James, tu tio te espera abajo, ve - Dijo el chico que había traído al niño.

El pequeño salió corriendo de la habitación.

-Por cierto, Soy Nate- Se presentó el chico.

-Louis.

La habitación se quedo en un silencio incómodo, al menos para Nate, al castaño le daba igual.
Mantenía su rostro neutro, sin ninguna emoción. Solo una, la admiración.
Ese chico le agrado, de una forma extraña que ni él mismo entendía.
Se le hizo algo heroico de alguna manera por a ver sido el único en acercarse a a aquel pequeño y alejarlo de los cuerpos sin vida de sus padres.

"Es solo un niño".

Pensó

"¿Cómo podrá vivir sin sus padres?"

<Cómo tu lo hiciste>

Le respondió aquella débil voz.

Se volteo nuevamente a la ventana y aquellos ojos verdes volvieron a su mente, ese chico de cabello rizado con esa mirada tan fría e inexpresiva que tenia, tan fría, tan extraña, tan llena de odio, pero de alguna forma se sintióél, sintió estar de regreso. Tuvo control por un segundo en si mismo, por un momento olvido que era un chico que sufría delirio y constantes quiebres psicológicos.
El chico que necesitaba un potente sedante y una camisa de fuerza bien ajustada para mantenerlo en control .

-¿Tienes hambre?- Aquella voz tan pacífica y cálida la saco de su pequeño trance. Solo asintió -Te voy a traer un poco de comida - Dijo y se fue del cuarto cerrando la puerta al irse.

Le era increíble cómo aún seguía bien. Volvió a dirigir su vista a la ventana, viendo como ponían cordón amarillo alrededor de la escena del crimen.

Cuando salen las estrellas. (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora